Conseguir la plena inclusión laboral de las personas con discapacidad es uno de los objetivos marcados en la Agenda 2030, por lo tanto es una meta que los países firmantes tendrán que cumplir.
En el mundo viven más de mil millones de personas con algún tipo de discapacidad, ya sea física, intelectual o sensorial. Ante ello, la Convención sobre los Derechos de las Personas con Dicapacidad (CDPD), establece un compromiso para la protección y promoción de los derechos de las personas con discapacidad.
Por ello algunos países han implementado sistemas que obligan a los dueños de las empresas a reservar un porcentaje de puestos de trabajo en sus empresas para trabajadores con discapacidad.
La inclusión laboral de personas con discapacidad será posible en 2249
Con motivo del Día Internacional de la Discapacidad, celebrado cada 3 de diciembre, la Fundación Adecco lanzó un pronóstico en el que concluye que si el ritmo sigue tal cual está actualmente, la participación de las personas con diversidad funcional llegarán experimentar la inclusión, -como el resto de la población-, hasta el año 2249.
Hoy en día un 64,8% de las personas con discapacidad en edad laboral no tiene empleo ni lo busca. Este porcentaje disminuye hasta el 22% entre la población sin discapacidad, según datos del INE.
Lo que quiere decir que las personas que tienen discapacidad y se encuentran dentro del mercado laboral, se reduce a menos de la mitad que la genérica, con una actividad del 35,2% frente al 78% de media estatal.
De acuerdo con el sitio Ethic.es, Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, en la presentación de la nueva campaña #ContraLasEtiquetas, que aborda el papel de las nuevas tecnologías en el acceso al empleo de las personas con diversidad funcional, la Inteligencia Artificial tiene el poder de acelerar el progreso humano y será una aliada indiscutible en todos los ámbitos, incluidos los Recursos Humanos.
«Es fundamental trabajar desde hoy para asegurar que no incorpora los sesgos y prejuicios imperantes en la sociedad. La Inteligencia Artificial tiene mucha presencia en los procesos de selección de las empresas, de modo que son los robots los que analizan las candidaturas basándose en los requisitos del puesto. La cuestión es cómo programamos esos robots: si las personas seguimos manteniendo prejuicios y sesgos, por muy inconscientes que sean, los trasladaremos a la tecnología y ésta será discriminatoria».
Por su parte, Pablo Pineda, profesor, escritor, actor y embajador de la Fundación Adecco y protagonista de un anuncio futurista ambientado en 2050 en el que las máquinas responsables del proceso de selección priman los prejuicios sobre mujeres, personas mayores o con discapacidad sobre el verdadero talento, «un futuro inclusivo solo se construye si integramos los valores humanos en los algoritmos y no los estereotipos que tan presentes están en nuestra sociedad. Somos las personas las que debemos abanderar el cambio, erradicando de una vez por todas las etiquetas que tanto estigmatizan».
Es importante que se reduzca la brecha digital para fomentar la inclusión. ya que según Jorge Iglesias, gran parte de la población tiene necesidades extra.
«No se trata de hacer herramientas nuevas o especiales, sino herramientas para todos. A nivel técnico ya existen y se están desarrollando, pero se tiene que trabajar en ellas para revisarlas».
Como ejemplo, el caso de Amazon: hace unos meses, la compañía de Jeff Bezos reconoció que había «despedido» al programa de inteligencia artificial que utilizaba en la selección de personal tras detectar que estaba aplicando sesgos sexistas y discriminatorios para las mujeres.
«Todos somos un poco discapacitados porque todos tenemos distintas capacidades, así que también podemos empezar por cambiar el lenguaje y hablar de personas y de talento», concluyó Pablo Pineda.
La educación desde el colegio para fomentar la tolerancia y la diversidad en todos los ámbitos sociales es otra de las cuentas pendientes en la lucha contra las etiquetas y los prejuicios, tanto en el entorno laboral como en la calle. «Si no, tendremos que esperar a que nuestros tataranietos sean los primeros en vivir en una realidad plenamente inclusiva».