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La RSE más allá de la RSE

Por: Josep M. Lozano

allenLa biografía de Allen White hasta la fecha es, como ocurre tan a menudo, más que una historia personal. Se puede afirmar sin mucho margen de error que representa y condensa el hilo conductor básico de la RSE en los últimos 30 años. Sólo a modo de ejemplo, baste con recordar que fue co-fundador y director del GRI. Actualmente, desde la vicepresidencia del Tellus Institute impulsa el proyecto Corporation 20/20, activamente vinculado e involucrado en la Great Transition Initiative.

Como todas estas propuestas son totalmente accesibles, sería redundante que yo las presentara aquí pero, sin embargo, no dejo de recomendarlas fervientemente. Porque ahora, sobre todo, lo que me interesa es subrayar que su trayectoria comprometida y emprendedora es, si se me permite decirlo así, una metáfora de lo que deberíamos entender hoy como el principal reto de la RSE: ir más allá de la RSE.

La RSE hoy corre el riesgo de quedar atrapada en su agenda, en la multitud de temas que cubre. Vayamos por partes, esto no es malo ni despreciable, al contrario. Buena parte de su impacto en la gestión empresarial pasa por desarrollar y seguir desarrollando herramientas prácticas para afinar en el tratamiento de todos estos temas. Desde la rendición de cuentas a la acción social; desde el voluntariado corporativo hasta la conciliación; desde la gestión ambiental hasta los requerimientos a proveedores; desde las políticas de derechos humanos hasta las políticas de incentivos y los criterios de las carreras profesionales; desde… dejémoslo aquí. Porque al final lo que va resultando cada vez más evidente es que se pueden hacer cambios -y cambios significativos- en muchos de estos ámbitos sin modificar ni un milímetro la mentalidad empresarial, la visión de la empresa y el marco de referencia desde el que se establecen sus prioridades. Dicho de otro modo, es posible una política de RSE que no sea más que una agenda adaptada a las nuevas demandas sociales pero gestionada desde una mentalidad empresarial absolutamente convencional. Por eso el debate pendiente, a veces bloqueado por la misma retórica de la RSE, es el debate sobre el propósito de la empresa, al servicio de quién está, cuál es su contribución, como se gobierna, como asume los retos que tiene planteados la sociedad y cómo responde a ellos. Ya no se trata sólo de cuáles son los impactos y las prácticas empresariales. Se trata de cuál es el lugar y la contribución de la empresa en la nueva sociedad emergente. Que no podrá emerger sin las empresas. Pero que tampoco podrá emerger según cual sea el modelo de empresa dominante y triunfador.

tellus_great_transition_cvrPor eso sintonizo tanto con propuestas como las del Tellus Institute. Porque el debate sobre el futuro de la empresa no se puede separar del debate sobre el cambio social. No hay que confundirlos, no se deben mezclar, no se deben enfocar ideologizadamente. Pero no se pueden separar. Y por eso una RSE sólo centrada en la agenda acabará perdiendo fuelle. Porque perderá la referencia de cuál es su contribución y acabará olvidando una vez más (hoy que se habla tanto de los mercados como una especie de seres mitológicos ignotos que marcan el baile que nos toca bailar a todos) que las personas vivimos en sociedades, y no en mercados. Y que, por tanto, cuando trabajamos para promover un determinado modelo de empresa lo hacemos, sí, pensando en la empresa, en su especificidad y en su función, porque queremos más y mejores empresas; pero lo hacemos también pensando en la sociedad que estamos construyendo y en la manera como las empresas contribuyen a ello. El tan alabado y citado -con razón- Adam Smith, teórico y analista del mercado, puso como referencia en el título de su libro la riqueza de las naciones, no la riqueza de las empresas. Porque la afirmación y la defensa de las empresas y del mercado no es algo que se sostiene por sí mismo, sino en función del tipo de sociedad que contribuyen a construir. Y hoy ya no podemos hablar de las naciones (y también de su riqueza) sin hablar de la sociedad global (y también de su riqueza y de su distribución).

Y es este marco de referencia más amplio el que la RSE a menudo pierde de vista, y me temo que a veces de manera deliberada. Porque no siempre la defensa de la RSE se vincula a la apuesta por la transformación social, si bien, como es obvio, más vale que haya RSE que no que no la haya. Pero, para seguir con la terminología del Tellus Institute, si nos falta un debate a fondo sobre el propósito de la empresa no es porque no tengamos ideas sobre la empresa, sino porque estamos ante una encrucijada planetaria llena de interrogantes. Se puede producir una gran transformación, sin duda: la aceleración de los cambios que estamos viviendo nos muestra las potencialidades que tenemos a nuestro alcance. Pero esto no es inexorable, sino todo lo contrario. Muchos escenarios que se plantean nos dicen que no podemos descartar una nueva barbarie (o, si lo prefieren, nuevas barbaries). O continuar con el actual incrementalismo inestable, mezcla de miedo al cambio, fascinación por la tecnología, y defensa de los intereses establecidos.

Pero para ello hay que añadir (o, mejor dicho, integrar) a todo lo anterior una afirmación que a menudo se olvida. Para que haya una gran transformación es necesaria también una gran transformación de la conciencia y de las conciencias. Tenemos por delante el reto de la sostenibilidad y el reto de la interdependencia. Pero a menudo olvidamos que estos retos son inseparables de un reto cultural y de valores, de la necesidad de una nueva conciencia y de una nueva aproximación a la espiritualidad. Cuando hablamos de sostenibilidad hablamos -esto ya es un clásico- a la vez de calidad ambiental, de prosperidad económica y de justicia social. Porque somos conscientes también del riesgo, la indignidad -y los costes- que conllevan la degradación ambiental, la pobreza y la fractura social. Pero difícilmente las afrontaremos si, al mismo tiempo, no reconocemos que también hay que hacer frente al riesgo de la indigencia axiológica y espiritual, y que hay que plantearlo decididamente.

Visite la fuente en el blog de Josep M. Lozano



Josep M. Lozano

Profesor del Departamento de Ciencias Sociales e investigador senior en RSE en el Instituto de Innovación Social de ESADE (URL). Sus áreas de interés son: la RSE y la ética empresarial; valores y liderazgos en las organizaciones; y espiritualidad, calidad humana y gestión. Ha publicado sus investigaciones académicas en diversos journals. Su último libro es La empresa ciudadana como empresa responsable y sostenible (Trotta) Otros de sus libros son: Ética y empresa (Trotta); Los gobiernos y la responsabilidad social de la empresa (Granica); Tras la RSE. La responsabilidad social de la empresa en España vista por sus actores (Granica) y Persona, empresa y sociedad (Infonomía).

Ha ganado diversos premios por sus publicaciones. Fue reconocido como Highly commended runner-up en el Faculty Pionner Award concedido por la European Academy of Business in Society i el Aspen Institute. Ha sido miembro de la Comissió per al debat sobre els valors de la Generalitat; del Foro de Expertos en RSE del MTAS; del Consejo Asesor de la Conferencia Interamericana sobre RSE del BID; y de la Taskforce for the Principles for Responsible Business Education del UN Global Compact. En su página web mantiene activo un blog que lleva por título Persona, Empresa y Sociedad

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