El día que se conmemore un día del Hombre, no solo de la Mujer, será el momento de decir que existe realmente igualdad de género”*
Lo anterior versaba una compañera de trabajo hace un tiempo. En ese momento, estuve de acuerdo con ella. Mi feminista interior (imposible de exterminar, por ser herencia genética) apoyó la aseveración. Ahora, a unos años (arrugas, kilos y achaques) más, me da tema para tratar el día de hoy.
No intento envolverme en la bandera del feminismo radical, más si hacer memoria acerca del por qué del Día Internacional de la Mujer e invitarlos a la reflexión ética de lo que queda por hacer. Es fácil olvidar que las cosas que damos hoy por sentado, costaron vidas, y que es una obligación ética respetar lo que personas excepcionales hicieron en su tiempo. Tampoco proclamo la igualdad de sexos, no somos iguales y nunca lo seremos, desde mi humilde opinión. Pero si soy ferviente defensora de la igualdad de Derechos y Obligaciones de los mismos.
Solo para comenzar a hacer memoria, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora o también Día Internacional de la Mujer celebra el día 8 de marzo y es reconocido por las Naciones Unidas.
La idea de un día internacional de la mujer surgió desde la Revolución Francesa, pero no fue hasta los primeros años del siglo XX cuando se comenzó a proclamar, desde la izquierda y a nivel internacional, la celebración de una jornada de lucha específica para la mujer y sus derechos.
Uno de los acontecimientos más ligados al inicio de la revolución femenina, fue el trágico incendio de la fábrica Triangle en la ciudad de Nueva York, en el cual murieron 146 trabajadoras en 1908, incendio provocado por las bombas incendiarías que les lanzaron ante la negativa de abandonar el encierro en el que protestaban por los bajos salarios y las infames condiciones de trabajo que padecían.
Para no abrumarlos con historia que todos podemos conocer solo buscando en internet, me brincaré la etapa didáctica para pasar a la reflexión.
Ahora bien, estamos en el año 2009, a 101 años después de este trágico incidente y vivimos en México. Disfrutamos de un derecho al voto que muchas no ejercen, no le dan la importancia ni conocen la historia de cómo lo obtuvieron, es algo que ya dan por sentado. Vamos a las universidades y podemos elegir una carrera; nos incorporamos a la fuerza laboral por decisión propia o por necesidad; o elegimos trabajar desde casa, para estar más cerca de nuestros hijos. Cada día se abren más puertas, a paso lento, pero se abren gracias al trabajo de muchas mujeres que siguen poniendo su granito de arena para que haya una igualdad de oportunidades y derechos en el mundo; algunas desde el *spot* público, otras desde sus hogares, otras desde sus lugares de trabajo.
Por eso, después de reflexión, me doy cuenta de que la verdadera revolución femenina no consistió en darnos el voto, o en hacernos iguales a los hombres, sino en darnos la oportunidad de ELEGIR un futuro diferente al que antes estábamos predestinadas desde que nacíamos. Nos da la oportunidad de educar a nuestras hijas, de desarrollarnos como profesionales en terrenos antes solo reservados a los hombres, y a la vez, nos deja con el reto de balancear la vida personal con el trabajo. Ahora, la “lucha” no se realiza con manifestaciones en la calle y culpando al hombre de todas nuestras desgracias; ahora el cambio se realiza en el día con día desde nuestras trinchelras personales, sabiéndonos responsables de nuestro detino y sin acusar a terceros por nuestros resultados. Ahora, día a día millones de mujeres dejan sus casas y se adentran en el mundo del trabajo, sin cuestionarse siquiera si es su derecho estar ahí, y sin complejos de inferioridad. Se saben valiosas y capaces, y la frontera la trazan ellas mismas. Hemos dejado atrás el estereotipo de mujeres abnegadas para reclamar de forma práctica y real nuestro lugar en el mundo.
Ahora, nuestro reto y responsabilidad serán el poder lograr que no tengamos que elegir entre una familia o un lugar en algún corporativo, el lograr que ambas cosas puedan ser llevadas de la mano a través de prestaciones encaminadas a facilitarlo. Actualmente tengo el honor de representar a la industria mexicana a nivel internacional para la creación del ISO 26000, y sé que este tema es fundamental dentro del mismo. Es también nuestra responsabilidad el educar en la paz a nuestros hijos, evitar la violencia de género, fomentar la repartición de obligaciones en el hogar, dar oportunidades iguales a nuestros hijas e hijos. En México deberíamos de ser capaces de proclamar que la educación de las mujeres se basa en la decisión de cada una por asistir o no asistir a la escuela, como en otros países.
Me da gusto saber que hay camino avanzado, pero soy consciente de lo mucho que falta. Desde mi trinchera personal se que es mi responsabilidad seguir trabajando en pro de esto, ser parte del movimiento continuo, no solo una espectadora sin crítica. Si no, no podré ser digno ejemplo de mi hija e hijo, y eso, es algo que no puedo dejar en mi pequeña historia.
Karla Guerrero
Lic. en Relaciones Internacionales, con certificación en Involucramiento Comunitario por el Centro de Ciudadanía Corporativa del Boston College, ha sido el representante nacional de la Industria Mexicana para la creación de ISO 26000 a nivel internacional por los últimos tres años. Así mismo, administró el Comité de ética de CEMEX los últimos cuatro años, y fue asesora de responsabilidad social y ética empresarial para la misma empresa. Actualmente, dirige Ética y Estrategia, despacho de consultoría en temas de responsabilidad social, como desarrollo de códigos de ética, reportes basados en GRI, desarrollo de estrategias de RSC, Involucramiento Comunitario, Certificaciones y reconocimientos de RSE, ISO 26000, entre otros.
Quisiera saber el correo electrónico de Karla Guerrero. Gracias.
que bueno que nos demos a la tarea de ser criticos frente a lo que hacemos, puesto que es la unica manera de emanciparnos. a las personas que escriben y no escriben como tu les deseo lo mejor y es que puedan tener un encuentro personal con el dador de la vida Jesucristo el unico Dios.