Por Carlos Muñoz
Hace algún tiempo comencé a escuchar muchos y muy variados reclamos y opiniones por parte de conocidos que colaboran en diversos corporativos, tanto de empresas mexicanas, como extranjeras, y el común denominador es que sienten que las organizaciones en las cuales prestan sus talentos, es que son injustas hacia ellos, que sólo los ven como máquinas o números, que no se fomenta realmente la integración, el trabajo en equipo, que el clima laboral es desastroso, que las cosas siempre se hacen «al aventón» a través de los llamados bomberazos, además, que se les exige demasiado, se sienten limitados, que las políticas internas y el proceder de los directivos es en ocasiones hasta intimidatorio.
Estoy de acuerdo en todos esos sentimientos y apreciaciones, sin embargo, me pregunto, ¿realmente las empresas se han vuelto así de exigentes y han endurecido sus políticas internas por gusto o por una necesidad real de hacerlo?
A varias de esas personas que me confiaron su sentir y puntos de vista, les expresé mi opinión con relación a este tema y he aquí, para uds., lectores de mi columna, sólo algunas de las reflexiones a las que llegué y de las que he sido testigo a lo largo de mi vida profesional:
1. Llegamos tarde (aunque sean 10 mins.) a nuestro centro de trabajo (¿haríamos lo mismo si fuéramos a casarnos?).
2. Somos portavoces oficiales de todos los rumores y chismes habidos y por haber dentro del ámbito laboral (que si fulano anda con esta, etc.). Este es el auténtico y original Radiopasillo.
3. Si tenemos la oportunidad, jugamos varias horas del día los juegos de mesa virtuales, tenemos pláticas virtuales (chat) y husmeamos la vida del prójimo en Facebook y/o Hi5 (afortunadamente ya hay muchas empresas que bloquean el acceso a estos sitios y al mismo Internet a determinados puestos que realmente abusan de ellos y usan las horas de trabajo para su esparcimiento privado.
4. En términos generales, no cuidamos el equipo de trabajo, insumos, no reciclamos el papel, no somos serviciales, muchas veces somos déspotas con los compañeros de trabajo.
5. Usamos irresponsablemente nuestras claves para llamadas a cel. para llamar a la novia o amigos y podemos estar horas y horas al teléfono.
6. No somos detallistas en nuestro trabajo diario.
7. No trabajamos con una verdadera vocación y convicción por hacerlo con calidad y excelencia.
8. Somos muy poco proactivos.
9. No trabajamos en equipo de manera respetuosa y profesional, siempre vemos cómo humillamos al de a lado.
10. Nos adueñamos de las ideas de los demás y nos las adjudicamos como propias para venderlas al jefe.
11. Mentimos a nuestros directivos a fin de alcanzar niveles más altos y pasamos sobre los demás sin escrúpulo alguno para lograrlo.
12. Cuando visitamos a un compañero en su oficina o módulo atendemos más el monitor de su computadora (queremos saber forzosamente qué y a quién escribe), el modelo de su celular, si tiene iPhone, las fotos de su familia, leer las revistas que tiene sobre su escritorio, etc.
13. En cualquier descuido, tomamos prestado lo que no es nuestro.
14. Prometemos fechas de entrega y difícilmente cumplimos.
Como ven, son varios los puntos aparentemente insignificantes o intrascendentes y que no dañan a una empresa con el supuesto de que le sobra el dinero, o con la mentalidad de: mientras haga mi trabajo, lo demás es válido…
Es precisamente esta actitud y este comportamiento lo que ha orillado a una cantidad enorme de empresas a ser más estrictos con sus colaboradores y a exigirles más profesionalismo en sus deberes. La Responsabilidad Social Corporativa va en ambos sentidos, del Consejo de Administración al personal y viceversa. De esto depende la productividad y competitividad de tal o cual empresa y el país mismo. La RSC Es una RESPONSABILIDAD COMPARTIDA, y al próxima vez que sintamos que nuestra compañía es «injusta», seamos honestos con nosotros mismos y veamos si incurrimos en alguno o algunos de los puntos arriba señalados.
Carlos Muñoz
Comunicólogo egresado de la Universidad Anáhuac, cuenta con estudios de posgrado de Especialidad en Mercadotecnia en su Alma Máter y actualmente cursa la Maestría en Responsabilidad Social también en la Anáhuac.
Es Director de Comunicación de la Asociación Mexicana de Comunicadores (AMCO) y anteriormente se desempeñó como Gerente de Relaciones Públicas en el Hipódromo de las Américas.
hola buen dia, comparto contigo estos puntos indudablemente esto se vive a diario al dia, dia y no precisamente es la cotidianidad de RS, si no todo lo contrario. para que perder el tiempo, tanto de uno como el del compañero, y si vamos a ocupar ese tiempo hagamozlo pero productivo en bien de ambos y poir ende de la cia. Hay que ser mas productivos y reflexionar y si algo nos incomoda pues exponerlo a quien corresponda, a la larga esto afecta muchisimo a la empresa.
gracias,