Comenzaron con el cultivo de amaranto, nopal, maíz, miel y hortalizas. Hoy realizan todos los procesos de la cadena productiva, incluida su comercialización, y son quienes elaborarán los dulces sanos, que a partir de agosto próximo comenzarán a sustituir en las cooperativas escolares a las frituras y refrescos.
Encarnación de la Rosa Camacho heredó de su padre la tradición de sembrar el amaranto y procesarlo a pequeña escala. Ahora forma parte de la Integradora de Amaranto Quetzalcóatl Tulyehualco, que aglutina a tres cooperativas y ha recibido recursos de las secretarías de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec) y de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación de México (Sagarpa) para llevar su producción a mayor escala.
Antes elaboraba los productos en el patio de su casa, en un espacio de cuatro por cuatro metros, pero desde hace un año su esposa, familiares y vecinos trabajan en una construcción nueva donde transforman el amaranto que cosechan en 20 atractivos productos.
Las barras de amaranto natural y con chocolate, el pan, el polvorón, la galleta, las obleas, el bombón con chocolate y amaranto, las palomitas con amaranto y miel, los churritos con chile, la pepitoria, son ofrecidos al mayoreo y menudeo en su punto de venta: la tienda Yolotzin, ubicada en el centro de Tulyehualco.
Todos los productos que tienen, pero en presentaciones de menor dimensión, son los que harán llegar a los niños, si resultan seleccionados para contribuir en las labores de combate a la obesidad.
Rosa María Pérez, esposa de Encarnación, explica que por ahora elaboran 200 piezas de pan al día, 100 paquetes con tres polvorones, así como alrededor de 200 paquetes de bombones e igual número de pepitoria, pero una vez que comiencen a recibir la demanda de las escuelas la producción aumentará.
Nopal, mucha fibra
En Milpa Alta, Javier Laurrabaquio se dedica a procesar el nopal maduro, que tiene más fibra que el tiernito.
Tiene una incipiente empresa, denominada Meganopal, que fue dotada por Sagarpa y Sederec de maquinaria para trabajar a gran escala y con la que en poco tiempo espera convertirse en distribuidor de néctar, juegos, harina y tortillas de esta cactácea.
En los refrigeradores tiene néctar y jugos de nopal combinados con naranja, toronja, frutas tropicales, piña y guayaba, que en presentaciones de 250 mililitros planea introducir en los planteles.
A través de la Sociedad de Producción Rural Bajiba elabora 560 botellas a la semana, pero su plan es ambicioso y desea aprovechar gran parte de las 250 mil toneladas de nopal que se tiran cada año en esta región porque no pueden ser colocados en el merado.
Miel y sus derivados
Agripino Ávila Rojas cultiva la miel desde hace 17 años y de ese proceso obtiene polen, jalea real, cera de abeja, propóleo y veneno, que manufactura para convertir en jabones, cremas, jarabes, enjuagues, champú, pomadas y granola.
En su hogar, ubicado en San Pablo Ototepec, en Milpa Alta, realiza todo el proceso de transformación y comercializa con buena aceptación las gomitas, perlas de miel, chupones, popotes con propóleo y chile, así como paletas.
De los 74 apicultores que hay en esta delegación, Agripino es uno de los tres que se encuentran certificados por la Sagarpa en el cumplimiento de buenas prácticas de producción de miel.
Amelia Olmos y sus seis hermanos se dedican a la elaboración de galletas, panes, flanes, esquites, atole, chileatole y tamal, todo a base de elote. La tradición la heredaron de sus padres y ahora Ángela, Isabel, María Eugenia y Amelia son conocidas como el Grupo de Mujeres Eloteras de Topilejo, en la delegación Tlalpan, organizadoras también de la Feria del Elote.
Sus tres hermanos varones se dedican a la siembra y a la venta de lo que ellas elaboran, productos que en menor tamaño pretenden hacer llegar a las escuelas públicas de la capital.
De la cosecha de maíz que obtiene la familia, se abastecen para elaborar la mercancía que venden en todos los mercados de Azcapotzalco, excepto en el central, en donde la misma delegación se los ha impedido.
Margarita García, responsable de Proyectos Especiales de la Sederec, explica el gobierno local planea introducir en el próximo ciclo escolar productos sanos en las escuelas y la propuesta planteada es que sean derivados del amaranto, nopal, maíz, miel y hortalizas.
Para ello los productores tendrán que elaborar presentaciones atractivas para los niños que no pierdan sus características nutricionales.
Además junto con la Asamblea Legislativa, prepara toda una campaña para cambiar los hábitos de consumo entre los estudiantes.
Con ese propósito se elaboran volantes y trípticos con información nutricional de los productos que se consumen en el campo, según María Rosa Márquez, titular de la Sederec, quien afirma que ya se estableció contacto con varios comités de padres de familia para comenzar a trabajar en las escuelas y realizar las presentaciones de los distintos productos que son más nutritivos.
Según Martí Batres, secretario de Desarrollo Social capitalino, ya se estableció contacto con dos mil 300 planteles para integrar las redes escolares e impulsar la campaña para conseguir un cambio en los hábitos de consumo. Las pláticas con nutriólogas del servicio de Localización Telefónica (Locatel) de manera presencial, ya se han calendarizado y han sido bien recibidas, afirma.
Técnicas sin refresco
Mientras todas estas acciones que pretenden combatir la obesidad entre los estudiantes de nivel básico de la capital se encuentran en proceso, en las secundarias técnicas se ha instruido desde tiempo atrás a los directivos a evitar la venta de refresco y frituras.
Manuel Salgado, director general de este sistema, que aglutina a 120 planteles con 132 mil 800 alumnos, asegura que: “tiene como más de un año que les pedimos que no los vendieran”.
Explica que aunque se ha tratado de sacar las frituras se tiene que ir más por el convencimiento, que la gente sepa del daño que le hace consumir estos productos en su salud: “las sacamos de aquí pero hay en otras escuelas un montonal de jóvenes, de puestos que están afuera e inclusive eso es más riesgo porque les venden otras cosas”.
El Universal – df-edomex, p. C5
