Por: María José Evia Herrero
Después de casi 20 años de campañas y discusión, la Unión Europea finalmente prohibirá, a partir del 11 marzo de este año, la importación y venta de artículos cosméticos probados en animales. La regulación incluye a todo el sector de belleza y cosméticos, desde pasta dental y jabón, hasta maquillaje.
Como mencionamos, fue un camino largo y accidentado, pues la ley se discutió por más de una década, y en 2003 fue aprobada, para después aplazarse hasta 2009, cuando obtuvo otro plazo hasta 2013. Entre los grupos que presionaron para lograrlo están la ONG Cruelty Free International y también The Body Shop, marca pionera en productos de belleza responsables y naturales.
En un comunicado conjunto, estas dos últimas organizaciones se congratulan por la decisión de la Unión Europea, esperando que sea un ejemplo para países como China, donde las pruebas en animales no solo son aceptadas, sino que son obligatorias.
Aunque The Body Shop fue la primera compañía de productos de belleza en luchar contra las pruebas en animales y su fundadora (la Dama Anita Rodick) fue una conocida activista por varias causas sociales y ambientales, otras se han unido en años recientes. En abril de 2012, la marca Lush fue sede de una inquietante puesta en escena, donde una activista y un actor representaron en vivo el trato que se le da a los animales durante pruebas para cosméticos, que se realizó en colaboración con la Humane Society. En ese momento, en Reino Unido las pruebas eran legales si se realizaban en otros países.
Como en otras industrias, uno de los problemas que enfrentan las marcas para implementar políticas contra el maltrato animal de es la falta de un estándar internacional al respecto, y la imposibilidad de seguir el rastro de toda la cadena de suministro, pues es posible que una compañía decida no hacer pruebas, pero alguno de sus proveedores (o de los proveedores de éstos) sí las realice. Existen etiquetas como «Leaping Bunny«, de la American Vivisection Society o «Cruelty Free» de PETA, pero no hay una metodología global estándar.
Por lo tanto, será interesante cómo las compañías se adaptarán a la nueva resolución de la UE y cómo ésta se asegurará de que se cumpla la ley. Es muy probable que surjan nuevas metodologías, que beneficiarán a toda la industria.
Yo siempre he pensado que si están usando químicos tan potencialmente dañinos que se te tengan que hacer pruebas en animales, no pueden ser buenos para nadie.