En el Día Mundial del Refugiado, es importante recordar y reflexionar sobre las historias y experiencias de aquellos que se ven obligados a abandonar sus países de origen en busca de seguridad y una vida mejor. Una de esas historias es la de Rasha Salah, cotitular de la Cátedra de Investigación Elías Landsmanas – Dymensztejn Universidad Anáhuac en niños no acompañados, quien encontró refugio en México. Su experiencia nos permite comprender los desafíos y las esperanzas que enfrentan los refugiados en su lucha por reconstruir sus vidas en un nuevo entorno.
Así como ella, hay muchas personas que se ven obligadas a huir de sus países debido a la violencia, la falta de oportunidades o la persecución, pero desde su experiencia como migrante, académica e incluso activista, sabe que hay quienes enfrentan mayores dificultades para establecerse en un nuevo país.
En esta entrevista, Edgar López, director general de Expok, platicó con Rasha Salah para conocer más respecto a su visión sobre la realidad de las personas refugiadas en México. Así, exploraremos qué significa ser un refugiado, cómo es la experiencia de ser refugiado en México desde su perspectiva y por qué es crucial brindar apoyo a la población migrante. A través de su historia y sus palabras, esperamos generar conciencia y fomentar la empatía hacia aquellos que han tenido que dejar todo atrás en busca de seguridad y una vida digna.
¿Qué significa ser una persona refugiada? Rasha Salah responde…
Siendo doctorante de Antropología Social en la Universidad Iberoamerica, Rasha Salah ha estudiado sobre los diferentes contextos, normas y regulaciones que hacen a una persona adquirir el estatus de refugiado. De acuerdo con ella,
«un refugiado es una persona que se ve obligada a abandonar su país de origen debido a condiciones de violencia y peligro inminente para su vida. Esta situación puede ser causada por motivos religiosos, políticos, étnicos o cualquier otra condición que amenace su seguridad».
Rasha Salah, cotitular de la Cátedra de Investigación Elías Landsmanas – Dymensztejn Universidad Anáhuac en niños no acompañados.
Además, explica que la diferencia entre ser un migrante y ser un refugiado, es que cualquier extranjero que vive en otro país es un migrante, mientras que un refugiado es una persona que ha dejado su país de origen debido a la violencia u otras condiciones que ponen en peligro su vida, que no puede regresar y que ha obtenido la protección expresa de otro País o Estado.
En México, el proceso para solicitar el refugio implica pasar por la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) y el Instituto Nacional de Migración (INM). Todas las personas migrantes que deciden quedarse en México tienen derecho a solicitar dicho estatus, ya que el Estado tiene la responsabilidad de brindar seguridad y apoyo a la población migrante, sin embargo, actualmente son las organizaciones de la sociedad civil, como albergues y grupos de apoyo, las que están desempeñando un papel fundamental en la protección y asistencia a las personas migrantes.
Ser un refugiado en México
Ser un migrante y refugiado en México desde la perspectiva de Rasha Salah, como refugiada e investigadora especializada en migración, ha sido una experiencia única. En 2016, Rasha decidió salir de Siria debido al peligro que enfrentaba su vida. Después pasó dos años en Líbano y en 2018 llegó a México como estudiante de maestría, por lo que pudo obtener una visa y una tarjeta de residencia temporal automáticamente, lo cual le otorgó ciertos derechos y le permitió tener una experiencia positiva en México.
Sin embargo, Rasha sabe que su experiencia como refugiada difiere enormemente de la mayoría, es por ello que ha estado trabajando durante varios años acompañando y apoyando principalmente a niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados. Ella prefiere llamarlo «acompañar» en lugar de «trabajar» o «investigar» porque su objetivo es comprender su situación y brindarles apoyo.
El aumento de niñas, niños y adolescentes migrantes transitando por México ha propiciado una situación complicada que pone en riesgo a miles de menores de edad, ya que suelen viajar solos debido a las difíciles circunstancias en sus lugares de origen; la falta de espacios y recursos adecuados para su protección y atención son un desafío significativo, lo que incluye garantizar rutas seguras y condiciones dignas para estos jóvenes, teniendo en cuenta el interés superior de la niñez para que puedan tomar decisiones sobre su propia vida.
«Quiero invitarles a no ver el tema de la migración como algo lejano, ya que todos somos migrantes de alguna manera. México es un país de origen, tránsito y destino, y cada persona puede ayudar y apoyar desde su propia posición. Trabajar en conjunto es fundamental para construir un mejor futuro y vivir bien».
Rasha Salah, cotitular de la Cátedra de Investigación Elías Landsmanas – Dymensztejn Universidad Anáhuac en niños no acompañados.
Trabajar por los migrantes
Es importante trabajar en conjunto por y para el beneficio de la población migrante y las personas refugiadas en México, a través de programas como los generados por la Cátedra de Investigación Elías Landsmanas – Dymensztejn Universidad Anáhuac en niños no acompañados, ya que el Estado no está haciendo lo suficiente y la carga recae en la sociedad civil, los albergues y las organizaciones. Esta falta de conexión entre el Estado y la población afecta el acceso a derechos básicos y crea un ambiente propicio para la explotación y el tráfico de personas.
Además, Rasha menciona la importancia de proteger y garantizar los derechos de los niños, niñas y adolescentes migrantes, aunque existen leyes que los protegen, como la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, en la práctica no se cumplen completamente, poniendo en riesgo a esta población.
Por ello, la Cátedra de Investigación Elías Landsmanas – Dymensztejn Universidad Anáhuac en niños no acompañados, de la que Rasha es parte, ha dado un paso importante ya que su trabajo permite comprender las situaciones reales de la población y responder a sus necesidades de manera efectiva. Colaborando con equipos multidisciplinarios, se puede brindar apoyo legal, psicológico y social a los migrantes y refugiados, como los que tienen en Casa Betania, ubicada en Salto del Agua, Chiapas, y en Casa Migrante Arcángel Rafael, en Iztapalapa, CDMX.
Es necesario evaluar y mejorar constantemente los programas y proyectos para asegurarse de que respondan adecuadamente a las necesidades de la población. Asimismo, en el marco del Día Mundial del Refugiado, invitamos a todas las personas a que reflexionen, se informen y se sensibilicen respecto a la situación y los desafíos que enfrentan las personas migrantes y refugiadas. Construir un mundo mejor solo se puede hacer en conjunto.