El problema de la obesidad a nivel mundial se ha duplicado desde la década de los ochenta; de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) casi tres millones de personas adultas mueren cada año por esta causa. Sin embargo los esfuerzos por crear conciencia entre la población respecto a los riesgos de padecer sobrepeso parecen no ser suficientes. ¿Será necesario acudir a medidas mucho más drásticas para prevenirla? Algunas organizaciones internacionales consideran que sí.
La Federación Mundial de la Obesidad (WOF) y la organización Internacional de Consumidores (CI) consideran que la comida con alto contenido calórico puede representar un riesgo para la salud incluso mayor al del consumo de tabaco, por lo que se han pronunciado a favor de normas más estrictas que regulen la publicidad, el envasado y el contenido de los productos de esta característica en el mercado.
La propuesta de estas organizaciones incluye reglamentar los niveles de sal, azúcar y grasas saturadas permitidas en los alimentos y bebidas, así como la eliminación de las grasas trans dentro los mismos en los próximos cinco años.
De acuerdo con información de BBC el doctor Ian Campbell, médico y fundador del Foro Nacional de Obesidad en Reino Unido dijo estar convencido de que estas recomendaciones constituyen medidas prácticas y sensatas para la prevención. «El hecho ineludible es que la obesidad esta matando a una escala masiva y sólo la acción de los gobiernos para abordar directamente el problema desde su origen conducirá a una disminución significativa», aseguró.
En México, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofrepris) ya ha comenzado a imponer nuevas regulaciones en el etiquetado de los alimentos con el fin de transparentar el contenido nutricional por envase en lugar de las engañosas cantidades por porción que se reportaban con anterioridad.
Como parte de sus esfuerzos para controlar y prevenir este problema de salud pública, el gobierno mexicano también ha prohibido la publicidad de alimentos poco saludables en horario infantil o en los programas que no logren acreditar con estudios de audiencia un porcentaje menor a 35% de publico entre los 4 y 12 años de edad.
Adicional a esto, el vocero de la organización CI Luke Upchurch ha propuesto que los gobiernos de todo el mundo brinden a este problema el mismo tratamiento que la industria del tabaco ha recibido para su regulación, postura que ha recibido el apoyo de Olivier De Schutter en un discurso reciente durante la inauguración de la cumbre anual de la Organización Mundial de la Salud .
Desde luego esto incluye la implementación de normas que obliguen a las empresas a incluir dentro de sus empaques imágenes que reflejen el daño que la obesidad puede causar a la salud humana, de la misma forma que se hace con las tabacaleras.
«Si la obesidad fuera una enfermedad infecciosa, habríamos visto miles de millones de dólares invertidos para controlarla, pero como está causada principalmente por el exceso del consumí de alimentos grasos y con mucha azúcar, hemos visto que las legislaciones están renuentes a interferir con los intereses de grandes corporaciones», asegura el doctor Tim Lobstein, vocero de WOF.
Sin embargo el acelerado incremento de la obesidad en el mundo constituye un problema que debe atacarse desde todos los frentes posibles, el papel de los gobiernos internacionales y las alianzas que estos puedan crear con empresas y organizaciones para fortalecer la promoción de hábitos más saludables de consumo, incentivar la actividad física e implementar programas de educación nutricional principalmente entre la población de menor edad, serán herramientas fundamentales en la lucha por erradicar el problema. ¿O acaso las imágenes alarmantes por sí mismas han terminado con el tabaquismo?