Cuando se trata de responsabilidad corporativa, Lego es una marca que siempre se ha adelantado a su tiempo, primero poniendo un ejemplo de equidad de género y promoviendo el empoderamiento de la mujer en plena década de los ochenta y ahora buscando llevar la construcción sustentable al mundo de los más pequeños de la casa a través de los bloques que les encantan.
De acuerdo con Tim Brooks, director de sustentabilidad de Lego, existen más de 90 ladrillos de la marca por cada persona que habita en el planeta, lo que evidentemente convierte a la compañía en un emisor de grandes toneladas de plástico con altísima durabilidad.
Sin embargo desde el inicio de su fabricación en 1958, los bloques han sido diseñados para utilizarse una y otra vez sin poner un límite a la creatividad de los niños ni a la vida útil del producto, por lo que aquellos productos comprados en la década de los sesenta aún son compatibles con los Lego que se fabrican hoy en día.
Lo anterior, sumado al afecto de los consumidores por una marca entrañable desde la infancia y el gran trabajo de LEGO en marketing de contenidos para continuar vigente en la mente de sus clientes, hacen que los desechos de plástico producidos por el abandono de los bloques se reduzca al mínimo, por lo que la única forma de que la empresa logre incrementar la sostenibilidad del producto es desde el origen: una fabricación más amigable con el medio ambiente.
La misión de Lego es reducir el impacto ambiental a través de la simplicidad de su diseño, y ahora ha convertido la reducción del impacto ambiental en una prioridad que llevará a la compañía a redefinir sus procesos de fabricación, una tarea que solo puede llevarse a cabo si trabaja de la mano con su cadena de valor.
De acuerdo con información de The Guardian, la marca ha eliminado los ejes metálicos contenidos en sus productos y sustituirlos por tapones plásticos capaces de unirse a las ruedas de forma segura, lo que logrará aceleró el proceso de producción simplificando el montaje. Con esto la empresa ha logrado disminuir entre 10 y 20% su impacto ambiental al tiempo que reduce costos de fabricación.
Durante la implementación del proyecto, éste dio lugar a un beneficio adicional, ya que la compañía tuvo que capacitar a su personal sobre los beneficios de la sustentabilidad, por lo que ahora cada vez que se diseña un nuevo producto, recibe una evaluación sobre su impacto ambiental.
El objetivo final es que los diseñadores de la compañía tomen decisiones amigables con el medio ambiente sin darse cuenta, lo que sería un indicativo tangible de que la sustentabilidad se ha convertido en parte del núcleo de la compañía y comienza a vivirse todos los días.
En términos ambientales, las materias primas que Lego utiliza para la fabricación de sus productos representan el 30% de sus emisiones de gases efecto invernadero, por lo que se espera implementar alternativas ecológicas para el 2030. Esto implicará un esfuerzo conjunto con los proveedores de materiales de corte de bordes y materiales biodegradables.
Aunque se ha experimentado con la devolución de piezas de Lego para su reutilización, la respuesta de los consumidores no ha sido favorable, ya que de acuerdo con Brooks, ellos se sienten tan orgullosos de su colección que no pensarían en devolverla. «No nos gusta pensar que la vida útil de los bloques de Lego pueda llegar a su fin», declara.
[…] los consumidores, LEGO era una marca muy comprometida con el medio ambiente, hasta que se dieron a conocer acuerdos poco responsables. Y es que recientemente Greenpeace […]