La discapacidad debe formar parte obligatoriamente del diseño de toda política de Responsabilidad Social de las empresas (RSE). Y es que, la RSE es una cuestión de derechos que deben cumplirse. Así lo entiende Ramón Jáuregui, experto en el tema, además de diputado socialista. Asegura que si todas las empresas del mundo fueran rigurosas en el cumplimiento de los Derechos Humanos, el mundo sería mucho mejor de lo que es. De hecho, entiende que la actitud irresponsable del mundo actual es, en gran parte, la causa de la crisis.
La Responsabilidad Social Empresarial, ¿es cuestión de ética, de ciudadanía? ¿Es voluntaria u obligatoria?
Es todo eso y mucho más. Son derechos que deben cumplirse con largueza. Es ética porque la RSE se extiende sobre una base cultural y filosófica que entraña un sentido amplio de la Responsabilidad de la empresa para con su entorno humano y físico.
Es ciudadanía porque esa bella palabra entraña derechos y deberes y porque, incluir a la empresa en esas exigencias, les hace “ciudadanos” de un espacio sostenible y habitable de convivencia.
¿Podría llegar a regularse o debe pertenecer al ámbito privado en su totalidad? En ese caso, ¿cómo se podría regular algo que supuestamente es voluntario?
Es voluntaria porque su naturaleza lo es. Lo legal es exigible y no entraña esa cultura de aspiración a la excelencia que lleva consigo la RSE.
La regulación de la RSE no es para convertirla en ley obligatoria, sino para ordenarla y estimularla. En definitiva, para fomentar y expandir unas prácticas que se consideran intrínsecamente buenas y convenientes y para poner reglas que permitan desarrollar esa cultura en leal competencia, en la libertad del mercado.
«La RSE integra la discapacidad, no hay verdadera política de RSE si en ella no se contempla la discapacidad»
Asegura usted en su blog que los derechos humanos son de obligado cumplimiento para las empresas, independientemente de su potencial repercusión en costes e ingresos. ¿Incluye los derechos de las personas con discapacidad en ese ámbito? ¿Es, por tanto, la discapacidad objetivo obligado de la RSE?
Una lectura avanzada de los Convenios internacionales de los Derechos Humanos es exigible a todos, en todos los lugares del mundo. Sobre ese suelo de dignidad humana se edifican los ordenamientos jurídicos nacionales, superándolo en mucho, en los países democráticos y, en particular, en los Estados Sociales de Derecho.
Naturalmente, la discapacidad y en particular los Derechos de las Personas con Discapacidad, se inscriben en esas Cartas Fundamentales.
Desde ambos puntos de vista, la RSE integra la discapacidad. Hasta el punto de que puede decirse que no hay verdadera política de RSE, si en ella no se contempla la discapacidad.
En ese caso, ¿en qué aspectos podría trabajar la RSE a favor de la discapacidad y cómo?
Para empezar, la discapacidad debería formar parte obligatoriamente del diseño de toda política de RSE en las empresas. Empezando por el cumplimiento de las leyes y siguiendo por políticas activas de integración laboral de las personas con discapacidad. En esencia, cada empresa que diseña política de RSE debería contemplar la discapacidad como un elemento nuclear de sus grupos de interés y debería rendir cuentas en sus memorias anuales de sus actividades y de sus progresos en esta materia.
«La larga marcha por la integración Laboral/Social de las personas con discapacidad, ha experimentado un notable avance a través del impulso de la RSE»
¿Se actúa en consecuencia?
Hay casos extraordinarios de empresas que están haciendo avances notables en la integración laboral de la discapacidad. Hay empresas que han tomado la discapacidad como estrella de sus políticas de Acción Social, aunque su política de RSE deje mucho que desear en otras materias. Pero también ocurre lo contrario, es decir, empresas que no han incluido la discapacidad en sus políticas de RSE y empresas (desgraciadamente, la mayoría) que ni hacen RSE, ni piensan en la discapacidad.
Con todo, soy de los que creen que la larga marcha por la integración Laboral/Social de las personas con discapacidad, ha experimentado un notable avance a través del impulso de la RSE.
En el caso de la discapacidad existen ya normas que las empresas incumplen (como la Lismi) y que podrían entrar en ese aspecto de responsabilidad respecto a los derechos humanos. Si no se cumplen las normas, ¿cómo podemos lograr que se cumpla una acción responsable y voluntaria?
Es un camino largo. Hay que hacer visible la discapacidad como una constante de nuestra realidad. Hay que mejorar las normas que estimulan su integración laboral. Hay que seguir haciendo, sin pausa, el trabajo que hace el CERMI. Hay que seguir impulsando la RSE como una herramienta al servicio de esta causa.
«La discapacidad, junto a los esfuerzos en materia medioambiental, son los dos planos de la RSE más utilizados y mejor compensados en términos de retornos en resultados económicos y en intangibles reputacionales»
¿Se conoce en España suficientemente la RSE y en concreto la adhesión de las empresas a esta acción responsable?
Creo que no se han utilizado suficientemente las oportunidades que nos brinda la RSE en favor de los Derechos de las personas con discapacidad. También creo que la RSE no se conoce suficientemente en la sociedad española.
La discapacidad es una acción muy rentable en términos de Reputación corporativa. Junto a los esfuerzos en materia medioambiental, son los dos planos de la RSE más utilizados y mejor compensados en términos de retornos en resultados económicos y en intangibles reputacionales.
Pienso que fomentar la ecuación RSE-Discapacidad, es una herramienta formidable para avanzar en esta larga marcha.
Se relaciona siempre la RSE con las grandes empresas, ¿es posible la RSE en pequeñas y medianas empresas?
Debiera serlo y si lo fuera, daríamos un paso enorme. Cuando la RSE se extienda a las medianas empresas y, cuando estas prácticas se generalicen en ese tejido económico, estaremos hablando de miles de acciones positivas.
¿Cómo se hace esto? Tres ideas son claves, una, que las grandes empresas la exijan a su cadena de proveedores; dos, que se sigan estimulando estas prácticas desde la contratación pública, y tres, que se favorezcan las demandas sociales y la información pública sobre la RSE.
«Si todas las empresas del mundo fueran rigurosas en el cumplimiento de los DDHH en todos los lugares del mundo en los que operan, créame, el mundo sería mucho mejor de lo que es»
También comenta en su blog el escaso conocimiento sobre el cumplimiento de los derechos humanos por parte de las empresas e invita al mundo académico a la investigación en este tema, ¿cómo se traduce esta propuesta?
Los DDHH son una tabla de Derechos, de dignidad humana y de trabajo decente, universalmente conocidos. Son exigibles en Bolivia y en Nigeria, en Camboya y en Madagascar. La exigencia generalizada de su cumplimiento a todas las empresas, en todo el mundo, nos permitiría un avance civilizatorio e impediría mucho dumping social. Naciones Unidas (Informe Ruggie), trabaja en la exigencia ante los tribunales de los países origen de las multinacionales, de su cumplimiento. Me parece un gran camino.
Si todas las empresas del mundo fueran rigurosas en el cumplimiento de los DDHH en todos los lugares del mundo en los que operan, créame, el mundo sería mucho mejor de lo que es.
«La crisis ha deprimido el avance cultural y la práctica de RSE… es necesario un nuevo impulso. Hay que volver a convocar a los interlocutores de la RSE en España, que son muchos, y hay que renovar el consenso socioeconómico en torno a una agenda de revitalización de la RSE para los próximos cinco años»
¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta la RSE en esta época de crisis?, ¿está afectando a la credibilidad de la propia RSE?
No puedo negar que la crisis ha deprimido el avance cultural y la práctica de RSE. Vivimos un cierto apagón cultural, un evidente estancamiento sobre la idea. Es una paradoja, porque todos sabemos que la crisis se ha producido, en gran parte, por comportamientos gravemente irresponsables. Desgraciadamente, el gobierno de España prácticamente ha enterrado lo que habíamos construido durante estos últimos diez años.
¿Qué se puede hacer? Yo creo que es necesario un nuevo impulso. Hay que volver a convocar a los interlocutores de la RSE en España, que son muchos, y hay que renovar el consenso socioeconómico en torno a una agenda de revitalización de la RSE para los próximos cinco años.
Fuente: Ramón Jáuregui