Por Antonio Tamayo Neyra
Se habla mucho de responsabilidad social, pero me da la impresión que se le observa como algo ajeno o distante y solamente aplicable en un tipo de organización o ente determinado, pero no como algo que nos involucra a todos.
Inclusive en algunas escuelas o empresas se dan cursos de este tema explicando de clara y detallada la importancia de la responsabilidad como tal y lo que implica en la parte social. Sin embargo, terminado el curso, la comunidad en cuestión sigue funcionando y operando sin reflexionar de manera personal lo que significa esta responsabilidad y cómo ponerla en práctica.
Si bien estos cursos son buenos para conocer el concepto, es necesario generar una cultura socialmente responsable, y esto creo que la mejor manera de hacerlo es a través del ejemplo. Un primer paso es el cumplir las reglas o leyes establecidas, partiendo de la base que están hechas para todos y pensando en el beneficio de todos los miembros de la comunidad. La creación de la legislación o reglamentación debe estar formuladas en términos éticos. Es decir, debe reconocer la existencia de la persona como tal, estableciendo sus derechos y obligaciones dentro de la comunidad, considerando lo que se espera de él o ella como miembro. Insisto, antes de estudiante de una escuela o empleado de una empresa, es una persona, y por ello tratársele como tal, y en función de ello crear las reglas del juego.
Estas reglas deben estar pensadas y formuladas en función de la persona, quien en su papel de estudiante o trabajador le dará sentido a la organización. Esta organización no es un ente aparte, no es un tercero, son las mismas personas quienes le dan el sentido y razón de ser. Esto significa que en la medida en que el personal cumpla con las reglas, mejor estará ejerciendo y poniendo en práctica su responsabilidad social.
Estas reglas formales deben fomentar la creación de una cultura de confianza, de cooperación, de capital social. Las reglas y los valores mencionados (confianza y cooperación), no pueden ir por caminos divergentes, al contrario, deben de converger hacia una cultura que propicie un sentido de comunidad que es socialmente responsable entre sus miembros inicialmente y como consecuencia con sus grupos de interés externos.
En que respecta a la confianza, se podrá generar e incrementar en la medida en que todos los involucrados respeten inicialmente los valores humanos (la honestidad, el respeto, la compasión y la humildad) y cumplan lo mejor posible el papel que desempeñan en la organización, buscando llevarlo lo mejor y más lejos posible de acuerdo con los valores humanos. Mientras mejor lo haga será en beneficio de la persona misma y de la comunidad en general.
Se trata de sentir orgullo por la organización, en la cual todos buscan poner en práctica lo mejor posible los valores humanos y sus obligaciones como empleado o estudiante.
Para que el empleado o el estudiante se “pongan la camiseta” y sienta ese orgullo mencionado, los directivos deben también aplicar, respetar las reglas establecidas y modificarlas cuando sea necesario, en función de los miembros de la organización, quienes son los que le dan vida. Y también fomentar el desarrollo de los valores humanos.
Aunque pueda sonar utópico todo lo anteriormente dicho, o sea inalcanzable, si puede al menos buscar ponerse en práctica lo más o mejor posible, todo depende de la actitud de las personas sin importar su papel dentro de la organización. Esto permitirá generar un ambiente de confianza y de cooperación, en suma una cultura de responsabilidad social.
Seguiremos platicando ….
Antonio Rey Tamayo Neyra
Dedicado al periodismo de investigación desde 1987 especializado en temas socioeconómicos. Desde 1991 colabora en el periódico El Financiero como Coordinador Editorial y Redactor de Proyectos Especiales, además de colaborar en otros medios. Desde el 2002 involucrado en la Responsabilidad Social, escribiendo y realizando proyectos editoriales de este tema, y además documentando las actividades de las empresas (tipo caso) También es profesor de posgrado e imparte capacitación en relacionales laborales. Licenciado en Administración por el Instituto Tecnológico Autónomo de México; su preparación profesional posterior incluye un Diplomado en Responsabilidad Social en el Tecnológico de Monterrey, y un Curso del mismo tema en la Universidad Abierta de Cataluña. Actualmente estudia la Maestría en Sociedad de la Información y el Conocimiento en la Universidad Abierta de Cataluña.