Por Leopoldo Lara
El jueves pasado firmamos el acta constitutiva de la Fundación Comunitaria La Red2.
Lo hicimos un grupo de 20 organizaciones, entre las que destacan doce empresas, un gremio, cuatro universidades y tres organizaciones de la sociedad civil.
Todas con profundas raíces a uno y otro lado de la frontera, de ahí nuestro nombre que emula a los dos Laredos.
Algunas de ellas han participado en este esfuerzo desde junio del 2012, otras se han ido sumando en el camino. Lo importante es que ya logramos un grado de maduración colectiva que nos permite tener objetivos claros y consistentes: difundir a la responsabilidad social como un modelo trascendente y exitoso para la conducción de una empresa y una organización; y llevar a cabo iniciativas como colectivo en beneficio de la comunidad.
Lograrlo ha sido toda una experiencia de negociación y acuerdos; nada sencillo, pero muy gratificante y enriquecedor.
Nuestra visión se concentra en formular alianzas intersectoriales. Estamos convencidos de que si logramos coordinar y poner en práctica la experiencia y capacidades de las empresas locales y foráneas, de las universidades, de las organizaciones de la sociedad civil y de las de investigación, y ponemos sobre la mesa diversos proyectos que fortalezcan las capacidades cívicas de los ciudadanos o remedien el medio ambiente o impulsen la ética o el mejoramiento de la calidad de vida de nuestros colaboradores y de la comunidad en general, estaremos logrando lo que todos anhelamos en lo individual: tener un mejor lugar para vivir.
Sabemos que para lograrlo es necesario que los gobiernos intervengan en esas alianzas y eso intentaremos llegado el momento. No queremos hacerlo sin un planteamiento sólido.
No sólo queremos quejarnos, nos interesa proponer sobre indicadores concretos, sobre temas específicos que puedan resolverse con la participación de todos.
Internamente lo discutimos: ¿vale la pena intentar hacer alianzas con el gobierno? ¿Será conveniente que hagamos acciones que podrían corresponderle a él?
En este tema hay mucha tela de donde cortar. Por una parte la falta de confianza en el gobierno que nos genera un impedimento para llevar a cabo acciones conjuntas, pero también la certeza de que si la alianza propuesta se da en un contexto de transparencia y rendición de cuentas sí que sería posible: nosotros aportamos lo nuestro, el o los gobiernos lo suyo, y empresas y organizaciones ciudadanas que quieran entrarle también, por qué no.
Por otra parte, sentir que nos echamos a cuestas una responsabilidad que legalmente no tenemos ya que nosotros no administramos el presupuesto que está destinado a elevar la calidad de vida de la comunidad.
Pero en eso consiste la responsabilidad social, en explorar y poner en práctica todas aquellas acciones que nos permitan sostener a la comunidad en el tiempo, porque sin comunidad no hay empresas ni nada.
Ante ello, y siendo prácticos, llegamos a conclusiones simples, pero contundentes: todos y todas tenemos claro que al ritmo que vamos con el puro gobierno interviniendo en la vida pública, pasarán muchos años antes de que logremos vivir en la comunidad en la que anhelamos.
Además, todos llevábamos ya a cabo individualmente acciones de vinculación con la comunidad, sólo había que buscar iniciativas conjuntas y ejecutarlas.
Así que hemos decidido tomar acción.
No queremos ser pretenciosos ni considerarnos como los “salvadores del pueblo”. Tan sólo buscamos que nuestras acciones en beneficio de quienes colaboran con nosotros, del medio ambiente y de la comunidad en general tengan una ruta clara y un seguimiento permanente, para que trasciendan ésta y otras generaciones.
Estamos conscientes de nuestras limitaciones, pero el ánimo nos mueve día con día; creemos que este es el momento para actuar porque tenemos la convicción clara de que sólo con organización ciudadana se pueden construir proyectos para los ciudadanos; porque sabemos que si las grandes empresas que aquí operan tuvieran un catálogo de acciones para beneficiar a nuestra comunidad, le entrarían con gusto para mejorar su actividad; porque nos queda claro que los gobiernos necesitan saber formalmente cuál es la visión de comunidad que tenemos los ciudadanos y que quizá no lo logren interpretar del todo sólo en las campañas políticas, por lo que hay que decírselos claramente; porque finalmente si no lo hacemos hoy, no habrá mañana para intentarlo de nuevo.
Esta semana firmamos un acta formal para intentarlo y comprometernos por nosotros mismos y por nuestras acciones. El compromiso es ante nuestros colaboradores, nuestros vecinos, nuestros clientes, competidores y comunidad en general.
Queremos ser mejores empresas y organizaciones y dar lo mejor de nosotros para la comunidad en la que vivimos.
¿Te interesa participar?
José Leopoldo Lara Puente
Candidato a Doctor por la Universidad Complutense de Madrid, España, Leopoldo Lara Puente es un Notario Público tamaulipeco que se ha distinguido por ser promotor del capital social y del ejercicio de los ciudadanos en las acciones públicas. Fundador de diversas organizaciones de la sociedad civil y empresariales, actualmente es editorialista de un periódico de su localidad, desde donde nos comparte sus propuestas y experiencia ciudadana.