Los representantes de la industria global de aceite de palma que se reúnen en Singapur para celebrar el décimo aniversario de la Mesa Redonda de Aceite de Palma Sostenible (RSPO RT10), están en una encrucijada decisiva, dijo WWF, miembro fundador de la Mesa.
“Hay mucho que celebrar en estos 10 años del aceite de palma sostenible, pero no es tiempo para que los miembros de la RSPO se duerman en los laureles”, señaló Adam Harrison, líder de la delegación de WWF.
“En nuestra agenda están, la primera ronda de grandes mejoras previstas para el estándar que define el aceite de palma sostenible, y el desafío de aumentar la aceptación del aceite de palma certificado”.
En la reunión, que empieza mañana, WWF busca que se acuerden medidas ambiciosas para reducir los impactos del cambio climático de la producción del aceite de palma y que se ajusten las normas sobre químicos peligrosos. También buscará más apoyo al estándar para el comercio y venta al por menor de los miembros de RSPO.
Algunos de estos asuntos serán discutidos antes que decididos, mientras continúan las consultas sobre la primera gran revisión prevista de los Principios y Directrices para el Aceite de Palma Sostenible. WWF urge a los miembros de la RSPO y, de igual manera, a los no miembros, a que participen con sus comentarios en la consulta a los grupos de interés sobre la actualización de los Principios y Criterios para el Aceite de Palma Sostenible, que estará abierta hasta el 30 de noviembre.
“A WWF le gustaría ver que en los criterios de la RSPO se incluyan mejores prácticas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”, dijo Harrison. “WWF está buscando un final efectivo a la plantación en turba, que libera grandes cantidades de dióxido de carbono”.
“También estamos buscando que los miembros de la RSPO se comprometan con la eliminación efectiva de los más peligrosos químicos usados en la industria”.
Desde que la RSPO se inició en 2004 y los estándares se establecieron en 2007, ha tenido un gran éxito y se han certificado más de nueve millones de toneladas de producción de aceite de palma –más del 14% del total mundial.
Esta cuota de mercado hace de la RSPO el estándar sostenible más exitoso para un solo producto, con casi 1,000 miembros desde productores hasta manufactureros, vendedores y ONG ambientales, sociales y de desarrollo.
“Sin embargo, se necesita más empuje por parte de los compradores de aceite de palma para nivelar el arduo trabajo que los cultivadores han hecho desde 2007, llevando una gran cantidad de su producción al nivel de la certificación”, dijo Harrison. “Solo 40% del aceite de palma usado por los manufactureros de la RSPO está certificado, y menos del 8% manejado por comerciantes”.
En 2012, la RSPO fortaleció su proceso anual de informes de los miembros y ahora les pide revelar la cantidad de aceite de palma que usan y para cuando planean que esta cantidad esté 100% certificada. Los informes de este año muestran un nivel de compromiso creciente por parte de los compradores y un cambio bien recibido hacia una mayor transparencia. Pero los compromisos son vacíos a menos que estén respaldados por una acción concreta y esta, todavía, no está a la par.
“Los comerciantes son miembros de la RSPO particularmente significativos, ya que representan casi la mitad del comercio mundial de aceite de palma, y si tomaran acciones conjuntas, realmente podrían transformar la industria”, dijo Harrison. “Esperamos algunos compromisos excepcionales del décimo aniversario para la aceptación del Aceite de Palma Sostenible Certificado en el próximo Reporte de Comunicación del Progreso Anual”.
En Latinoamérica
En la región el cultivo de palma de aceite ha ido creciendo en los últimos años, particularmente en Brasil, Colombia, Ecuador y Honduras, y un número significativo de empresas productoras de aceite de palma están buscando la certificación RSPO.
“El reto que ahora enfrentamos en Latinoamérica, teniendo en cuenta las señales de mercado que indican una creciente demanda global por un producto responsable, es que nuestros países cuenten con una clara política de uso del suelo y regulaciones cuando consideren nuevas áreas de cultivo”, indicó Sylvia Marín, Directora de Mercados de WWF Latinoamérica y el Caribe. “Se requieren políticas que orienten a los productores hacia áreas en las que se puede dar la expansión de la actividad y otras que deben ser protegidas para conservar la biodiversidad y mantener los servicios ambientales que ellas generan”.
Comunicado de Prensa