La obesidad se está convirtiendo en un clic problema tan serio en algunos países que ya hay expertos que llaman a endurecer las medidas y hasta piden que se suban los impuestos a la comida chatarra.
Un grupo internacional de investigadores publicó una serie de artículos sobre el asunto en la revista científica The Lancet. Para ellos, no hay ningún país que de verdad se haya enfrentado al problema.
Afirman que los cambios que ha vivido la sociedad en el clic siglo XXI redujeron las posibilidades de llevar una vida más sana.
Y advierten que sin la intervención preventiva por parte del estado, los sistemas de salud se verán desbordados.
Los problemas relacionados con la obesidad, como la diabetes, consumen entre el 2% y el 6% de los recursos de la sanidad en la mayoría de los países.
Más gastos
Según establece uno de los artículos de The Lancet, la situación empeorará si sigue la tendencia actual.
Los investigadores hacen proyecciones muy poco halagüeñas para los países desarrollados.
Por ejemplo, en Reino Unido, que junto a EE.UU. es uno de los países desarrollados con mayor incidencia de la obesidad, estiman que afectará a un 40% de los adultos en 2030.
Eso les costaría a las arcas públicas un adicional de US$2.000 millones al año, equivalente al 2% del presupuesto destinado a salud.
El incremento sería incluso mayor en EE.UU., donde la tasa de obesos podría subir de uno de cada tres a uno de cada dos adultos.
Los científicos consideran que la sociedad en su conjunto, desde los individuos a la industria, tienen que jugar su papel en manejar el problema.
Pero afirman que los gobiernos tienen que ponerse a la cabeza del problema e impulsar leyes y una intervención directa para crear un entorno más favorable.
Entre las medidas que proponen figuran los impuestos a los alimentos poco saludables, las restricciones a los anuncios de comida chatarra, semáforos en el etiquetado a modo de advertencia y programas educativos en la escuela.
Todo para ahorrarle dinero a la sanidad pública, así como para el beneficio de la salud de los ciudadanos.
Otras herramientas, como gastroplastias o programas de salud específicos para las familias con niños en sobrepeso, implicarían un costo real para las arcas públicas, pero también deberían ponerse en marcha de forma generalizada.
Menos medicamentos y más prevención
El experto Klim McPherson, de la Universidad de Oxford (Reino Unido), fue uno de los responsables de los estudios. Para él, «se trata de cambiar el entorno en el que la gente vive para que pueda realizar elecciones más saludables».
Pero para McPherson, hay demasiados países que evitan tomar el camino adecuado y pidió a la próxima clic conferencia de la ONU sobre enfermedades no transmisibles que «muestre liderazgo» presionando a los gobiernos.
El profesor Boyd Swinburn, que desde Australia trabaja para la Organización Mundial de la Salud (OMS), coincide en acusar a los gobiernos de haber sido demasiado lentos para actuar contra la obesidad.
«Hay más voluntad en invertir en medicamentos y cirugía que en enfrentarse a las causas».
Swinburn comparó las tácticas de la industria de la alimentación para hacer que la población se vuelva adicta a sus productos -mientras bloquea cualquier intento que vaya en su contra- con las de las tabacaleras en décadas previas.
El presidente de la Asociación de Directores de Salud Pública de Reino Unido, Frank Atherton, se mostró a favor de las medidas sugeridas.
«Por supuesto, que tenemos que trabajar con la industria, pero hay un sentimiento de que el énfasis de este gobierno se ha alejado de la legislación», señala.
Sin embargo, Terry Jones, de la Federación de la Alimentación y la Bebida, defiende que la industria ha dado pasos positivos.
«The Lancet falla en no reconocer el camino que ha recorrido la industria de la alimentación británica para ayudar a mejorar la salud de la nación, particularmente respecto al problema de la obesidad», opina Jones.
La ministra británica de Salud, Anne Milton, dijo que el gobierno cree que la mejor manera de conseguir resultados es a través de «un esfuerzo voluntario colectivo».
Para Milton, la estrategia está consiguiendo resultados y cita el compromiso del sector de poner la información sobre calorías en el menú.
«No tenemos planes de poner ‘impuesto a la grasa’, pero estamos trabajando con las empresas para reducir la grasa, los azúcares y la sal para asegurar que los consumidores disponen de opciones más saludables», señaló Milton.
La ministra también mostró su deseo de que «las compañías usen un etiquetado más consistente e informativo».
«Reconocemos la amenaza que supone la obesidad para la sociedad y hemos tomado una actitud proactiva para mejorar la salud».
Fuente: Bbc.co.uk
Publicada: 27 de agosto de 2011.