Por aRSEnico
La responsabilidad corporativa no es, ni puede ser, un terreno para empresas cobardes. En las últimas dos décadas, movimientos transformadores sacudieron los cimientos del status quo, impulsando avances hacia la sostenibilidad, la inclusión y la justicia social. Sin embargo, lo que parecía el comienzo de una nueva era enfrenta hoy un feroz backlash, alimentado por gobiernos populistas e intereses corporativos que ven amenazados sus privilegios. Este rechazo, que mezcla narrativas políticas polarizadas y resistencias económicas, ha convertido las promesas de cambio en un campo de batalla donde la esperanza de avance parece escasa.
El mundo vive un momento crítico: las metas climáticas se diluyen mientras el planeta registra años récord en temperaturas y consumo de combustibles fósiles; las estrategias DEI retroceden en nombre de «tradiciones» e «ideologías»; y las iniciativas ESG, diseñadas para un futuro más sostenible, se ven minadas por el greenwashing y son atacadas tildándolas de imposiciones extremas. Sin embargo, en medio de esta aparente regresión, la flama del cambio sigue encendida.
Este artículo explora tres áreas clave de la sostenibilidad global que ilustran las tensiones actuales: la crisis del plástico y los compromisos insuficientes, la desconexión entre las promesas climáticas y las acciones reales, y el retroceso en políticas de DEI.
1. La Crisis del Plástico: promesas vs. realidad
El plástico es uno de los materiales más utilizados y, al mismo tiempo, uno de los más problemáticos. Desde la década de 1950, se han producido más de 9,200 millones de toneladas métricas de plástico, y menos del 9% ha sido reciclado. En 2021, la producción anual alcanzó 390 millones de toneladas métricas, y se proyecta que esta cifra supere los 1,100 millones de toneladas para 2050.
Cerca del 40% del plástico producido corresponde a envases de un solo uso, que tienen una vida útil promedio de solo 12 minutos antes de ser desechados. Gran parte de este plástico termina en vertederos o en el medio ambiente, contaminando océanos y afectando la biodiversidad. Según un informe del Foro Económico Mundial, para 2050 podría haber más plástico que peces (por peso) en los océanos.
El papel de las empresas
Empresas como Coca-Cola, Unilever y Pepsico han sido identificadas como los principales contaminadores plásticos en auditorías globales realizadas por Break Free From Plastic. Aunque estas compañías han anunciado iniciativas para reducir su impacto, muchas de sus promesas son escuetas o mero greenwashing:
- Coca-Cola se comprometió a recolectar y reciclar una botella o lata por cada una que venda para 2030, pero sigue utilizando plásticos de un solo uso en grandes volúmenes. Incluso hace unos días, sutilmente desapareció de su web el compromiso de usar más envases reutilizables.
- Unilever prometió reducir en un 50% el uso de plásticos vírgenes para 2025, pero este esfuerzo no aborda el problema fundamental: la dependencia estructural del plástico como material de empaque.
Soluciones necesarias
La solución a esta crisis no puede limitarse al reciclaje, que es insuficiente frente al volumen de plástico producido. Se requiere:
- Reducción en la producción: Implementar modelos de reutilización, como envases retornables y sistemas de refill.
- Regulaciones estrictas: Establecer metas vinculantes para reducir el uso de plásticos vírgenes y prohibir los plásticos de un solo uso en sectores no esenciales.
- Educación y sensibilización: Cambiar los hábitos de consumo mediante campañas educativas que promuevan alternativas sostenibles.
Sin cambios drásticos, para 2050 se habrán acumulado más de 12,000 millones de toneladas de residuos plásticos, con consecuencias devastadoras para el clima, los ecosistemas y la salud humana. No obstante, las empresas parecen dispuestas a asumir un mundo así antes de invertir más en cambiar el modelo de negocio. Cortoplacismo antes que sostenibilidad.
2. Hipocresía Climática: entre promesas y retórica vacía
El Acuerdo de París, adoptado en 2015, estableció metas claras para limitar el aumento de la temperatura global a 1.5 °C. Sin embargo, en 2024, las temperaturas promedio fueron 1.2 °C más altas que los niveles preindustriales, y es probable que se rebase el límite establecido.
A pesar de estos compromisos, la demanda de combustibles fósiles alcanzó un récord histórico en 2024, con más de 102 millones de barriles diarios de petróleo. Este aumento, impulsado por la recuperación económica y la creciente demanda energética en países en desarrollo, refleja una desconexión alarmante entre los discursos climáticos y las políticas energéticas.
Las contradicciones de las COP
Las Conferencias de las Partes (COP) son el principal foro para negociar acciones climáticas. Sin embargo, estas reuniones han sido criticadas por:
- Metas no vinculantes: Muchos países anuncian compromisos ambiciosos, pero no enfrentan sanciones si no los cumplen.
- Presencia de la industria fósil: En la COP27, más de 600 delegados representaron intereses petroleros, lo que genera conflictos de interés.
El papel de los subsidios fósiles
En 2022, los subsidios globales a combustibles fósiles alcanzaron 1,000 millones de dólares, fomentando la extracción y el consumo de petróleo, gas y carbón. Estos subsidios contradicen los compromisos climáticos y perpetúan un modelo económico insostenible.
Acciones urgentes
- Prohibir nuevos proyectos fósiles: La Agencia Internacional de Energía ha dejado claro que no se deben desarrollar nuevos yacimientos de petróleo y gas si queremos limitar el calentamiento a 1.5 °C.
- Transición energética: Invertir en energías renovables, infraestructura sostenible y tecnologías limpias.
- Transparencia y rendición de cuentas: Establecer sistemas que monitoreen y sancionen el incumplimiento de metas climáticas.
Que nuestros hijos lo resuelvan… parecen decir las empresas.
3. Retrocesos en DEI: la lucha por la inclusión
La diversidad, equidad e inclusión (DEI) ha sido un pilar clave en las estrategias corporativas modernas, impulsada por movimientos como MeToo, Black Lives Matter y HeForShe. Sin embargo, en los últimos años, la polarización política ha generado un rechazo significativo a estas iniciativas.
El caso de Walmart y las leyes anti-LGBTQ+
Walmart, que durante años lideró programas para promover la inclusión, ha comenzado a recortar beneficios para empleados LGBTQ+ bajo la presión de accionistas conservadores. Esto coincide con un aumento en leyes anti-LGBTQ+ en Estados Unidos: en 2023 se introdujeron más de 220 legislaciones restrictivas, muchas dirigidas contra personas trans.
El ataque al término woke
El término woke comenzó hace muchos años como un llamado a la vigilancia frente a injusticias sociales, pero se ha convertido en un término peyorativo utilizado para deslegitimar políticas DEI. Este cambio refleja una narrativa que busca revertir los avances hacia la inclusión.
Impacto económico
La discriminación tiene costos significativos. Según el Banco Mundial, las barreras contra personas LGBTQ+ podrían costarle a las economías hasta 1,000 millones de dólares anuales debido a la pérdida de productividad y talento.
Sin embargo parece que es mejor cerrar los ojos y volver al status quo.
Liderar con coraje en un mundo polarizado
La sostenibilidad y la inclusión no pueden ser vistas como adornos corporativos; son esenciales para construir un futuro resiliente y justo. Sin embargo, el retroceso actual revela la fragilidad de los avances logrados y subraya la necesidad de un liderazgo valiente y decidido.
Las empresas tienen un papel crítico que desempeñar, pero deben trascender los discursos simbólicos y comprometerse con acciones tangibles que desafíen intereses establecidos. Esto no será fácil en un contexto dominado por narrativas polarizadas, pero es precisamente en tiempos de adversidad cuando se define el verdadero liderazgo.
La responsabilidad corporativa no es un simple imperativo moral; es un requisito para la supervivencia en un mundo que exige cambios profundos y sostenidos. Es hora de que las empresas asuman este desafío con el coraje que el momento requiere… La pregunta es ¿tienen ese valor?, ¿quién puede anteponer la visión de largo plazo a la ganancia momentánea e inmediata?, ¿quién puede tener agallas en un mundo cínico?
No desesperemos… En 2025 habrá muchos casos que ver.