Uno de los slogans más conocidos y que no pierde su vigencia desde el momento en que fue lanzado es: ¡Salvemos al planeta! Sí, tal vez pudiera parecer bastante trillado, sin embargo cada vez cobra más fuerza debido a los cambios en el entorno global que el cambio climático está generando. A fin de unirse a la lucha por un mejor ambiente, organizaciones, empresas y gobiernos se han sumado a la causa, y la muestra más reciente es el Doble No Circula en la Ciudad de México, el cual no ha tenido la aceptación que se esperaba, si entendemos que efectivamente debemos colaborar para reducir el nivel de emisiones de nuestra ciudad.
Nuestra responsabilidad personal
La pregunta es, si durante años, nos hubiéramos responsabilizado de nuestro entorno y de nuestros vehículos ¿habríamos llegado a estas medidas? ¿Habría sucedido si incluyéramos en nuestros gastos mensuales el mantenimiento de nuestro auto? ¿Si se hubieran incorporado desde antes modelos híbridos y eléctricos?; el ejercer nuestra responsabilidad social como propietarios de un vehículo está relacionado con el medio ambiente y con la sociedad, aún cuando no nos hayamos percatado durante años. Hoy, los conductores debemos conducir sin afectar a terceros, no solo manteniendo nuestros vehículos en cuestiones óptimas para el ambiente, sino respetando las señales de tránsito, las líneas para peatones, dejando libre las esquinas señaladas como paso preferente para personas con capacidades diferentes y muchos otros comportamientos que demuestren que se piensa menos en el individuo y más en la sociedad; todo esto es parte de una buena educación vial, pero también de nuestra responsabilidad social. Aquí hay un listado con las mejores escuelas de manejo en Distrito Federal para aquellas personas interesadas en iniciar el cambio. Recordemos la frase de Mandela, “la educación es el arma más poderosa que tenemos para cambiar al mundo.”
La responsabilidad de las empresas
En cuanto a las empresas, éstas también juegan un papel preponderante, ya que pudieran incentivar además de los comportamientos citados, políticas en sus trabajadores fomentando el carpooling o uso del automóvil compartido con otros compañeros, lo que reduce el uso de unidades y por ende de emisiones. La educación vial toma una altísima relevancia, especialmente si parte del personal de la compañía maneja vehículos de la misma; asimismo hay otras empresas que ponen a disposición de los trabajadores un autobús para que se reúnan en un sitio ya planeado y los lleven a las oficinas o a la “planta”; pensemos que el tránsito pesado es también resultado de nuestra educación detrás del volante y de nuestras decisiones.
La importancia que representa ser una Empresa Socialmente Responsable también incluye o debiera, la educación vial. Las compañías debieran preocuparse por evitar accidentes de trabajo en el desplazamiento de sus empleados; cuál es el medio de transporte que utilizan; en qué horarios; qué distancias recorren en promedio. Esto no se trata de un tema cívico meramente, sino de uno estratégico, pues estas medidas también reducen los retrasos y el ausentismo.
En otros países, el tema ya se ha incorporado en las agendas de las empresas y es tiempo también de comenzar a hacerlo en México; después de todo, nos urge comenzar a resolver estas problemáticas de nuestras ciudades ¿No es así?