Por Jeannina Valenzuela, Especialista en Reputación y RSE
Las empresas a nivel global experimentan una nueva visión hacia la próxima década, debido a las implicancias del momento actual que establecen nuevos puntos críticos que van desde economías golpeadas y laceradas que buscan equiparar las pérdidas, así como la transformación de sus modelos de negocio que viene acompañado de enormes desafíos para llevar a cabo sus operaciones. Este nuevo patrón se vuelca a un nuevo minset -empresas más colaborativas y responsables-, proyectándose a un proceso de recuperación donde sus pilares de sostenibilidad adquieren mayor hendidura abordando diversas aristas entre ellas la discapacidad de sus empleados actuales y potenciales.
La protección y seguridad de los empleados con enfoque 100% inclusivo no puede ser la excepción. A esto se suma el gran reto que asumen las empresas que tienen empleados con discapacidad para afrontar con acierto su nueva labor remotamente, además de la adaptabilidad en el proceso, donde los empleadores tienen la responsabilidad de crear metodologías y soluciones prácticas inclusivas brindando las herramientas necesarias para tal fin.
Durante la pandemia también se vienen revelando casos disimiles de trabajadores que afrontan diferentes condiciones de complejidad en su nueva normalidad frente al desempeño laboral cotidiano en diversas funciones, sean en retail de consumo masivo, empresas de telemarketing, entre otros.
Recuperación Sostenible que mitigue efectos negativos
Según información oficial de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las personas con discapacidad representan alrededor de 1,000 millones de personas, es decir un 15% de la población mundial.
El 80% se encuentra en edad de trabajar y sufre marginación, lo cual afecta su calidad de vida y bienestar personal. Por ello, es necesario garantizar en todas las etapas de la pandemia COVID-19, respuestas inmediatas e incluyentes para las personas con discapacidad que se encuentren laborando en todas las áreas.
La vulnerabilidad de las personas con discapacidad se ve reflejadas y se ahondan en esta emergencia, con mayores desigualdades socioeconómicas y de salud, así como limitaciones de acceso a servicios públicos, por lo que resulta necesario que se tomen acciones de contención y recuperación pensando en el futuro.
Las personas con discapacidad tienen, a diferencia de los demás, menor tasa de empleo, inferiores condiciones laborales y menor cobertura de protección social.
Según el estudio sobre el impacto COVID-19 en Uganda -realizado por TRACK FM y Ligth for the World entre más de 10,000 personas con discapacidad y sus familiares-, la mayor preocupación en este momento por parte de ellos y sus familiares es el temor a ser contagiados (14%) y cómo alimentar a mi familia (45%), a los que se suman como mayores impactos: temores enmarcados en dificultad de encontrar empleo; alto riesgo de perder el puesto de trabajo; estigma y prejuicio; y crisis socioeconómica.
Es necesario promover intensivamente la promoción del empleo, capacitación y todas las facilidades con el propósito de contribuir a la reducción de la pobreza.
¿Qué debemos hacer?
El citado informe recomienda a los líderes empresariales y principales actores a garantizar atención inmediata a los siguientes puntos entre los que destacan; protección frente al COVID -19 a través de medidas de salud y seguridad, inclusión financiera en el trabajo y la proporción de asistencia social inmediata.
En esa misma línea, debemos promover la participación e inclusión significativa de las personas con discapacidad en todas las iniciativas sean genéricas y específicas.
La ONU y su pronunciamiento sobre la discapacidad en el entorno COVID-19 a través de su oficina de Derechos Humanos, señala la discriminación existente con las personas discapacitadas y los riesgos que atraviesan, los cuales no están siendo considerados según sus necesidades. Incluso dan a conocer casos de atenciones de salud en las cuales se han registrado negligencias.
Igualmente es necesario brindar toda la información en línea, totalmente accesible y brindar atenciones de salud con evaluaciones individualizadas.
De esta manera se pasará a la resolución con medidas específicas, puntuales y directas, evitando que problemas irresolubles lleguen a mayores.
La guía difundida por la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU delinea los principales objetivos en este momento para revertir la situación en el contexto de la pandemia y hace referencia a concientizar a las personas con discapacidad sobre sus derechos, identificando acciones claves para los gobiernos y otros involucrados, así como proporcionando recursos, herramientas y respuestas necesarias para abordar esta problemática.
Las alianzas son absolutamente importantes y en tal sentido la OIT tiene puntos en común con otras agencias de la ONU, los cuales quedan reflejados en diversos manifiestos.
La actual pandemia del coronavirus (COVID-19) representa una oportunidad para recapitular las lecciones aprendidas, erradicar estigmas y comprender que así como existen personas con todas sus capacidades plenas y tienen derechos, oportunidades y privilegios que muchas veces no se valoran; también hay personas con discapacidad y que por esta misma condición deben recibir toda la protección y el amparo del Estado, de la sociedad y de las empresas, con la finalidad de integrarlos plenamente y reconocer sus habilidades, su fuerza de voluntad y su capacidad de resiliencia que deben servir como lecciones de vida para los demás.
Este reconocimiento nos ayudará a construir una sociedad más justa, inclusiva y colaborativa, donde todas las personas sean valoradas por su propia condición humana, por sus potencialidades y porque pueden ser útiles a una sociedad donde hay espacio para todos.
Esta premisa también debe ser parte de la nueva visión empresarial, la cual será necesaria y prioritaria en las próximas décadas en el nuevo escenario nacional y mundial, por lo que no deben interponerse obstáculos o dejarlo en el tintero.