Para quienes trabajamos en el campo de la responsabilidad social corporativa, es difícil explicar por qué aún muchas compañías se encuentran al margen de esta vigorosa tendencia, considerada por muchos la vía para recuperar los valores y principios esenciales para un desarrollo económico, medio ambiental y social sustentable.
Lo anterior se debe al desconocimiento, por parte de las empresas, de las oportunidades que ofrecen las prácticas responsables para elevar la rentabilidad, aumentar el valor de mercado y fortalecer el posicionamiento de las firmas.
Después de más de 50 años del surgimiento de la RSC en Estados Unidos y más de una década de vigoroso impulso de la comunidad europea, los avances aún son limitados, lo que ha inducido a proponer, desde Europa, trascender la condición de voluntariedad en la adopción de prácticas responsables hacia un esquema de obligatoriedad que evite escapatorias a la adopción de este modelo.
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