Actualmente existen organizaciones que han adoptado el tema de la responsabilidad social como una moda, y sus acciones lucen más como una quimera. Imaginemos a una empresa con objetivos financieros la cual adopta como acción de responsabilidad social la reforestación de una parcela ejidal o la compra de vacunas para paliar una enfermedad endémica en una pequeña población. A todas luces estas acciones no reflejan en absoluto la relación del rol central y duradero de su misión y, por consiguiente, no le generan beneficios a su reputación y a su marca de servicios o productos. Si además, cuando se revisan sus resultados financieros, tampoco se corrobora el cumplimiento del mandato social en su plan anual operativo.
Por lo anterior, la mejor forma de presentar el desempeño de un corporativo es un reporte integrado, donde se manifieste en forma simple y clara la relación entre los indicadores financieros con el cumplimiento del compromiso social. Un reporte integrado permite resaltar con transparencia los compromisos cumplidos con accionistas y con la población objetivo; mejora las decisiones directivas, e incrementa la reputación institucional.
En este sentido, FIRA en su misión se plantea: contribuir al desarrollo sostenible y competitivo del campo mexicano, con servicios financieros y tecnológicos innovadores para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Por tanto, en su reporte anual de operación se reflejan a la par el cumplimento del compromiso financiero y los compromisos sociales.
Por ejemplo, para este año 2010, el compromiso financiero de FIRA es de 102,700 millones de pesos y en paralelo continuara apoyando la implementación de más de 60 intermediarios financieros no bancarios como una alternativa a los bancos, entre ellos: uniones de crédito, sofomes, sofoles, arrendadoras, factorajes, almacenes de depósito, cajas da horro y parafinancieras.
Se atenderán alrededor de 2,500 proyectos y al menos 15% deberán sustentarse tanto en innovación tecnológica con agricultura sostenible, como en el uso de energías renovables, mediante el rembolso de los costos de la transferencia de tecnología y acompañamiento técnico y administrativo, para lo cual se impulsan 600 despachos de asesoría y consultoría que cuenta con 3,100 asesores habilitados por FIRA, además de convenios con varias universidades para colaborar en la formación de agentes de cambio rural.
Así, FIRA está llegando a los 55 años gozando de una excelente reputación mediante el cumplimiento balanceado entre la reducción de costos operativos, el crecimiento de los apoyos financieros y tecnológicos y, sobre todo, con una constante ampliación de la red de socios para facilitar el acceso de servicios financiero y tecnológicos en el medio rural.
El Economista – valores y dinero, p. 17