La publicidad de la industria tabacalera sigue recibiendo golpes a lo largo de América latina. Recientemente, en Perú aprobaron una normativa que pondrá una segunda advertencia sanitaria en las cajas de cigarrillos, y es una cruda imagen de los resultados del consumo de tabaco.
En este caso, es una persona que muere por infarto cerebral y ocupará el 50% de la cara principal de los envases, además de la leyenda “fumar causa daño cerebral”. Esta es la segunda imagen que se verá en los envases; la primera duró seis meses –como está establecido en la Ley 28.705- y tenía como protagonista a una persona con cáncer de boca.
En Chile ya van por la cuarta edición de las cajas con advertencias. Esta vez optaron por la foto de un recién nacido enfermo, con la leyenda “El humo del tabaco los ahoga y enferma”. El secretario de Estado, Alvaro Erazo, había explicado: “El mensaje es claro: durante el embarazo hay un factor de riesgo muy alto de que frente a la exposición del tabaco tengamos niños con bajo peso y prematurez”. En el país andino, la normativa en cuestión se remite a 2006 y se suma a Brasil y Canadá en la tendencia de poner bebés amenazados en los envases de cigarrillos.
La pregunta que ronda es: ¿sirve de algo ser tan gráfico? Tanto universidades privadas como estudios de la Organización Mundial de la Salud certifican que sí. Por ejemplo, en Canadá, que fue el primer país en adoptar esta técnica de disuasión, el 60% de los encuestados dijo que ver esas imágenes los hizo dejar de fumar por un tiempo más prolongado, o por lo menos reducir su consumo de cigarrillos. En Australia, esto ocurrió con el 52% de los encuestados; cifra que en Gran Bretaña llega al 44% y en Estados Unidos al 30%.