Es inminente abordar la obsesión por el crecimiento económico que está acabando con la naturaleza y adoptar formas de consumir menos. Por esta razón, Reducir se ha vuelto «la R más importante» dentro de las reglas para cuidar el medio ambiente, específicamente en lo que se refiere a simplificar todo aquello que se compra.
Si bien las otras dos R, Reutilizar y Reciclar, también forman parte de las acciones y decisiones de un consumidor o una empresa más responsable con el medio ambiente, la reducción de desechos, ya sea en el hogar o en el negocio, forma parte de un movimiento hacia economías y sistemas más sostenibles.
La R más importante… Reducir
Las 3 Rs para cuidar el medio ambiente (Reducir, Reutilizar y Reciclar) existen desde hace algún tiempo. También se conocen como «jerarquía de residuos», porque hacen referencia al orden de prioridad de las acciones a tomar para mejorar la gestión de residuos.
En sí, han sido una guía sugerida para crear una vida y futuro sostenible, al conservar los recursos naturales, el espacio en los vertederos y la energía invertida durante, por ejemplo, la producción de alimentos.
Es importante señalar que la R que aquí nos ocupa será la de Reducir. El concepto de Reducir lo que se produce y lo que se consume es fundamental en la jerarquía de residuos. La explicación detrás de esto es simple: si hay menos desperdicio, entonces hay menos para reciclar o reutilizar.
¡Zero Waste!
En virtud de esta lógica, la Alianza Internacional Zero Waste (ZWIA) —integrada por un grupo de profesionales ambientales dedicados a trabajar por un mundo sin desperdicios— adoptó establecer estándares para guiar a las empresas y gobiernos en el desarrollo hacia el Zero Waste, es decir, Desperdicio Cero.
«Zero Waste significa diseñar y gestionar productos y procesos para evitar y eliminar sistemáticamente el volumen y la toxicidad de los residuos y materiales, conservar y recuperar todos los recursos, y no quemarlos ni enterrarlos».
Zero Waste International Alliance.
La red de profesionales preocupados por el medio ambiente y la amenaza climática se ha establecido en todo el mundo para promover alternativas positivas a los vertederos y la incineración, creando conciencia sobre los beneficios de una transición a una economía circular
Aunque existen muchas variaciones de la jerarquía de gestión de residuos, el modelo de ZWIA ofrece el enfoque más completo y profundo hacia cero basura. Asimismo, es la que se actualiza más regularmente, adaptándose a nuevos desafíos, tecnologías, materiales y productos a medida que ingresan al mercado.
La jerarquía de cero basura de ZWIA
De acuerdo con el modelo de ZWIA, en la parte superior del embudo al repensar y rediseñar los productos se aumenta su potencial de circularidad. A continuación, y muy importante, está reducir el consumo. Después de eso, están todas las actividades posteriores que pueden mantener los materiales en uso por más tiempo.
Si todo lo demás falla, la jerarquía es instructiva sobre cómo deshacerse de los productos y materiales de la mejor manera posible. Representar las actividades upstream en la misma jerarquía que las actividades downstream es uno de los valores más completos de este modelo.
En la segunda capa de la jerarquía, la reducción, es donde centraremos la atención. Porque al parecer esta es la intervención más difícil y más importante en la que pueden participar las empresas.
Reducir desperdicios es rentable
La reducción solo existe en los márgenes del vocabulario corporativo y casi nunca se considera un generador de ingresos. En las corporaciones de Estados Unidos, por ejemplo, la necesidad de ganancias cada vez mayores se habla casi exclusivamente a través de la lente de quitarle participación de mercado a los competidores y/o hacer crecer el mercado en general.
Mientras que las otras palancas de mayor rentabilidad, como las ganancias de eficiencia, los nuevos modelos comerciales y la reducción de desperdicios, a menudo son discutidas por el equipo de sustentabilidad o de operaciones, pero no están conectadas directamente con una mayor rentabilidad en las metas trimestrales o anuales de una empresa.
Lo anterior se ve reflejado, con bastante frecuencia, en las conversaciones más detalladas entre profesionales corporativos en eventos de economía circular. Gran parte de la discusión se centra en cómo se rediseñan productos y empaques para un futuro circular, pero muy poco de la conversación se dedica a cómo se vende menos y se aumentan las ganancias.
¿Por qué es importante la reducción?
No existe un sector de la economía donde se pueda ignorar la reducción. El mundo necesita reducir la fabricación de nuevos productos y la cantidad de comida que se desperdicia. Además de reducir la cantidad de plástico que se produce y la energía usada para las industrias de servicios.
Como población mundial, los seres humanos estamos utilizando más de lo que la naturaleza provee en un año y, de seguir esta tendencia, necesitaríamos 1.75 planetas para satisfacer esa demanda. Estas son señales de advertencia que deberían ser suficientes para cambiar la conversación hacia la reducción. No obstante, no está sucediendo de la manera que se necesita en los niveles más altos de liderazgo tanto en los gobiernos como en las empresas.
Como marco conceptual, la jerarquía de desperdicio cero es muy importante, ya que asesora a los líderes y legisladores sobre el uso más eficiente de nuestros recursos y cómo reducir los daños ambientales, económicos y sociales que causan los desperdicios.
Su utilidad se materializa en su estructura progresiva y naturaleza flexible, porque este no es un conjunto de leyes inflexibles que no se pueden romper, sino más bien una colección estructurada de principios rectores que pueden y deben aplicarse siempre que sea posible, con la ventaja adicional de ser lo suficientemente capaces para adaptarse al cambio.
Muchas veces se generan nuevos emprendimientos con el fin de crear una nueva necesidad de consumismo en vez de mejorar los productos que ya se consumen