Esta crisis podría ser una oportunidad para buscar un modelo sustentable que haga del sistema industrial unidireccional de producción que genera basura, un sistema circular autosuficiente de reutilización y valoración de materiales secundarios. Pero lo anterior depende de lo que hagamos ahora.
El cierre del Bordo Poniente puso en evidencia una crisis a nivel nacional en cuanto al manejo y disposición de residuos no sólo por el problema inmediato de dónde depositar la basura del Distrito Federal, o porque casi un tercio de la basura nacional se deposita en basureros clandestinos y más de 60% en otros a cielo abierto, sino además porque este tema ha sido poco abordado tanto en políticas públicas como en el ámbito legislativo.
EI reto fundamental para terminar con la crisis del manejo de residuos no radica en construir otro relleno sanitario [lo que quizá sea necesario] ni que éste tenga una operación más eficiente, que le permita tener una vida más larga.
La solución no es dónde depositar la basura, sino reducir progresivamente su producción mediante la recuperación de materiales y el crecimiento de la industria del reciclaje. Para ello, habrá que cambiar el marco jurídico del país, pues hoy las leyes y las normas de manejo de residuos sólidos urbanos perpetúan el patético sistema de disposición de basura que padece el país.
Es necesario pensar en un nuevo modelo de gestión, al menos con las siguientes características:
1. Revalorar materiales
De acuerdo con la SEMARNAT, en el Distrito Federal se generan diariamente 12 500 toneladas de basura, de las que casi 40% es reciclable. PET, metal, vidrio, papel y cartón tienen un nicho de mercado, y algunos materiales incluso se exportan, como el PET, que desde hace unos años se vende a China, pero otros materiales menos valorados y susceptibles de ser reutilizados (sobre todo otros tipos de plásticos) terminan enterrados en los rellenos sanitarios.
Si bien no hay cifras muy confiables, se estima que en México sólo se recicla entre 10% del vidrio y 15% del tetrapack, mientras que se podría reciclar hasta 60% de ellos.
Poco se ha hecho en materia legislativa y aún no se ha planteado una política pública para fomentar el reciclaje, pues lo que no se ha puesto en la mesa de debate es la necesidad de revalorar la mayor cantidad posible de materiales y promover la fabricación de productos reutilizables.
Para lograr una política sustentable en el manejo de los residuos, es fundamental que los productores se responsabilicen de los empaques, envases y embalaje que ponen a circularen el mercado, para que sean recuperados y reciclados en forma eficiente. Esta práctica no sólo implica obligaciones para los productores; también lleva implícitas ventajas específicas, pues les permite tener certidumbre jurídica sobre la recuperación de sus envases y empaques, y acceder a un mercado de materiales secundarios [materiales derivados del reciclaje] menos volátil que el actual.
Países como Alemania o Australia han implementado políticas de basura cero. Desde hace 20 años, Alemania tiene un sistema dual para reciclar las envolturas de los productos, que obliga a la industria a retirar los envases y embalajes vacios que no estén integrados en un sistema de reutilización. La industria paga una cuota al sistema dual para que se haga cargo de recolectar y reciclar las envolturas y los envases. En este país, más de 90 millones de toneladas de envases han sido recuperadas desde 1990, equivalentes a un ahorro de 24 millones de toneladas de emisiones de CO2.
En América Latina destaca la ciudad de Buenos Aires, donde la ley Basura cero, promulgada en 2006, tiene como objetivos reducir en 30% la cantidad de toneladas que son enviadas al relleno sanitario, y se espera que para 2017 se haga reducido en 75%.
En este sentido, un modelo de basura cero permitiría a México salir del círculo vicioso de la saturación de rellenos sanitarios y entrar en uno virtuoso, en el que los desechos formen parte de un modelo sustentable para el medio ambiente, que reduzca las emisiones de carbono y sea redituable para todos los actores involucrados.
El éxito de estos proyectos se debe en primer término a un esquema de reciclaje obligatorio para el sector industrial, pero a su vez, a la cooperación de los ciudadanos que hacen una separación diferenciada en sus casas, no sólo de basura orgánica e inorgánica, sino de papel y cartón, aluminio, vidrio, PET y basura orgánica, es decir, reciclables y no reciclables. En México, esto implicaría cambiar la ley, así como iniciar programas de concientización y educación.
El país necesita una legislación que promueva un mejor manejo de los residuos [incluso si se requiere quitarle esta facultad a los municipios, hoy establecida en el Artículo 1 15 de nuestra Constitución] y una política de Estado que enfrente esta crisis que se agudizará con los años, pues la cantidad de desechos generados en las zonas urbanas irá en aumento.
2. Ordenar el mercado
El mercado de materiales en México responde a modelos informales, sin regulación, donde los precios varían drásticamente según la demanda. Para lograr un modelo sustentable en términos económicos, es necesario ordenar el mercado de los materiales secundarios, estabilizarlos precios, y con ello lograr una mayor transparencia.
Lo anterior proporcionaría más seguridad a los consumidores, pues sabrían qué productos son reciclables; a la industria, que podría obtener un ahorro gracias a un mayor volumen de materiales reciclados para la elaboración de sus productos a las autoridades gubernamentales, y a los acopiadores.
El mercado de materiales secundarios [en particular de empaques, envases y embalajes de pos consumo] genera enormes ganancias. Por ejemplo, la tonelada de aluminio se vende en 30 000 pesos, y el precio del PET hoy es de siete pesos el kilo a los recicladores. No obstante, materiales poco valorados como el tetrapack, cuyo valor es de .80 centavos el kilo, son poco reciclados, apenas, 15.7%.
3. Mejor calidad de vida para los pepenadores
En cuanto al manejo de los residuos, México enfrenta otro reto importante: las pésimas condiciones laborales en las que trabajan los pepenadores, quienes carecen de prestaciones laborales y enfrentan un ambiente de trabajo en el que la falta de salubridad e higiene son la constante.
Hoy trabajan, ya sea montados en un camión de basura, pepenando en la banqueta, o en una montaña de algún relleno sanitario. Es urgente que una nueva política les permita ingresar al sector formal que se mejor en las condiciones sanitarias en las que laboran, y que cuenten con seguridad social, entrenamiento y educación sobre prácticas de reciclaje.
Integrara los pepenadores a un proyecto de mercados inclusivos es responsabilidad del Estado. Son los gobiernos los que han tolerado y motivado el crecimiento de las mafias que manejan las estaciones de transferencia y la pepena. Es vergonzoso que en un negocio millonario como el del acopio y reciclaje de residuos, labor en personas en condiciones de marginación, insalubridad y pobreza, y más grave aún que las autoridades no hagan nada al respecto.
La situación delos pepenadores en México ha llevado a un sin número de reflexiones acerca de cómo mejorar sus condiciones de vida, pero a pocas acciones concretas. Sin embargo, países con problemas similares a los de México en este sector como Colombia, Brasil y Perú, han instaurado programas para mejorar sus condiciones de vida e incorporarlos en forma equitativa y eficiente a la distribución de los beneficios que se generan de la recuperación y el reciclaje de la basura.
¿Porqué en México no? ¿Qué nos detiene para hacer de esta crisis la oportunidad de generar valor, de tener una práctica responsable con el ambiente, de ordenar un mercado y de combatir la pobreza?
Fuente: Revista Equilibrio, p. 10-11.
Por: Miriam Jerade.
Publicada: Abril 2012.