En medio de un mundo en crisis económica y financiera, no es extraño encontrar voces que predican la necesidad de hacer cambios en las relaciones de trabajo entre empleadores y trabajadores, de reducir el aporte a programas sociales, de eliminar impuestos a empresas para que estas puedan ser más competitivas y muchas otras iniciativas más de esta naturaleza.
A partir de esta visión, se empiezan a violentar normas que protegen derechos de los ciudadanos, al no declarar su salario real , al evadir el pago de tributos o al realizar actos contrarios al medio ambiente con el fin de permitir proyectos que generen nuevos empleos.
Así como le pedimos al Estado que cumpla adecuadamente las funciones que le corresponde para satisfacer las demandas justas de las comunidades, los demás actores sociales también debemos de cooperar en la solución de esas aspiraciones.
Uno de estos actores importantes de la sociedad, y que debe de asumir un rol diferente al que ha estado acostumbrado, es la empresa. Ya no podemos concebir a la empresa únicamente como generadora de utilidades o ganancias para sus socios.
La empresa debe de cumplir también una función social, con programas y proyectos que la vinculen con su entorno social y que influyan positivamente en el desarrollo de la sociedad.
Pero esta relación no debe de limitarse única y exclusivamente a destinar recursos económicos para cumplir alguna demanda de la comunidad, que sustituya las obligaciones del Estado o de los Gobiernos Centrales o locales.
Debe ser una relación que permita influir de manera positiva y a largo plazo en el plan de vida de una comunidad, que permita elevar su índice de desarrollo humano y alcance de manera conjunta las metas que se hayan impuesto.
La empresa debe de actuar con responsabilidad social, la que entendemos como la contribución activa al mejoramiento social, económico y ambiental de la sociedad.
Esto significa, que la responsabilidad social empresarial trasciende el ámbito del cumplimiento de las leyes y de las normas que la regulan. Sean normas de tipo laboral, ambiental u otras, su aplicación por parte de la empresa no corresponde con la responsabilidad social, sino con las obligaciones que cualquier empresa o particular debe de cumplir por el hecho de realizar su actividad: el respetar los derechos humanos con unas condiciones de trabajo dignas que favorezcan la seguridad , la salud laboral y el desarrollo humano de los trabajadores; servir a la sociedad con productos útiles y condiciones justas; respetar el medio ambiente evitando cualquier tipo de contaminación y procurar la distribución equitativa de la riqueza, entre otras.
Con satisfacción hemos visto los diversos programas que están realizando diversas empresas en la recolección de material desechado para su reciclaje y que se han establecido de manera permanente.
De igual manera, las diversas campañas que se realizan para dotar de vivienda a familias de escasos recursos y que ha permitido la construcción de un número importante de viviendas y en donde el aporte del sector privado ha sido importante. Esperamos que muchos ciudadanos y empresas construyan nuevas iniciativas, que al igual de las ya citadas, nos hagas más solidarios con nuestra sociedad.