Cuando se trata de un verdadero desarrollo sostenible, las empresas todavía tienen un punto ciego. Colectivamente, no están logrando abordar el riesgo sistémico que plantean los crecientes niveles de desigualdad. Esta es una tragedia humanitaria y una barrera para un cambio sostenible significativo a largo plazo, de acuerdo con Sustainable Brands (SB).
Según un informe de Credit Suisse, durante un período de diez años desde 2012 hasta 2022, se generó una nueva riqueza por un total de 127,5 billones de dólares. Sin embargo, lo alarmante es la manera desigual en cómo esa riqueza se distribuyó. Solo el 0,7 por ciento se destinó a los cuatro mil millones de personas que constituyen la mitad de la población mundial, predominantemente en el Sur Global.
La desigualdad económica es un tema apremiante que plantea importantes cuestiones sobre la justicia social y la equidad en el mundo actual. Para abordar esto e impulsar un cambio real y sostenible, las empresas deben garantizar que sus estrategias de sostenibilidad no exacerben aún más los problemas de desigualdades existentes.
Cambio climático: Un riesgo latente
A medida que la realidad y el desafío se vuelven más evidentes y difíciles de ignorar, las empresas están tomando conciencia del riesgo urgente y sistémico de la desigualdad. La desigualdad erosiona la confianza en el sistema político y económico, desenreda el tejido social, alimenta la agitación civil y política, y limita el crecimiento económico.
En mayo, un grupo de más de 30 grandes corporaciones se reunió bajo la Comisión Empresarial para Abordar la Desigualdad (BCTI, por sus siglas en inglés) para lanzar un informe emblemático que afirmaba que el crecimiento de la desigualdad es perjudicial para los negocios. El informe destaca cómo la creciente desigualdad contribuye a:
- Un entorno operativo empresarial cada vez más volátil.
- Inseguridad en la cadena de suministro.
- La erosión de la productividad y la innovación.
- Riesgos regulatorios y de cumplimiento.
- Riesgo de reputación.
Dicho lo anterior, no es sorprendente que el desempeño corporativo en asuntos relacionados con la desigualdad se reconozca cada vez más como una prioridad para los inversores, ya que crea un «riesgo sistémico» para toda su cartera.
Nuevo marco para evaluar la desigualdad social
En respuesta a esto, se está desarrollando un nuevo marco para la divulgación financiera de riesgos sociales y relacionados con la desigualdad. En el contexto empresarial y financiero, los «riesgos sociales» se refieren a los riesgos que una empresa enfrenta en relación con temas sociales, como la desigualdad de ingresos, la discriminación laboral, los problemas de derechos humanos, entre otros.
Este nuevo marco tiene como objetivo proporcionar a las empresas una estructura estandarizada y recomendaciones sobre cómo divulgar información financiera relacionada con estos riesgos sociales. Al igual que sucede con los marcos TCFD y TNFD para el cambio climático y la naturaleza, respectivamente, este nuevo marco busca mejorar la transparencia y la capacidad de los inversores y otras partes interesadas para evaluar cómo las empresas gestionan y abordan los riesgos sociales.
Desigualdad empeora el cambio climático
La desigualdad empeora el cambio climático, que al mismo tiempo alimenta la desigualdad. Por ejemplo, los países más pobres carecen de recursos para recuperarse de fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático. De manera similar, el acceso a recursos como agua potable, alimentos y vivienda adecuada se reduce a medida que el clima empeora, lo que exacerba aún más la inseguridad y la desigualdad.
Está claro que no todos sentirán los impactos del cambio climático por igual. Muchas comunidades perderán más que otras, lo que agravará desigualdades sociales y sistémicas profundamente arraigadas. No obstante, son a menudo estas personas las que quedan fuera de la conversación cuando se trata de soluciones comerciales.
Esta peligrosa discrepancia puede limitar las perspectivas sobre la cuestión climática y el éxito y la relevancia de las soluciones propuestas. Es crucial que abordemos las necesidades de los más afectados por el cambio climático e incorporemos sus voces y conocimientos en la toma de decisiones.
Empresas deben repensar el impacto empresarial de la inequidad
El cambio climático afecta a todos, pero de manera muy desigual. Para abordar esto e impulsar un cambio real y sostenible, las empresas deben garantizar que sus estrategias de sostenibilidad no exacerben aún más las desigualdades existentes.
Esto no sucederá de la noche a la mañana; pero comienza con una mayor comprensión de quiénes son sus titulares de derechos y partes interesadas afectadas y cómo la contribución de su empresa al cambio climático podría afectarlos.