Todo el mundo quiere ser así porque es «buena onda», pero los temas de sustentabilidad rara vez son considerados en las decisiones cruciales de las empresas.
Cada quien la entiende como quiere, pero la palabra sustentable, la Real Academia de la Lengua la define así: Que se puede sustentar. ¡Vámonos!
¿Una refresquera que no invierta en el cuidado del agua tiene un negocio sustentable? De no hacerlo, ¿es una empresa que valga dinero en el largo plazo?
Llevémoslo a temas más recientes. ¿La corrupción abona en el crecimiento sustentable de una empresa? ¿Qué pasa si el funcionario que se puso «a modo» sale del Gobierno o si alguien se da cuenta del «truco»?
Hoy en Walmart de México, conducida por Scot Rank, sufren por el tema de la corrupción. Desde que fue público el tema de que corrompieron a funcionarios para instalar nuevas tiendas, sus acciones cayeron 14 por ciento en su valor.
Sin embargo, Walmart forma parte aún del, mire usted, Índice de Precios y Cotizaciones Sustentable, de la Bolsa Mexicana de Valores.
Ahí también están Alfa, de Armando Garza Sada; Coca Cola Femsa, de José Antonio Fernández Carbajal, e ICA, cuyas riendas ya casi toma Alonso Quintana. Es un grupo de 23 compañías.
Las seleccionaron porque fomentan la sustentabilidad de sus negocios, de la sociedad con la que conviven y, claro, a la que le venden.
Todas se sometieron a la calificación de la Universidad Anáhuac del Sur y de EIRIS Empowerment Responsible Investment, una institución que presume 27 años de experiencia.
Las calificaron, entre otras cosas, bajo los estándares del Pacto Mundial de la ONU, en cuyo consejo tiene una silla Fernando Chico Pardo, de Asur. Quienes se añaden voluntariamente a él se comprometen a atacar la corrupción. En ese pacto también participa Walmart.
Las empresas que entran al pacto lo hacen, entre otras cosas, porque así grandes fondos de inversión de trabajadores compran sus acciones y éstas se aprecian más. ¿Son todas las que están?
Fuente: Reforma
Columna Capitanes