Creo recordar que era Jean-Paul Sartre quien decía que el hombre nacía libre, responsable y sin excusas. Esta reflexión me ha venido a la memoria al leer el último informe que EIRIS acaba de publicar, en el que afirma que algunas de las principales empresas a nivel mundial de determinados sectores continúan teniendo serias dificultades para aplicar en sus cadenas de suministro las normas fundamentales del trabajo de la OIT.
Esto es cuanto más relevante para la empresa global a tenor de las últimas estadísticas que indican que la mitad de las personas empleadas en el mundo trabaja en países que no han ratificado los principales convenios de la OIT (China, India, Estados Unidos o México, entre otros) lo cual implica delegar a la empresa una importante responsabilidad a este respecto.
Y es que cada vez más analistas sostienen que es un error considerar el respeto a los derechos laborales como un coste. De hecho, los derechos laborales son la herramienta disponible más eficaz para que las empresas contribuyan desde su área de influencia a la promoción de los derechos humanos.
El derecho al trabajo digno, de acuerdo con los estándares internacionales, es un derecho fundamental e imperativo para el desarrollo de todas las sociedades, y debería ser la columna vertebral de las políticas de RSE de la empresa en su actividad exterior y en la cadena de suministro.
La prohibición del trabajo infantil, del trabajo forzoso y de la discriminación así como el respeto a la libertad de asociación y negociación son algunos de sus pilares. Diversos artículos que la Harvard Law School ha publicado recientemente relacionan estas disfunciones con el riesgo financiero y concluyen que la reputación, así como el valor de la empresa y la motivación y productividad de los empleados, pueden verse seriamente afectados.
Uno de los artículos añade incluso que algunos analistas de Wall Street concluyen que las denuncias relacionadas con estos temas han tenido un impacto en el rendimiento financiero de las empresas implicadas.
Es cierto que a menudo es difícil conocer el grado de respeto de los derechos laborales en el conjunto de nuestros proveedores también como consumidores individuales pero también lo es que existen en la actualidad sistemas de gestión y tecnologías que permiten caminar hacia la excelencia en este ámbito.