Madagascar es un país situado en el océano Índico, frente a la costa sureste del continente africano.
Este país es uno de los veinte más pobres del mundo; pertenece al grupo de los países menos desarrollados, según las Naciones Unidas.
En la estrategia de desarrollo de Madagascar, se ha implementado el ecoturismo, la agricultura, educación y empresa privada, empero, estos beneficios no se distribuyen en toda la población, lo que ha causado una disminución del nivel de vida entre los pobres y algunos segmentos de la clase media.
En este lugar, la mayoría de sus habitantes tiene creencias tradicionales o son cristianos, y ante la desigualdad económica y la pobreza que viven, uno de los más interesados en ayudar es el Papa Francisco.
Su preocupación lo llevó a visitar recientemente Madagascar. El Santo Padre fue recibido por las autoridades del país, y con su llegada se habló de la lucha contra la crisis climática, la capacidad de los jóvenes para transformar la sociedad, y el tema de la pobreza.
El papa se dio cita en Akamasoa, el barrio de la capital de Madagascar, construido sobre un vertedero por el misionero argentino Pedro Opeka, en donde actualmente hay viviendas dignas para 25 mil personas. «La pobreza no es algo inevitable», afirmó el Papa Francisco.
Vuestros gritos que surgen de la impotencia de vivir sin techo, de ver crecer a vuestros niños en la desnutrición, de no tener trabajo, por la mirada indiferente —por no decir despreciativa— de tantos, se han transformado en cantos de esperanza para vosotros y para todos los que os contemplan.
Papa Francisco
El Vicario de Cristo agregó que cada rincón de los barrios, cada escuela o dispensario es un «canto de esperanza que desmiente y silencia lo que parece un destino inevitable».
«Digámoslo con fuerza, la pobreza no es un algo inevitable», exclamó ante los miles de jóvenes presentes que cantaron durante horas y dedicaron al pontífice una canción en español: Dios está aquí, muy conocida en Argentina.
A los jóvenes de Akamasoa, les instó «a no bajar nunca los brazos ante los efectos nefastos de la pobreza» y a no sucumbir «a las tentaciones del camino fácil o del encerraros en vosotros mismos».
Akamasoa, “Ciudad de la amistad”, es la expresión de la presencia de Dios que decidió vivir y permanecer siempre en medio de su pueblo. Al ver estos rostros radiantes, doy gracias al Señor que ha escuchado el clamor de los pobres. #ViajeApostólico #Madagascar
— Papa Francisco (@Pontifex_es) September 8, 2019
El Papa quiere que se logren modelos de desarrollo que privilegien la lucha contra la pobreza y la exclusión social desde la confianza, la educación, el trabajo y el esfuerzo, que siempre son indispensables para la dignidad de la persona.
Durante su visita, el Pontífice también señaló que es importante luchar contra «la corrupción y la especulación que aumentan la desigualdad social», evocando la gran precariedad, a veces inhumana en que vive la población de la isla.
Dichosos vosotros, dichosa la Iglesia de los pobres y para los pobres, porque vive impregnada del perfume de su Señor, vive alegre anunciando la Buena Noticia a los descartados de la tierra, a aquellos que son los favoritos de Dios. #ViajeApostólico #Madagascar
— Papa Francisco (@Pontifex_es) September 8, 2019
La llegada del Papa Francisco causó gran conmoción: cientos de habitantes del país lo esperaron en un camino donde se apreciaron algunos hornos hechos de ladrillos y puestos de fruta.
La visita del representante más grande de la Iglesia, significa mucho para este lugar, ya que las instituciones religiosas juegan un papel importante en la educación y la salud.