El 9 de noviembre de este año, la Cámara de Diputados rechazó la iniciativa del presidente mexicano Enrique Peña Nieto para permitir el matrimonio igualitario en todo el país. Con 19 votos en contra, 7 a favor y una abstención, el dictamen presentado en septiembre quedó descartado y no pasó ni al Pleno de la Cámara de Diputados ni al Senado. Un fallo de la Suprema Corte de Justicia prohíbe cualquier ley que impida a las parejas gays casarse. La iniciativa rechazada incorporaría con claridad la decisión de la Corte, lo que facilitaría el proceso en los registros civiles.
En respuesta a esta decisión, el 15 de noviembre la Universidad Iberoamericana (Ibero), una de las más importantes en México, lanzó la campaña #LaIberoSíAcepta, con la cual manifestó su apoyo a que todas las personas tengan los mismos derechos para elegir con quién casarse. El video promocional acumuló más de 600.000 reproducciones en dos días y se compartió más de 8.000 veces.
A través de esta grabación, la escuela jesuita se unió a la campaña nacional #SiAcepto, la cual es impulsada por organizaciones civiles mexicanas. Es la primera universidad privada de origen religioso en unirse a ella. La campaña apoya el matrimonio igualitario y busca erradicar la discriminación. Alejandro Guevara, vicerrector académico de la institución explica a Verne en entrevista telefónica que esta es solo una de las acciones que la institución emprendió para promover la inclusión. “Tenemos una misión con un hilo conductor fundamental que rechaza la discriminación por culturalidad indígena, por orientación sexual o por cuestión migratoria. Por eso nos alineamos con la campaña”, dice.
Juan Carlos Henríquez, promotor principal de #LaIberoSíAcepta, agrega que la institución busca generar un pensamiento crítico que combata la homofobia: “Después de que el presidente presentó su iniciativa en septiembre, hubo muchas movilizaciones de una facción ultraconservadora en contra. Por eso el rector David Fernández nos encomendó atender la situación de manera crítica”, comenta. “Creemos que los discursos de odio como los que se dieron lastiman a la sociedad en su conjunto, no únicamente a la comunidad LGBTTI, porque polarizan”.
En ese sentido, la institución educativa ha realizado distintas intervenciones sociales dentro y fuera del campus. Colocar la fotografía del papa Francisco con la frase “Quién soy yo para juzgar a alguien por su orientación sexual” en distintas ciudades y asistir a las marchas del Frente Nacional por la Familia y contrarrestar la homofobia a través de pegatinas son algunas de ellas. “No queremos promover la tolerancia, porque tú toleras algo que no te gusta. Creemos que incluir es diferente y es parte fundamental de una sociedad democrática”, señala Guevara.
Estudiar la homofobia para entenderla y ayudar a combatirla
Como parte de estos esfuerzos, a través del Centro de exploración y pensamiento crítico, la Ibero comenzó la investigación La estructura subjetiva de la diferencia y el odio para descubrir cuáles los mecanismos del rechazo al otro en México. “Es una investigación muy ambiciosa y planeamos concluir a mediados de 2017”, indica Henríquez. De los hallazgos más relevantes que se han hecho como parte de este trabajo, hay tres que vale la pena resaltar:
1. La violencia que vivimos es sistemática. Esto se descubrió al observar las frases que se emitieron en las marchas del Frente Nacional por la Familia. “Decían Yo respeto pero…, esa frase es altamente violenta. Si quitamos esas palabras, solo quedaría: Que no salgan a la calle, que no se casen, que no se muevan, que no demuestren su amor en público. Que no sean”, dice Henríquez. “Eso significa meter a la diversidad en un cajón o en una gaveta para que no moleste”.
2. Hay una espiral del silencio de quienes no están de acuerdo. Es evidente que son muchos los que no están a favor de las ideas de los grupos ultraconservadores que no apoyan la inclusión. Sin embargo, Henríquez indica que lo que está sucediendo es que en México no se han creado suficientes canales para expresar el desacuerdo. “Lo que está pasando es que se está creando una burbuja del silencio”, dice. “Esto es preocupante porque te genera una especie de volumen masivo de la otra parte como si fuera la mayoría de la opinión pública quien sintiera este odio”.
3. Se busca generar el asco social hacia la comunidad gay. De acuerdo con Henríquez, detrás de la homofobia y la transfobia sucede algo muy parecido al racismo. Hay una construcción alrededor del cuerpo del otro como algo repulsivo. “De eso se encargó Hugo Valdemar al momento de hablar de las supuestas prácticas de grupos homosexuales. Es generar asco intencionalmente”, apunta. “En la Alemania nazi esa fue la estrategia. Cuando el argumento económico no lograba sumar la sensibilidad en contra de la comunidad judía se acudió a la construcción del asco en torno las características del judío. Lo preocupante es que está funcionando y dispara actos de violencia”.
Fuente: Verne