La crisis financiera y sus excesos han generado un caldo de cultivo en el que han germinado iniciativas que intentan dar un vuelco al sector bancario, o al menos aportar una mirada diferente con cierto poso moral.
Entre ellas, la banca ética saca pecho con cifras que avalan un crecimiento sostenido de clientes. Al abrigo de movimientos como el 15-M, con miles de indignados buscando alternativas a una banca tradicional que rechazan, estas entidades han sumado en los últimos meses más clientes que nunca y su crecimiento, aunque limitado, es constante.
«Miré la lista de empresas en las que invertía y ninguna me gustaba. Fue muy placentero decirle a mi entidad que quería retirar todos mis depósitos en bolsa. Aunque fue un proceso muy madurado y lento, luego tienes la conciencia mucho más tranquila porque tu dinero pasa un filtro ético», relata Víctor Maeso, cooperativista de Manresa (Barcelona).
La banca ética, compuesta por apenas cinco entidades y algo más de 50.000 clientes, defiende una total transparencia, que solo invierte en economía real, no especula con el capital y financia proyectos vinculados a sectores como las energías renovables o la agricultura ecológica y toma la justicia social como su particular Biblia.
Aún representan un porcentaje ínfimo en el conjunto de las finanzas españolas. «Es una carrera de fondo que requiere mucho tiempo. Antes éramos cuatro gatos y ahora que ya no somos ONG aisladas, sientes una satisfacción profesional. También la banca tradicional empieza a estar más preocupada por su responsabilidad social, porque en nombre de maximizar los beneficios no todo vale», expone Annie Yumi Joh, de Setem, una ONG que desde hace una década promueve las finanzas éticas. En su último informe, Setem denunció que 14 bancos españoles participan en 19 de las principales empresas fabricantes de armas controvertidas y prohibidas. «Tras elaborar el informe, la BBK respondió enseguida diciendo que había vendido su participación en una fábrica de armas nucleares», resalta satisfecha Joh.
Triodos Bank atesora el grueso de los clientes de banca ética en España (45.000) y el año pasado creció un 60%. Desde que los indignados expresaron su rotundo malestar el pasado mayo, la entidad ha sumado 9.000 nuevos clientes gracias a una visibilidad en los medios amplificada por el 15-M, ya que sus campañas de publicidad son de bajo impacto. «Cuando una persona se hace cliente nuestro, acaba de decidir que toma decisiones financieras no solo mirando el precio. Incorpora valores, ideales y los promueve», afirma Esteban Barroso, director general de Triodos, cuyo volumen de negocio ronda los 1.000 millones entre activos y pasivos. El banco, que nació en Holanda hace 30 años y posee en todo el mundo más de 300.000 clientes, presume de la fidelidad de sus usuarios y la experiencia que atesora. «No es lo mismo invertir en renovables que en nucleares, en agricultura ecológica que en transgénicos, en comercio justo y cooperación al desarrollo que en negocios contra los derechos humanos», ejemplifica Barroso.
El impulso que el descontento generado por la virulencia de la crisis ha dado a este tipo de banca, es patente. «Hace años la gente nos equiparaba con las cajas de ahorro, y eso ha caído por los suelos. Ahora las cajas promueven la banca cívica porque el cliente ya no se cree que beneficia a la sociedad», expone crítico Juan Garibi, de la fundación Fiare, que cuenta con 30 millones de volumen de negocio y 1.600 clientes. Fiare ha multiplicado por dos el volumen de negocio y por tres los clientes en solo dos años. «Ahora todos dicen que escuchan al 15-M, pero nadie dice que les hará caso», añade con ironía.
Y mientras, los indignados apoyan la banca ética pero con la boca pequeña: «La vemos como una alternativa a la banca privada tradicional, como un bien para hacer mañana mismo. Sacar los ahorros y meterlos en banca ética. Pero es una opción a corto plazo. Nosotros abogamos por la banca pública, que también sería ética», propone Alberto Garzón, del consejo científico de Attac España, un movimiento integrado en el 15-M.
Otras voces no ven un gran futuro a la banca ética. «La evidencia empírica demuestra que son ejemplos raros y excepciones. Al final este tipo de bancos termina comportándose igual que el resto o capturados por otros grupos», opina Jesús Fernández-Villaverde, profesor de la Universidad de Pensilvania e investigador de Fedea. Sin embargo, al margen de si la banca ética cuajará y su cuota de mercado será algún día significativa, los expertos coinciden en resaltar las lagunas que arrastra el sector. Y algunos censuran con crudeza su falta de escrúpulos. «No hay manera de que un cliente sepa dónde invierte el banco su dinero. Si supiera que financia la evasión de impuestos desde paraísos fiscales, el blanqueo y la compraventa de armas… El problema es la transparencia que no se les exige», plantea Juan Torres, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla.
Fuente: Elpais.com
Por: Javier Martín-Arroyo
Publicada: 5 de septiembre de 2011.