Llamen a todos los hipsters: podrían tener una nueva razón para sentirse mejor por sus jeans ajustados.
En un intento por fortalecer sus acreditaciones en temas de ética laboral, así como de satisfacer los requerimientos cada vez mayores de los consumidores millennials, la compañía textilera Levi Strauss & Co está ofreciendo un nuevo incentivo financiero para los proveedores en lugares tan lejanos como Bangladesh y China, con el fin de que estos incrementen sus estándares ambientales, laborales y de seguridad.
El fabricante de pantalones de mezclilla con sede en San Francisco dijo el martes que empezaría a proporcionar capital de trabajo (recursos para poder operar) a un menor costo para sus proveedores de jeans 550 que cumplan de manera eficiente con esas medidas.
El financiamiento, que está siendo arreglado con el brazo del sector privado del Banco Mundial, la Corporación Financiera Internacional (IFC por sus siglas en inglés), operará en una escala variable. Al momento en que los proveedores mejoren las condiciones para sus empleados y su desempeño ambiental serán recompensados con menores tasas de interés en el capital de trabajo suministrado a través de un mecanismo especial de la IFC.
El proyecto surgió de las conversaciones que comenzaron en la IFC después del derrumbe en 2013 de la fábrica Rana Plaza en Bangladés, en el que hubo más de mil 100 muertos y provocó un nuevo escrutinio para las cadenas de abastecimiento de las grandes marcas de moda internacional.
Después del desastre, la IFC empezó a ofrecer préstamos con bajos intereses para mejorar las condiciones de seguridad en las fábricas de Bangladesh, el segundo mayor proveedor del mundo en la industria textil y del vestido después de China.
La última iniciativa tiene como objetivo proporcionar incluso mayores incentivos para mejorar las condiciones al ofrecer a los contratistas con mejor desempeño la oportunidad de reducir su costo de capital.
A través de la IFC, los proveedores de Levi Strauss tendrán acceso a capital más barato que el que tendrían de otro modo en sus países. Pero Olaf Schmidt, quien dirige la práctica de minoristas global del IFC, dijo que los proveedores que hicieran mejoras en sus estándares laborales, de seguridad y ambientales tendrían un descuento adicional hasta de 0.50% (50 puntos base) en los cargos por intereses.
La acción refleja dos importantes tendencias en la globalización. Los consumidores y particularmente los millennials se preocupan cada vez más sobre las condiciones en las que se fabrican sus ropas, las marcas de la moda enfrentan una mayor presión para asegurar que sus proveedores en lugares como Bangladesh, Camboya y Vietnam cumplan con los estándares más altos.
En algunos casos, junto con el aumento de salarios y costos en China y otros centros de producción, las marcas han tenido que realizar un reshoring (regresar las fábricas a su país) de la producción a lugares más cerca de casa.
Pero la combinación de estas presiones y la manera en que las cadenas de abastecimiento mundiales son cada vez más intrincadas también están llevando a que las empresas multinacionales establezcan lazos más fuertes con los proveedores y utilicen nuevas herramientas para manejarlas.
El esquema de Levi Strauss será administrado parcialmente a través de GT Nexus, un sistema de administración de cadenas de distribución con base en la nube, que permite a las empresas organizar todo, desde el capital de trabajo para los proveedores hasta los envíos de productos desde fábricas lejanas.
Michael Kobori, vicepresidente de sustentabilidad de Levi Strauss, dijo que la empresa ahora dependía en menos vendedores y más capaces, y que tenían una historia de relación con un promedio de 10 años con sus principales contratistas.
La semana pasada la empresa les dijo a los contratistas sobre el esquema y ya ha recibido expresiones de interés, comentaron. Si el programa piloto con la IFC funcionaba, dijo Kobori, Levi Strauss estaría comprometido a ayudar a expandirlo al resto de la industria textil y del vestido como parte de una «carrera global para lo mejor» en estándares.
Rachel Wilshaw, gerente de comercio ético de Oxfam, dijo que ofrecer incentivos a los proveedores para mejorar las prácticas era una buena idea. Pero que funcione depende de la manera como Levi Strauss y la IFC vayan a monitorear a los proveedores.
«Los problemas estarán en el proceso más que en el incentivo», dijo.
Levi Strauss, una empresa de propiedad privada, afirma que exige a sus proveedores que cumplan con algunos de los estándares laborales más estrictos en la industria textil y del vestido y que emplea inspectores de tiempo completo para visitar las fábricas de todo el mundo. También es raro entre las marcas de la moda publicar una lista completa de las fábricas y proveedores que utiliza en todo el mundo.
Sin embargo, en el pasado ha tenido algunos capítulos oscuros. A principios de la década de los 90, Levi Strauss fue acusado de utilizar mano de obra de prisiones chinas para fabricar ropa. Poco después retiró durante cinco años su producción de China por motivos de derechos humanos, convirtiéndose en un ejemplo, décadas antes de Google, de los peligros potenciales de hacer negocios en China.
Fuente: Milenio