Con esto de la crisis financiera, son muchos los cuestionamientos o inquietudes que han venido surgiendo, y una de ellos es el relativo al destino y monto de las utilidades de las empresas.
Una de las causas que se manejan que propiciaron la actual situación financiera, fue la búsqueda de incrementar las utilidades lo más posible, de la manera más rápida y manejando un elevado riesgo, calificando de audaz a quienes incursionaban en este esquema.
Dejando la cautela y la visión de largo plazo a quienes fueron considerados de timoratos, por no seguir el otro camino.
Sin embargo, como consecuencia de la problemática actual, algunos han comenzado a preguntarse: ¿existe un límite en ese afán de incrementar de manera consistente esas ganancias, sin considerar en una verdadera dimensión los riesgos para obtenerla?
Y por otro lado, surgen otras preguntas: ¿las utilidades son un fin o un medio para la empresa? Y también: ¿Para quién son las utilidades?
El comentario lo hago en función de lo mencionado en un artículo previo sobre los conceptos del Profesor Yunus, en cuanto al manejo de los recursos monetarios de las empresas, quien considera que las utilidades deben de ser reinvertidas para mejorar o innovar los bienes o servicios elaborados, con la intención de atender mejor las necesidades de la sociedad.
Esto me parece que implica un cambio en el concepto tradicional de una empresa, y se adecua a un verdadero sentido de la Responsabilidad Social Empresarial en el más amplio de los sentidos.
Tal vez ese paradigma de buscar el lucro en forma desmedida que ha venido imperando desde hace tiempo, fue el que propició esta fuerte crisis financiera actual, y que ahora es necesario revisarlo y cambiarlo.
Aquí el cambio de paradigma pudiera ser, siguiendo la idea del Profesor Yunus, el considerar a los dueños o socios también como empleados de la misma empresa, y recompensar al inversionista que está dispuesto a poner parte de su dinero en ella, en función de ofrecer un bien o servicio requerido por la sociedad, y no por medio de la especulación en el ámbito financiero en donde se realiza un juego suma cero, donde solamente unos cuantos ganan a costa de la misma empresa y del mercado en general.
El mismo Grameen Bank a través de su esquema de microfinanciamientos, y el Triodos Bank dedicado a inversiones ecológicas y sociales, son ejemplos vivos que este modelo funciona, y que no se vieron afectados por la crisis como muchos bancos en el mundo.
Siendo optimista, es posible que estemos entrando a una nueva era, en donde el financiamiento no se convierta en un elemento meramente especulativo, y la empresa sea esa institución al servicio del hombre.
Son muchas las lecciones que está dejando esta crisis, y creo que vale la pena considerarlas en beneficio de las empresas, los gobiernos, los mercados, los inversionistas, y los consumidores; tomando en cuenta que todos tienen una responsabilidad social que cumplir.
Seguiremos platicando ….
Antonio Rey Tamayo Neyra
Licenciado en Administración por el Instituto Tecnológico Autónomo de México, y actualmente estudiando la Maestría en Sociedad de la Información y el Conocimiento en la Universidad Abierta de Cataluña. Dedicado al periodismo de investigación desde 1987 especializado en temas socioeconómicos. En los pasados 19 años hasta la fecha, colaborando en el periódico El Financiero como Coordinador Editorial y Redactor de Proyectos Especiales, además de haber escritor para otros medios durante este mismo tiempo. Adicionalmente se ha dedicado también a la consultoría y capacitación en relacionales laborales desde hace 18 años, trabajando para diferentes empresas en todo México. De siete años a la fecha, involucrado en el tema de Responsabilidad Social, realizando varios proyectos editoriales, y estudiado un diplomado al respecto coordinado por el Tecnológico de Monterrey, Cemex y el Banco Mundial, y un curso del mismo tema en la Universidad Abierta de Cataluña.