Aires de Campo inició en 2001 como un emprendimiento para comercializar productos orgánicos, eliminando intermediarios y beneficiando directamente a los productores. Diez años después, Grupo Herdez adquirió 50% de sus acciones. ¿Qué conquistó a la empresa?
En México, la pobreza rural sigue creciendo de manera dramática, lo que hace imparable la migración de trabajadores del campo a la ciudad. Bajos ingresos de productores e intermediarios, y el encarecimiento de los alimentos, son dos grandes problemáticas a las que desde siempre se ha enfrentado el sector.
Al ver esta situación, en junio de 2001 la agrónoma Guadalupe Latapí decidió emprender Aires de Campo –una comercializadora de productos orgánicos– bajo dos premisas: sustituir a los intermediarios para convertirse ellos en el puente que conectara a los agricultores con las grandes cadenas, con un esquema de comercio justo, y distribuir productos orgánicos para consumo de los mexicanos.
A 13 años de su fundación, Aires de Campo ha logrado integrar a su red a más de 150 productores de todo el país distribuidos en granjas familiares, pequeñas agroindustrias y cooperativas indígenas, que en conjunto fabrican 200 productos.
Este emprendimiento, liderado por Guadalupe Latapí, factura al año aproximadamente 36 millones de pesos, cifra que logró conquistar a uno de los grandes gigantes mexicanos en el sector de alimentos: Grupo Herdez, que el 5 de septiembre de 2011 anunció la compra de 50% de Aires de Campo.
Grupo Herdez es una de las compañías líderes en el sector de alimentos procesados en México. Cuenta con 12 plantas de producción en el país, una más en Estados Unidos y otra en Chile, que en conjunto atienden a clientes y consumidores en más de 10 países, entre los que destacan México, Estados Unidos, Canadá, España, Honduras y Nicaragua.
Además, su presencia geográfica abarca nueve centros de distribución en México y Estados Unidos, así como siete buques atuneros en este país.
La comida mexicana representa un mercado con valor de 6,000 millones de dólares, industria que Herdez ha sabido aprovechar y que se ve reflejado en el 80% de sus ventas totales.
Aunque en Estados Unidos sus ventas representan sólo un 20% de su ganancia total, sus ingresos han aumentado en un 41% gracias a las adquisiciones que ha hecho, entre éstas la compra del 100% de Grupo Nutrisa por un costo agregado de 2,971 millones de pesos en 2013.
Sembrar un negocio verde
Bajo el lema ‘Precio justo para el campesino’, Latapí fundó Aires de Campo con el propósito de generar un negocio con impacto social y que estableciera relaciones a largo plazo con sus productores.
“La confianza es uno de los pilares de Aires de Campo. Tenemos productores que han trabajado con nosotros desde que comenzamos y cada vez se están sumando más a este proyecto”, comenta a Forbes México Enrique Hernández Pons, director general de Aires de Campo.
Pons explica que durante más de una década han logrado atender una necesidad: apoyar al trabajador a comercializar su producto, que en ocasiones, por falta de recursos, no puede vender fuera de sus tierras.
Las mercancías que fabrican la red de productores se dividen en abarrotes, línea de refrigerados, congelados y frutas y verduras, que en la actualidad se encuentran en los supermercados de la Ciudad de México, como Walmart, Comercial Mexicana, Superama, Chedraui y Soriana; las tiendas departamentales Liverpool y El Palacio de Hierro, y en su red de distribuidores, entre los que destacan Baby Deli, Casa Orgánica, Es Natural y Orígenes Orgánicos.
Entre su lista de productos, que también pueden ser adquiridos a través de la tienda en línea, se encuentran mermeladas, semillas, aceites, quesos, salsas, jugos, tés y, por ahora, sostienen pláticas para añadir pollo en diferentes presentaciones.
El crecimiento de Aires de Campo no sólo se ha visto reflejado en su nómina, sino también en las manos que ha incorporado a su red durante más de una década. El negocio comenzó como un emprendimiento de dos personas, número que ha crecido a 50 y que emplea a más de 1,500 trabajadores de manera indirecta.
Contrarrestar la iniquidad que existe en el campo mexicano es uno de los principales objetivos del negocio. Sin embargo, Pons asegura que la situación que se vive en las zonas rurales es compleja, por lo que se requiere de apoyo por parte del sector público y privado para sacar a esta industria del bache en que se encuentra inmersa.
En México, las 6.1 millones de personas que laboran en el campo no cuentan con seguro social ni prestaciones ni con un salario que les permita acceder a la canasta básica.
De acuerdo con el Congreso Agrario Permanente (CAP), el trabajo agrícola es remunerado entre 80.23 y 98.61 pesos por día, según sea la zona y la actividad de los trabajadores.
Los ganadores de la actividad agrícola son los intermediarios, quienes en ocasiones pagan cuatro pesos el kilogramo de ciertas frutas y verduras, mismas que en la venta al público aumentan su valor hasta en 400%.
Consumo saludable, el reto en México
Al igual que los productores que son parte de la red, Aires de Campo comenzó su historia desde lo básico. En 2001, cuando Guadalupe Latapí concluyó su maestría en Food Science, en la Universidad de California en Estados Unidos, vio la oportunidad que existía en ese país para el sector de alimentos orgánicos y pensó en el potencial de crecimiento que podría tener al traerlo a México.
La primera pregunta que se planteó fue con qué producto orgánico podía comenzar un negocio en el que México aún no tenía conocimiento ni cultura. La respuesta la encontró en un proyecto de leche orgánica, que a la fecha aún produce Enrique del Toro, uno de los socios de Aires de Campo.
Debido a que los alimentos orgánicos son productos cultivados sin el uso de componentes químicos, como fertilizantes ni agregados artificiales, lo que genera un impacto positivo a la salud de sus consumidores, así como al cuidado de la vida vegetal y animal, sus costos son hasta 40% más elevados que los productos convencionales, lo que supone un reto para el negocio.
Otro de las desafíos al que se ha enfrentado la empresa es la falta de difusión y cultura de consumo responsable para apoyar al campo en México.
Sin embargo, Enrique revela que Aires de Campo ha librado sus batallas más complicadas en parte porque los alimentos orgánicos cada vez son más recibidos por los consumidores y porque en 2006 se aprobó la primera Ley de Productos Orgánicos, que ha favorecido a la industria, gracias a que se han establecido normas para la producción y certificación de los alimentos.
Una industria fructífera
Datos de Euromonitor International muestran que en 2013 el mercado de productos orgánicos en México ascendió a 242.2 millones de dólares, cifra que esperan crezca 73% en los próximos cinco años.
Mientras la mayoría de los productores mexicanos apuestan a la exportación de hasta 60 y 80% de su producción a Estados Unidos y Europa, Aires de Campo ve el mercado de México como su principal terreno para crecer.
“Claro que nos importa expandirnos a otros países, pero nuestra misión principal siempre ha sido distribuir productos hechos por mexicanos para el consumo mexicano, y por ahora lo que queremos es seguir siendo pioneros en el sector”, dice Hernández Pons.
Además reconoce que la alianza con Herdez ha ayudado a Aires de Campo a impulsar la marca y acercar a más proveedores con productores, que están creciendo en todo el territorio nacional, lo que permitirá en un futuro abrir el mercado a nivel internacional.
A los 27 años, cuando Guadalupe Latapí pensó en emprender, la visión de su negocio se resumía a una pequeña tienda de alimentos orgánicos, pero al ver las necesidades que los pequeños productores tenían, sus planes se expandieron hasta liderar una empresa que hoy es punta de lanza en el mercado orgánico en México.
Enrique comenta que Aires de Campo seguirá fomentando una cultura de alimentos orgánicos hechos en México, por mexicanos para consumo de mexicanos: “Ésa fue la gran revolución que logró Guadalupe Latapí cuando fundó la empresa, porque no existía nadie en México que pusiera los ojos en consumidores mexicanos, cuando todos los productores exportaban a Estados Unidos o Europa.”
Fuente: Forbes México