Las pérdidas por fraude en las empresas se dispararon en México, debido a la crisis financiera global que inició en 2008.
Aunque en general, de 2008 a 2010, el número de estafas disminuyó de 77 a 75 por ciento, las pérdidas para las empresas aumentaron, pues pasaron de 11 mil 700 millones de pesos a 18 mil 200 millones durante este año, 55.5 por ciento más.
Según los resultados de la Encuesta de Fraude en México 2010, realizada por KPMG, que se presentará el 24 de agosto, este año el nivel de incidencia de esos delitos en nuestro país se mantuvo como el más alto de América Latina, pues afectó a 75 por ciento de las empresas, en comparación con 68 por ciento en Brasil, 41 en Argentina y Chile, así como 31 por ciento en Uruguay.
El número de fraudes internos se elevó en los últimos dos años, pues pasó de 60 a 77 por ciento, debido a que, al tratar de sortear la crisis global y los riesgos externos, las compañías descuidaron su seguridad, explica a El Financiero Arturo del Castillo, gerente de Financial Advisory Services de KPMG y coautor del estudio.
El fraude interno más común fue la malversación de activos (robo), con 43 por ciento de incidencia, pero el delito que más pérdidas económicas causó fue el manipulación o falsificación de información financiera, pues aunque sólo representó 10 por ciento de los ilícitos, provocó 70 por ciento de las pérdidas.
Los quebrantos financieros fueron, por lo regular, cometidos por miembros de la alta dirección de las empresas. Se trata de empleados de entre 35 y 50 años, con una antigüedad en la compañía de diez a 15 años, que cometen estafas de 3.3 millones de pesos en promedio, revela el estudio de la firma de auditoría y consultoría KPMG.
La reforma financiera aprobada en Estados Unidos será insuficiente para cerrarla la puerta a estos delitos, ya que para combatirlos en serio se requiere de nuevas reglas que se apliquen a nivel mundial, considera Del Castillo.
La cultura de cumplimiento de las leyes y el bien cimentado Estado de derecho de un país sí mejoran las condiciones en que operan las empresas, pero no son garantía de que estarán libres del riesgo de ser defraudadas, señala el especialista.
Enemigos y aliados
Así como en 2010 el principal enemigo de las empresas estuvo en casa, también es dentro de la compañía donde se encuentran los mejores aliados, ya que 48 por ciento de los fraudes fue detectado gracias a la denuncia de algún empleado y 33 por ciento se descubrió por el control interno.
El optimismo que mostraron en 2008 las compañías mexicanas sobre el riesgo de padecer algún quebranto desapareció en 2010, pues hoy 52 por ciento percibe un mayor peligro en comparación con 13 por ciento de hace dos años.
Pese a los incrementos en las pérdidas por fraude y a la percepción de mayor riesgo de ser víctimas de estos delitos, las firmas nacionales no ha avanzado en la cultura de prevención, que les reduciría el peligro hasta en 70 por ciento, dice el gerente de Financial Advisory Services de KPMG.
Sin embargo, KPMG advierte que la “crisis económica mundial ha potenciado los riesgos que enfrentan las compañías que operan en México”.
El medio ambiente actual es más adverso para los negocios, lo que ha puesto en evidencia las principales debilidades de control de las empresas.
La consultora destaca que la alta incidencia de fraudes en México, en especial los quebrantos cometidos por la alta dirección, es una “señal clara de que algo muy malo está sucediendo en las compañías y que es necesario reforzar su capacidad de control y gobierno corporativo”.
Fuente: El Financiero; Finanzas, p. 5
Autor: Genaro Mejía
Publicada: 17 de agosto 2010