La agricultura protegida o aquella que se hace en invernaderos y casas de sombra ha tenido un boom en los últimos cinco años, al grado que incluso empresarios de otras industrias, como la textil e inmobiliaria, han decidido incursionar en este mercado, atraídos por su alta rentabilidad, toda vez que entre el 80 y 90% de la producción se destina a la exportación.
En 2006, un grupo de ellos, encabezado por Alfredo Achar, decidió apostar por el campo mexicano, invirtiendo en Agropark, un centro integral para la producción de hortalizas y flores, único en su tipo en el continente americano, ubicado en el municipio de Colón, en Querétaro, donde anualmente se producen 81 mil 300 toneladas de jitomate, pimiento y pepino, que se venden en EU y Canadá. Productores como Coco Colima, que exportan agua, leche, aceite, harina y mantequilla de coco a EU, Colombia, Chile e Israel, analizan la posibilidad de participar de este negocio en un futuro cercano.
Incluso existe una franquicia agrícola hidropónica de chile habanero, llamada Amar Hidroponia —única en el mundo—, fundada por Rodrigo Domenzáin, un empresario mexicano, erigida en Leona Vicario, un pueblo rural de Quintana Roo, dedicado fundamentalmente a actividades agropecuarias. La empresa recientemente alcanzó las 100 franquicias-hectáreas, mismas que producirán 6,000 toneladas de chile habanero al año, que serán exportadas al mercado estadounidense. Más adelante, diversificará su negocio, incorporando a su producción el pepino, pimiento y calabaza.
Países como Holanda ya están volteando la vista hacia México, específicamente a estados como Querétaro, donde la agricultura protegida empieza a despuntar, para producir flores en invernaderos y exportarlas a Norteamérica; mientras que otros, como China, Corea y Japón, buscan que nuestro país sea un proveedor importante de hortalizas, frutas, flores.
La demanda cada vez mayor de hortalizas mexicanas, principalmente jitomate, pimiento y pepino, en Estados Unidos, Canadá, Europa, Corea, Japón y China, aceleró el desarrollo de la agricultura protegida en México. Esta industria ya está presente en los 32 estados del país, con una extensión superior a las 25 mil hectáreas y más de 30 mil 932 instalaciones, que producen más de 3.5 millones de toneladas anualmente y cuyo valor supera los 3 mil 500 millones de dólares (mdd), de acuerdo con la Asociación Mexicana de Horticultura Protegida (AMHPAC) y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
Y es que México cuenta con un territorio vasto, rico, con una gran diversidad de climas y amplia disponibilidad de recursos humanos; así como con una ubicación privilegiada y tratados de libre comercio para exportar a Norteamérica, Centro y Sudamérica, Europa y Asia.
El campo será el principal sector exportador
Todo parece indicar que aquella visión antigua que se tenía del campo, de ser un sector con problemas sociales, conflictivo y poco productivo, está cambiando gracias a la agricultura protegida y al nivel de tecnificación y desarrollo que también ha alcanzado la agricultura a cielo abierto, al menos en Baja California, Chihuahua, Jalisco, Michoacán, Puebla, Sinaloa, Sonora y, más recientemente, Baja California Sur, San Luis Potosí, Guanajuato y Querétaro, donde se concentra la producción agrícola y las exportaciones.
“Creemos que el campo es el futuro de México, por todo lo que puede generar en materia de divisas, empleo, infraestructura y, lo más importante, autosuficiencia alimentaria y desarrollo de la gente. Estoy seguro de que el campo va a ser el principal sector exportador y generará más divisas de las que hoy producen tres o cuatro sectores juntos, y la agricultura protegida será protagonista”, afirma Alberto Amkie, director general de Agropark.
Rubí Robles, directora de Frutas, Hortalizas y Ornamentales, de la Subsecretaría de Agricultura, indica que la agricultura protegida le ha venido a cambiar el rostro al campo mexicano, no solo por su alta rentabilidad, sino porque es uno de los sectores que menos subsidios reciben por parte del gobierno federal y que mejores resultados le están dando al país.
“La agricultura protegida en México, que hoy tiene un valor de alrededor de 3,500 mdd, es una tecnología que tiene cerca de 15 años de haberse introducido en nuestro país y que desde hace cinco años tiene un boom, debido a su alta rentabilidad, pues entre el 80 y 90% de la producción se exporta”, subraya.
La Subsecretaría de Agricultura cuenta con el programa Apoyo a la Agricultura Protegida, operado por la Dirección General de Fomento a la Agricultura, que lleva siete años en operación y maneja recursos limitados, de apenas 400 mdp, en apoyo a productores de invernadero, casas sombra y otras tecnologías. Aunque son
recursos a fondo perdido, no es un subsidio total, pues el beneficiario tiene que dar el 50% del valor del proyecto.
“Es uno de los programas que menos recursos recibe, pero que más resultados está dando al país, pues apoya a productores que ya tienen experiencia en el manejo de este tipo de tecnología; no apoyamos a productores nuevos, porque se requiere cierto nivel de especialidad. Manejamos apoyos de 15,000 pesos por hectárea a microtúnel (estructuras construidas para la protección de las plantas de hortalizas); 30,000 pesos para macrotúnel (estructura de acero muy liviana en forma de túnel que sostiene una película plástica especial y que al ir unido con cada túnel se forman naves); 100,000 pesos para malla antigranizo, 300,000 pesos para malla sombra y 900,000 pesos para invernaderos, categoría que acapara la mayor parte de los recursos del programa”, detalla Robles.
Con un crecimiento promedio anual del 12% y una demanda cada vez mayor de alimentos en el mundo, la agricultura protegida en el país se ha convertido en uno de los polos de atracción de inversión y el futuro del campo.
Fuente: AltoNivel