Esta columna es patrocinada por Cuauhtémoc Moctezuma
Diversos estudios demuestran que la escasez de agua es un problema en aumento: La demanda mundial de agua fresca se duplica cada 20 años y se calcula que para el año 2025 la demanda será 56 por ciento mayor que el suministro. Lo anterior indica la complejidad de un problema que se volverá cada vez más difícil de atender. En países como México, una gran cantidad de personas viven en situación de pobreza extrema. La escasez de agua incrementa el deterioro de su nivel de vida y afecta prácticamente todos los ámbitos de la vida familiar y comunitaria.
Cabe señalar que el 45 por ciento de la población a nivel nacional no cuenta con el servicio de agua potable en la vivienda. En los estados de mayor concentración de población indígena esta situación se agrava: Chiapas registra sólo el 37.2 por ciento de viviendas con este servicio, Guerrero 37.9 y Veracruz 42.3 porciento.
A partir de lo anterior, diversas asociaciones especializadas en equidad de género plantean que la problemática del agua conlleva a vivir grandes diferencias dentro de los roles, usos y controles del vital líquido entre hombres y mujeres, las cuales han sido determinadas en situaciones históricas y culturales.
El Gobierno Federal a través del portal eMujeres, señala que la falta de este recurso afecta de manera diferenciada a la población. Por ello, Expok enumera los 3 aspectos principales del rol de la mujer mexicana en el aprovechamiento del agua, de acuerdo a la opinión de diversas asociaciones.
1.La escasez de agua multiplica la carga de trabajo. Las mujeres, como cuidadoras del hogar y la familia, son responsables de la recolección y aprovechamiento del agua. En el ámbito productivo se dedican al manejo de los animales del traspatio, al cultivo de alimentos en los solares y cada vez más a las actividades agrícolas que el fenómeno de la migración de sus padres, esposos y hermanos, van dejando en sus manos.
2.Inversión de grandes cantidades de tiempo en abastecimiento. En lugares que no cuentan con el servicio de agua potable, las mujeres tienen que invertir grandes cantidades de tiempo y esfuerzo para abastecerse. En el semidesierto, por ejemplo, esto puede significar hasta tres horas de camino cargando recipientes; además, los bordos que captan la poca agua que encuentran, están altamente contaminados y causan diversos trastornos a la salud.
También en las zonas urbanas de escasos recursos las mujeres se ven afectadas por la escasez de agua. En muchas ocasiones tienen que realizar grandes filas para obtener el líquido, o tienen que esperar la «llegada del agua», lo cual ocurre generalmente a altas horas de la noche cuando la actividad industrial y comercial baja.
3.Falta de consulta en sistemas de abastecimiento. Pese a que las mujeres ocupan un papel protagónico en la gestión del servicio de agua, en pocas ocasiones son consultadas cuando se construyen sistemas de abastecimiento de agua. Muchas veces se les deja fuera de la toma de decisiones lo cual provoca que, al no tomar en cuenta sus necesidades específicas, queden al margen de los beneficios.
En el caso de las regiones rurales, el acceso de las productoras a los sistemas de riego también se ve determinado por factores ideológicos, culturales, legales y económicos, los cuales se interrelacionan y provocan la exclusión de las mujeres en el manejo y control del agua de riego.
Aunado a ello, eMujeres replantea la obligación de repensar las formas en las cuales se instrumentan las estrategias de atención a los problemas del agua y tener disposición de incluirá las mujeres en la toma de decisiones vinculadas a la gestión y desarrollo delos recursos hídricos; impulsar la transversalidad de género en las instituciones y organizaciones encargadas del sector, y fortalecer y apoyar el establecimiento de redes sociales y organizaciones que promuevan la participación de las mujeres y la incorporación del tema de género en el discurso ambiental.