La criptominería es un negocio que utiliza energía. Por ejemplo, el consumo de electricidad para la producción de bitcoins es igual al consumo de energía que en toda Suecia durante un año. Los altos costos de energía para la producción de criptomonedas contribuyen a la creciente popularidad de la minería maliciosa o el cryptojacking, amenazas que se infiltran en el dispositivo de un usuario para minar criptomonedas de manera sigilosa. Es posible que la víctima ni siquiera se percate que alguien esté utilizando los recursos de procesamiento de su dispositivo para ello, ya que el malware se ejecuta en modo oculto.
El alto consumo de energía durante el cryptojacking no solo puede conducir a una disminución en el rendimiento del dispositivo, sino que también tiene consecuencias negativas para el medio ambiente. En 2019, Kaspersky desarrolló e introdujo una metodología especial que permite a los consumidores y empresas evaluar el impacto de la minería ilegal en el medio ambiente. En el proceso, descubrimos que la cantidad de energía utilizada en la minería puede alcanzar 1,67 GWh, energía comparable a la necesaria para abastecer a una ciudad completa por un año o cargar 15,000 automóviles eléctricos. Según nuevas estadísticas, la tendencia del aumento en el consumo de energía por parte de la criptominería continúa.
En 2022, los productos de Kaspersky evitaron 202,540,954 intentos de secuestradores de usar otro dispositivo para la minería de criptomonedas. Para calcular la cantidad mínima de energía que se ahorra al bloquear los mineros maliciosos, usamos la fórmula del estudio de 2019 que se muestra a continuación:
Según los cálculos, este valor es de 4.28 ± 2.67 GWh. Si se convierte en emisiones de dióxido de carbono al promedio global con base en la estimación del Independent Energy Think Tank Ember, se evitaron entre 700 y 3,000 toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero (CO₂) en la atmósfera.
El costo de esta cantidad de energía varía de un país a otro. Por ejemplo, si esa cantidad de energía se consumiera íntegramente en EE.UU., los usuarios estadounidenses tendrían que desembolsar alrededor de $1.2 millones de dólares, mientras que los residentes de Dinamarca, donde el precio de la electricidad es actualmente el más alto, tendrían que pagar $4 millones de dólares.
“Aunque el peligro de la criptominería para los dispositivos de las víctimas es conocido, el impacto negativo de esta amenaza en el medio ambiente no es tan obvio. Es importante entender que cuanta más energía consume la minería, más dióxido de carbono y otras sustancias nocivas se emiten a la atmósfera. Proteger a los clientes de esta ciberamenaza no solo conduce a una mejor vida digital, sino que también sirve como una medida preventiva para aumentar la sostenibilidad ambiental, especialmente donde residen grandes poblaciones”, dijo Maria Losyukova, directora de sostenibilidad en Kaspersky.