México ocupa el primer lugar a nivel mundial en obesidad infantil; aún así, hay un debate enorme para ver si se saca o no la comida chatarra de las escuelas. La realidad tiene que ver con voluntad política y responsabilidad social empresarial, y por desgracia, es probable que no exista ni una ni la otra.
Tal vez México debiera aprender un poco de la industria de bebidas norteamericana, en donde Coca-Cola, PepsiCo y Dr Pepper Snapple Group han comenzado a difundir avisos de gráfica y TV que pregonan su iniciativa conjunta de retirar las bebidas azucaradas de todas las escuelas del país. Los colosos de la industria, siempre en competencia, pregonan ahora la campaña de la American Beverage Association, donde destacan el compromiso de tres años que ha llevado a una disminución del 88% en las calorías de las bebidas llevadas a las escuelas desde 2004.
Actualmente muchas propuestas suenan en Estados Unidos para cobrar impuestos a las bebidas azucaradas; se trata de una guerra directa a las calorías en un país donde también se libra una feroz batalla contra la obesidad. Sin embargo Kevin Keane –vicepresidente senior de Asuntos Públicos de la American Beverage Association- cree que las acciones de responsabilidad social que hasta ahora han mostrado las refresqueras será suficiente para obtener mejores resultados que grabar las sodas con impuestos.
Hace unos días se publicó una noticia respecto a que la industria tabacalera en México no ha colocado los gráficos sugeridos sobre los efectos del tabaco en la salud. Es un tema de responsabilidad social obviamente. En contraparte y continuando con la línea refresquera, podemos ver que la iniciativa “Cero calorías” en Estados Unidos, consiste en la mención del valor calórico de las bebidas al frente de los envases, las máquinas expendedoras y las fountain machines. Es también un tema de RSE pero aceptada, asumida y puesta en práctica. De hecho, las compañías de bebidas coordinarán sus esfuerzos con la FDA (Food and Drug Administration).
Estas acciones de la industria refresquera en EUA coinciden con el llamado de la primera dama norteamericana, Michelle Obama, a erradicar la obesidad infantil, lo cual denota también una buena visión hacia todos los stakeholders.
La realidad es que la industria de las bebidas ha asumido que debe ser parte de la solución, especialmente en un tema tan complejo como la obesidad. Han entendido bien que anteponer los benficios económicos por encima y no a la par del desarrollo social, definitivamente no es un camino de desarrollo sostenible.
En el spot televisivo de la campaña se puede ver a conductores de camión de cada una de las tres compañías, caminando juntos por una escuela, vestidos en sus uniformes corporativo con los logos de las empresas, y llenando las máquinas expendedoras. Un esfuerzo conjunto nunca antes visto logrado a partir de la responsabilidad social y que les traerá por ende no sólo una licencia social extremadamente valiosa sino incluso mayores ventas al ingresar en una zona mucho más importante que las góndolas comerciales, la buena voluntad en la psique del consumidor.
La responsabilidad social tiene sus dividendos… algo que la industria de la comida chatarra en México está muy lejos de entender.