Por Antonio Tamayo Neyra
Días antes del inicio de la edición 2013 del Foro de Davos, su fundador Klaus Schwab dijo: “Es muy claro que el futuro de la economía mundial está basado en restaurar la confianza. Restaurar la confianza en nuestro futuro”. Palabras que pueden interpretarse que el origen del gran problema económico de los últimos años es ético, y por lo tanto, más que ingentes cantidades de dinero para salvar países, se requiere volver a cimentar la ética como un valor clave a escala mundial.
Hasta ahora, la crisis económica se ha manejado e interpretado principalmente como un problema de índole financiera, y si bien es cierto en sus efectos, sus causas son por un elevado riesgo moral que como tal, nunca pensó o se preocupó de las consecuencias que tendrían las actividades en el ramo financiero en al menos los primeros años del presente siglo.
Y ese mencionado riesgo moral, no es otra cosa que una falta de Responsabilidad Social en el más amplio de sus sentidos en su nivel macro; todo esto significa entonces que el severo problema actual de países como España y Grecia que se refleja en un elevado desempleo, no podrá ser resuelto solamente con los préstamos que les hagan por parte del Banco Central Europeo, sino más bien hasta que se reestablezca la confianza, un ingrediente básico de la ética.
Y tal vez en la misma tesitura pero a diferente escala se encuentre México por ejemplo con su elevado nivel de desempleo y empleo informal, consecuencia de una tradicional desconfianza que existe en el país ante las acciones de los gobiernos, y que se incrementa con la llegada de un nuevo gobierno federal; siendo todo esto un claro síntoma de dicha falta de responsabilidad social mencionada.
Empresas y gobiernos se desconfían mutuamente y es precisamente por esa falta de Responsabilidad Social que no ha podido ser desarrollada, ampliada y robustecida con el paso de los años.
Este modelo de falta de confianza que proviene de un comportamiento poco ético, es algo ya consuetudinario que se refleja también en las relaciones laborales, en donde los empleadores desconfían de su personal, y lo mismo sucede en sentido contrario; resultado, es una desconfianza total, y por lo tanto nadie se siente comprometido en cumplir con su responsabilidad social, ya que considera que su contraparte no la cumplirá.
Por lo anterior, las palabras de Klaus Schwab mencionadas al principio se aplican en los tiempos actuales en prácticamente todos los países; la crisis económica entendida como una falta de dinero, es más bien una falta de comportamiento ético que produjo una escasez de confianza que tardará mucho tiempo en recuperarse.
Y digo que tardará siendo optimista, porque el paradigma que la originó persiste para recuperarla, un individualismo exacerbado que no toma en cuenta la dimensión social del ser humano, y que como tales todos tenemos una responsabilidad social con toda la sociedad aunque suene redundante.
Y así como los individuos, las empresas en tanto “personas morales”, tienen una responsabilidad social, en donde el dinero les sirve para su subsistencia y desarrollo, para cumplir su objetivo principal que es atender los requerimientos de la sociedad.
Los gobiernos por su parte tienen la mayor de las responsabilidades sociales, porque su razón de ser es atender precisamente las necesidades de la sociedad.
En suma, hay mucho que hacer para fomentar una responsabilidad social a nivel macro, lo cual puede iniciarse a través de ir generando y ganando confianza.
Seguiremos platicando …
Blog: http://atamayon.blogspot.com
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Antonio Rey Tamayo Neyra
Dedicado al periodismo de investigación desde 1987 especializado en temas socioeconómicos. Desde 1991 colabora en el periódico El Financiero como Coordinador Editorial y Redactor de Proyectos Especiales, además de colaborar en otros medios. Desde el 2002 involucrado en la Responsabilidad Social, escribiendo y realizando proyectos editoriales de este tema, y además documentando las actividades de las empresas (tipo caso)
También es profesor de posgrado e imparte capacitación en relacionales laborales.
Licenciado en Administración por el Instituto Tecnológico Autónomo de México; su preparación profesional posterior incluye un Diplomado en Responsabilidad Social en el Tecnológico de Monterrey, y un Curso del mismo tema en la Universidad Abierta de Cataluña. Actualmente estudia la Maestría en Sociedad de la Información y el Conocimiento en la Universidad Abierta de Cataluña.