Antonio Tamayo Neyra
Por alguna razón que todavía no alcanzo a entender, en algún momento de la historia la ciencia económica fue separada del ámbito social, a pesar de estar considerada como una de las ciencias sociales y siendo Adam Smith, calificado como su creador, un profesor de ética.
Su separación llegó a tal grado en nuestros tiempos que se consagró al mercado, al considerar que todo lo resolvería sabiamente. El extremo de todo esto puede ser la existencia de un Foro Económico Mundial, y como contraparte un Foro Social Mundial; entidades que parecería se encuentran en diferentes planetas y con propósitos distintos, pero que a final del camino su objetivo es el mismo, atender el bienestar de la sociedad.
Y si lo anterior pueda parecer algo muy lejano a nuestra realidad cotidiana, podemos verlo de cerca en el actuar de las empresas, en las que la mayor parte buscan las utilidades en el corto plazo únicamente para sus socios o dueños; considerando la atención al personal, a la ecología y para la sociedad en general, como algo ajeno en lo que solamente lo atienden porque las obliga la ley.
Esta forma de ver a la empresa no es nueva, las definiciones más antiguas del concepto, siempre la describen primordial y exclusivamente para la obtención de ganancias para sus propietarios, y dedicada a satisfacer las necesidades de un mercado.
En esto mencionado no se habla de las personas ni mucho menos de la sociedad en conjunto; por lo que de alguna forma se entiende que no exista una responsabilidad social.
De hecho puede decirse que nunca se estuvo plenamente de acuerdo con este concepto de empresa, la aparición de los sindicatos y de los llamados socialistas utópicos en el siglo XIX, son una clara muestra de que la empresa debería tener una razón de ser más amplia. Así desde entonces, paulatinamente las sociedades han venido evolucionando y pidiendo una mayor atención a sus necesidades, logrando de esta forma dar mayor atención a los empleados, como fue en diferentes momentos el establecimiento de una jornada laboral, un salario mínimo, y algunas importantes prestaciones como el seguro social y el financiamiento de vivienda.
Estos avances sin duda meritorios, no fueron suficientes, por lo que desde los años sesenta del pasado siglo XX, se dice que empezaron a manifestarse los primeros indicios de reclamo de lo que ahora denominamos responsabilidad social empresarial.
Una de las lecciones de la actual crisis es, según dicen algunos, por la mencionada separación de la economía, pensando que el mercado por sí solo atendería adecuadamente a la sociedad; pero lo sucedido ha demostrado que esto no es posible.
Al considerar de nuevo a la economía como una ciencia social, se redefine de alguna manera la razón de ser de una empresa, en donde su existencia tiene como propósito el bienestar de la sociedad a través de su rentabilidad, lo que significa la elaboración de productos/bienes necesarios, la atención adecuada a su personal y proveedores, hasta el cuidado de aspectos ambientales.
Esto no será realizado de manera gratuita, serán requisitos básicos para su sustentabilidad ante una sociedad más preparada en comparación a la de los años sesenta del siglo pasado; que está exigiendo cada vez más un comportamiento más ético y responsable a las empresas.
El tiempo nos dirá la respuesta.
Seguiremos platicando …
Antonio Rey Tamayo Neyra
Licenciado en Administración por el Instituto Tecnológico Autónomo de México, y actualmente estudiando la Maestría en Sociedad de la Información y el Conocimiento en la Universidad Abierta de Cataluña. Dedicado al periodismo de investigación desde 1987 especializado en temas socioeconómicos. En los pasados 19 años hasta la fecha, colaborando en el periódico El Financiero como Coordinador Editorial y Redactor de Proyectos Especiales, además de haber escritor para otros medios durante este mismo tiempo. Adicionalmente se ha dedicado también a la consultoría y capacitación en relacionales laborales desde hace 18 años, trabajando para diferentes empresas en todo México. De siete años a la fecha, involucrado en el tema de Responsabilidad Social, realizando varios proyectos editoriales, y estudiado un diplomado al respecto coordinado por el Tecnológico de Monterrey, Cemex y el Banco Mundial, y un curso del mismo tema en la Universidad Abierta de Cataluña.