Nos encontramos en un momento crítico en lo que respecta a la gestión empresarial. Tras años de confusión y oportunismo en los que algunas compañías utilizaron la Responsabilidad Social Corporativa como un mero argumento de venta y no como un verdadero nuevo modelo de dirección transversal que afecta a todos los ámbitos de la empresa, parece que podemos estar asistiendo a un nuevo renacer de la RSC.
Dirigentes de algunas escuelas de negocios reconocían en entrevistas publicadas por El País en 2015 la mala praxis empleada por ciertos directivos durante los años de bonanza económica. En ese mismo artículo citado, se informaba también que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico instaba a sus estados miembros a reformar la educación de los futuros líderes empresariales. En palabras de su dirigente, “es necesario hacer a escala global un examen de los conceptos y teorías existentes en las facultades de Economía así como una profunda y crítica revisión del papel y planes de estudio de las escuelas de negocios y de sus MBA”.
Así, si queremos que nuestra sociedad avance en una dirección sostenible y podamos resolver los graves problemas que nos acucian, como el desempleo, el cambio climático o la corrupción, por citar solo algunos, necesitamos líderes que no se enfoquen únicamente en la cuenta de resultados.
Esta corriente de autocrítica y las nacientes mejores prácticas parecen anunciar el inicio de una nueva era en el ámbito empresarial.
En esta nueva etapa son cada vez más los directivos que de forma sincera y consciente quieren implantar en sus empresas un modelo de gestión comprometido con el bienestar de las personas y con la preservación del medio ambiente. Su estilo de gestión está basado en valores y su liderazgo suele ejercer una influencia muy positiva sobre sus colaboradores.
Para ellos la Responsabilidad Social Corporativa representa mucho más que unas siglas y la convierten en la savia que debe recorrer todos los estamentos de sus compañías. Estos directivos de nueva hornada, hombres y mujeres idealistas que intentan mejorar el mundo que les rodea, forman un colectivo cada vez más numeroso y ven en la empresa un poderoso motor de cambio. Sin embargo, muchos de estos directivos y directivas sienten demasiadas veces que aún predican en el desierto.
Nuevas escuelas de negocios que cambian las reglas del juego
Las escuelas de negocios suelen priorizar los aspectos económicos de la gestión directiva y llegan a ignorar temas como la ética, la satisfacción de los empleados o el impacto medioambiental. Para sus detractores, las escuelas de negocios sólo piensan en el dinero y aportan legitimidad a muchos directivos a la hora de tomar decisiones que fomentan la desigualdad y un crecimiento económico irresponsable.
Sin embargo, existe una nueva oleada de futuros directivos que no conciben la prosperidad económica si no existen unos valores que guíen y legitimen las actividades de las empresas. Estos estudiantes prefieren programas formativos más completos, que cubran sus necesidades existenciales y que les permitan crecer tanto a nivel profesional como personal. Ese proceso les ayudará a convertirse en líderes íntegros y serán valorados por sus colaboradores y su entorno como un modelo a seguir.
Estas nuevas generaciones de estudiantes son los protagonistas de una demanda de programas académicos que no sólo se centren en los aspectos económicos de las empresas, sino que también analicen sus aspectos sociales y medioambientales.
Ejemplo de ello es CMI Business School es la primera escuela de negocios especializada en Responsabilidad Social Corporativa y tal y como dice su web “nace para contribuir a la paz y armonía de las organizaciones con la sociedad y la naturaleza, impartiendo programas de formación de excelencia en su escuela de negocios”. Rafael García, su fundador y director, asegura que “si bien es cierto que muchas escuelas de negocios están incorporando cada vez más asignaturas sobre sostenibilidad y responsabilidad social, no existía hasta hoy una escuela que estuviera específicamente centrada en este tema”.
El nombre del MBA que se imparte en las aulas de CMI Business School no pasa desapercibido: MBA Responsable. Se trata de un programa formativo que pretende desarrollar las habilidades de los directivos para alcanzar una gestión consciente de empresas y organizaciones. Rafael García afirma que fundó CMI para que “sirviera de inspiración a otras personas para contribuir a mejorar el mundo, convertirlo en un lugar mejor. Por eso pusimos en marcha CMI, con la intención de crear un centro de referencia en formación empresarial y responsabilidad social corporativa”.
El MBA Responsable se ofrece en tres modalidades: presencial, semipresencial y online; y en todas ellas destaca su carácter transversal y la aplicación práctica de conceptos estratégicos que mejoran la empleabilidad de los alumnos. A los contenidos ya mencionados de Responsabilidad Social Corporativa y Liderazgo Consciente, se les unen otros como las Habilidades Directivas, Contabilidad y Finanzas, Marketing y Comunicación, Emprendimiento Responsable, Contabilidad y Finanzas, Negociación Responsable Internacional, Investigación y Desarrollo, Big Data e Industria 4.0, Comercio Internacional, Gestión de Proyectos, Fundaciones y Empresas Sociales, Dirección de Calidad y Sistemas Digitales de Información y Comunicación.
El MBA Responsable de CMI Business School está dirigido a directivos y gestores de empresa con experiencia en el mundo empresarial que necesitan actualizar sus conocimientos en el campo de la Responsabilidad Social Corporativa así como a todas aquellas personas, independientemente de su experiencia o formación, que busquen realizar un impacto positivo a través de ideas, proyectos, equipos y organizaciones. Esta formación también está dirigida a particulares interesados en la implantación de estrategias responsables de innovación y mejora social o medioambiental en cualquier tipo de organización.
Cuando un estudiante se forma en sostenibilidad, encontrará trabajo en puestos especializados: Compliance Officer, Responsable de RSC/Sostenibilidad, por supuesto, pero sobre todo se capacitará para gestionar y dirigir un negocio responsable, ya sea un proyecto propio (emprendimiento) como de la empresa/ONG/empresa social (intraemprendimiento).
Cada día son más las empresas que, lejos de realizar acciones de RSC por “obligación” toman consciencia e incorporan en sus webs corporativas estudios e informes de actuaciones de responsabilidad en materia de medio ambiente, entornos desfavorecidos o, incluso, relacionadas con el cuidado de sus trabajadores. Por lo que esta formación permitirá cubrir en un futuro próximo las necesidades de contratación de expertos en este campo en concreto.
Para los estudiantes sin experiencia laboral, la oferta de prácticas profesionales en empresa del MBA Responsable pueden suponer el primer paso al mundo laboral. Todas ellas son remuneradas y con contenidos profesionales, por lo que, en línea con su ejemplaridad en RSC, CMI asegura las prácticas de excelencia. Durante el período de prácticas, los estudiantes llevarán a cabo trabajo real en organizaciones como reto y complemento a su formación, para aplicar los conocimientos y habilidades adquiridos durante el máster y resolver científicamente problemas y situaciones de negocio con impacto positivo.
Por último, CMI Business School ofrece a través de su Fundación Universal Becas de Estudio para los Programas MBA Responsable en todas sus modalidades. Estas ayudas responden a la filosofía del centro y cubren el 50% del precio de cada programa atendiendo al alumnado con expediente académico de excelencia. Además, una parte de dichas Becas están reservadas para personas provenientes de países de economías emergentes, en vías de desarrollo, o con alguna discapacidad, con el objetivo de fomentar la igualdad de oportunidades en diferentes colectivos.