Para Hanna y Ashley la música inició como un juego, sin darse cuenta ase convirtió en una forma de vida y ahora esa pasión les permite no sólo subirse al escenario para interpretar sus sentimientos, sino también ayudar al desprotegido y en especial a los niños, por eso nació la necesidad de crear su propia fundación.
“nació la necesidad de involucramos del lado social con la gente y sin decirles nada a nadie empezamos a buscar albergues para convivir con los niños, llevarles juguetes, ropas y nuestra música; luego nos dimos cuenta que cuando terminaba la semana, nos hacía sentir personas completas», emocionado revela Hanna.
Cuando nos dimos cuenta apareció la Fundación CIE quien nos ayudó a elegirla causa, hacerla crecer, visitamos varios lugares y cuando llegamos a Casa de la Sal, donde hay niños con sida, decidimos que éste era nuestro cariño y desde más de un año y medio pagando tratamientos para niños con esta enfermedad y con Cambiamos la Vida, estamos formalizando detalles de la fundación»
Milenio, ¡Hey!, p. 11