Cada cuatro años el planeta parece ponerse de cabeza gracias al Mundial de futbol masculino. Este torneo, que no solo es un gran momento deportivo sino también un negocio millonario, acapara la atención de aficionados, medios de comunicación y grandes marcas, algo que no pasa con el Mundial femenil.
Las diferencias entre ambos eventos deportivos son varias. Por ejemplo, mientras que la Copa Mundial masculina se remonta a 1930, la femenil vio su primera edición hasta 1991. Además, los premios económicos para los participantes son muy distintos: este 2015, el presupuesto total de premios para el torneo femenil fue de 15 millones de dólares, comparado con los 576 millones de la Copa Mundial masculina del año pasado y con los 24 millones que gastó la FIFA en la película promocional United Passions.
Para poner estos números en mayor perspectiva, basta saber que el equipo femenil de Estados Unidos se llevó 2 millones de dólares como recompensa por ganar la Copa, mientras que en 2014 el equipo masculino obtuvo 8 millones aunque perdió en la primera ronda.
Cuando se trata de los salarios de los jugadores, la inequidad es también muy notoria. De acuerdo con el sitio web Fusion en febrero, la liga femenil en Estados Unidos tiene un rango de salarios de entre seis mil y 30 mil dólares, poniendo abajo de la línea de pobreza a algunas jugadoras. El tope salarial es de 200 mil dólares, mientras que para los hombres el tope era de 3.1 millones en 2014. En conclusión, el portal afirma que las jugadoras ganan 98.6% menos que un jugador profesional.
Esto se repite en otros lugares del mundo. Iván Pérez Montiel, editor de deportes del diario El Economista destacó en 2011 que Marta, la mejor jugadora de todos los tiempos, ganaba en ese entonces 6.5 veces menos que Cristiano Ronaldo, quien era considerado el mejor. Respecto a nuestro país, afirmó: «en México existe la Superliga de Futbol Femenil, que pese a ya contar con aficionados en las tribunas todavía no se puede hablar de un salario o contratos formales.»
La explicación a todo esto puede ser que la Copa Mundial femenil y las ligas locales no generan tantas ganancias como sus contrapartes para hombres. Según el portal estadounidense Politico, es difícil saber si la falta de interés de los medios por los deportes femeniles (a excepción del tenis) es la causa o la consecuencia de esto.
Las emisoras no han valorado los deportes de las mujeres de forma equitativa, lo cual resulta en menos dinero para las jugadoras. Lo que piensan los ejecutivos de entretenimiento es que los ratings serán mediocres, el interés será poco y los anunciantes no querrán comprar tiempo, aunque el equipo femenil estadounidense constantemente entregue victorias. Esto lleva aun fascinante dilema del huevo o la gallina: si las cadenas hicieran un mejor trabajo para promover el futbol femenil, ¿lo vería más gente? ¿o si más gente quisiera ver el futbol femenil, entonces las cadenas comenzarían a pagar más por los derechos?» se pregunta Politico.
Después de esta Copa del mundo, que presentó un excelente nivel de juego y goles espectaculares, se podría esperar que tanto las emisoras como los periodistas deportivos, pasando por los aficionados y la misma FIFA comprendan que el futbol femenil no es una versión más “light”, sino una que se merece mayor atención… y mejores salarios.
