Drew Barrymore está en paz con el hecho de que las mujeres no pueden “tenerlo todo, al menos no en el mismo momento”. Ésa es una declaración con el potencial de erizar algunas plumas. “Me meto en problemas por decir que tienes que tomar decisiones y, por lo tanto, es posible que no llegues a hacer todo lo que quieres”, dice. Barrymore no sugiere que las mujeres no puedan lograr sus ambiciones personales y profesionales; de hecho, eso es exactamente lo que ha hecho desde que era adolescente. Simplemente es realista sobre el hecho de que la vida puede ser caótica y complicada.
“Nunca me voy a la cama pensando ‘Síp, lo hice todo hoy’”, dice Barrymore. “Más bien pienso algo como, ‘¡Ufff! Creo que la gente en el trabajo no me odió hoy y que mis hijos sintieron que mamá estuvo allí, y eso es bueno’… Es siempre un reto, ¡y necesito hacerlo lo mejor posible!”
No obstante, Barrymore sí parece estarlo haciéndolo todo, considerando su impresionante lista de títulos: Madre (tiene dos hijos, Olive y Frankie), empresaria del entretenimiento (rodó su primera película a los 5 años de edad, y ha sido un nombre común en los carteles publicitarios en los cines durante décadas gracias a su trabajo como actriz, directora y productora) y emprendedora (fundó una empresa de cosméticos asequibles Flower Beauty, una productora llamada Flower Films, y es socia en Barrymore Wines). Barrymore añadió recientemente a esa lista el título de escritora con la publicación de Wildflower, una colección de ensayos reflexivos y humorísticos en primera persona que narran una vida en el ojo público que ha sido cualquier cosa menos ordinaria.
Pero es al navegar por esas intensas demandas, a menudo contrapuestas al trabajo y la familia, que la vida de Barrymore es ahora similar a la de muchas mujeres comunes. Navegando entre el deber del trabajo y el asegurarse de pasar tiempo de calidad con sus hijas, Barrymore se enfrenta a una rutina diaria que es más bien una situación de priorización que un acto de malabarismo que no deja tiempo para mucho más. “Ahí están tu matrimonio, tus amistades, dios no lo permita, tú. Si voy a hacer algo para mí, incluso ejercicio, me siento muy culpable”, admite Barrymore. “No sé cuáles son las respuestas. En mi vida, nunca me siento como si estuviera haciéndolo todo, teniéndolo todo sintiéndome bien al respecto.’”
Barrymore tiene una perspectiva única y poderosa de la idea de equilibrio, que discutió conmigo con franqueza en una reciente conversación sobre su nuevo libro, sus actividades empresariales, y lo que es que se siente ser una actriz de más de 40 años en Hollywood.
Haz lo que amas
Para Barrymore, perseguir la profesión que le apasiona hace que las partes difíciles –trabajar horas extra o viajar, por ejemplo–, se sientan como retos a superar, no como obstáculos insuperables. “Debes hacer lo que amas, porque así querrás hacerlo. Es una bendición en este mundo hacer cualquier cosa que te interese”, dice.
Sus pasiones son la narración y el proceso de creación. “Me encantan las palabras. Y me encanta la descripción”, dice Barrymore, lo que refleja en su nuevo libro Wildflower. “Intentar describir las escenas y las habitaciones y la gente fue muy divertido para mí porque me encanta el arte de colorear con palabras.” Sus otras actividades profesionales son igualmente estimulantes. Ella denomina a su empresa de belleza “relatos para mujeres”. ¿Y el negocio del vino? “El vino es sólo porque me gusta beber vino”, dice riendo. “Creo que funciona mejor cuando se trata de mezclar negocios y placer.”
Envejecer significa mejorar
Hoy en día, la juventud y la belleza son celebradas casi obsesivamente, y quizá en ningún lugar eso sea más cierto que en Hollywood. Pero la perspectiva de Barrymore sobre la edad es refrescante y centrada. “Cada mujer envejece si tienen suerte. Todo empieza y termina en pañales, si tienes suerte”, dice la actriz de 40 años.
“Así que disfruten de esas arrugas, abrácenlas.” Ella dice que no le gustaría volver a tener 17 años por ningún motivo. “Espero lucir como la bolsa más arrugada que hayas visto en el planeta Tierra. Y esté sentada allí con mis trenzas y mi sabiduría, bebiendo vino y viendo a mis nietos. Espero que ahí es donde termine mi vida.”
Sigue tu instinto
Scream, la película de terror que conquistó al mundo en 1996 abre con una escena escalofriante donde el personaje de Barrymore muere. Fue su idea hacer el papel a pesar de que era demasiado pequeño para una actriz de su calibre y reputación. Sin embargo, ella sabía que si interpretaba ese personaje “sería aún más aterrador porque darían por descontadas mis pretensiones”. Ella tenía razón. “Sólo recuerdo atreverme a hacer esa llamada y seguir mi instinto. Creo que eso me dio la confianza de seguir adelante, de compartir ideas y asumir riesgos. Esa simple llamada fue fundamental para mí. Me enseñó a atreverme a tener una idea extraña.”
Encuentra palabras que sean tu guía
Una conversación con Barrymore está salpicada de lecciones de vida y tiene algunos de sus propios mantras que la inspiran todos los días. Número uno: “El trabajo dirá mucho más que las palabras. Acciones, no palabras, siempre. No hables de nada hasta que lo hagas.” “Eso siempre me calmó”, dice Barrymore. “Creo que, especialmente en esta época y a esta edad, mientras menos ruido hagas más te harás escuchar. La confianza es silenciosa y la inseguridad, estruendosa.”
Otro mantra rector de su vida fue pronunciado por Abraham Lincoln: “Cuando hago bien, me siento bien. Cuando hago mal, me siento mal. Ésa es mi religión.” Y Barrymore dice: “ Sí, eso es todo. ¡La cuenta, por favor!”
Fuente: Forbes