Tres o cuatro generaciones atrás la basura no era un problema. Los residuos orgánicos seguían el ciclo de la vida como abono o alimento para animales, los arrojados a los ríos eran depurados por las propias aguas y los desechos inorgánicos eran pocos.
Ahora predominan los desechos inorgánicos y nuestro estilo de vida favorece la cultura del «usar y tirar». Consumimos más productos con empaques y menos durabilidad, lo que ha llevado a un nivel inimaginable la generación de residuos. Para formar parte de la solución aplique las tres «R». REDUCIR. Disminuya el consumo de energía y agua.
Prefiera productos con menos empaques. Reduzca el uso de productos tóxicos y contaminantes, sobre todo en artículos de limpieza. Evite productos que casi inmediatamente terminan en el cesto de la basura, como papel de cocina y papel aluminio. Al momento de comprar llevar sus propias bolsas de tela.
Si no puede reducir el consumo de algún producto, tenga en cuenta la opción del reciclaje. No coloque el papel con el resto de la basura; apile periódicos, revistas y cartón y deposítelos en contenedores para su reciclaje. Separe residuos en orgánicos e inorgánicos.
El vidrio es el mejor para ser reciclado, entréguelo por separado a quienes recolectan la basura. Los envases de plástico de PET son reciclables, al igual que las latas de aluminio e incluso envases tipo brick. REUTILIZAR. Si se descompone algún aparato eléctrico vaya con un experto para que lo repare en lugar de comprar uno nuevo. Lo mismo en el caso de ropa, zapatos y muebles. Compre bebidas en botellas de vidrio retornables. Imprima el papel por ambas caras.
Las hojas escritas por una cara pueden servir para escribir notas o dibujar. La ropa que ya no le quede o ya no use puede emplearla alguien más. También puede ser usada para forrar cojines o cuadernos. Aproveche frascos y latas para guardar alimentos u objetos pequeños.
