Alexis Bravo
La donación de alimentos y bebidas que empresas han realizado durante esta emergencia por COVID-19 ha sido un alivio inmediato para sectores vulnerables de la población pero también ha evidenciado la urgencia de definir criterios que regulen este tipo de contribuciones, pues en algunos casos se entregan productos ultraprocesados o de baja calidad nutricional, que lejos de ayudar agudizan problemas de fondo como la inseguridad alimentaria, la desnutrición, el sobrepeso, la obesidad y la diabetes.
En México, la prevalencia de sobrepeso y obesidad alcanza en 75.2% a la población adulta y en 35.2% a la infantil. “Es necesario monitorear de manera sistemática las estrategias que utiliza la industria alimentaria para interactuar en las políticas de salud y promover sus productos”, afirmó Mariel White, investigadora del Centro de Investigación y Nutrición del Instituto Nacional de Salud Pública.
Durante el panel “Obesidad y COVID-19: el papel de la industria de ultraprocesados”, organizado por El Poder del Consumidor, se recordó que está comprobado que la COVID-19 se agrava en personas con obesidad y con sistemas inmunológicos débiles, los cuales se debilitan aún más si no hay una alimentación rica en nutrientes.
Ante esto, se urgió al Estado a poner especial cuidado para regular los criterios de los alimentos y bebidas que llegan a las poblaciones vulnerables mediante donaciones, en especial en casos de emergencias como el actual.
Ana Larrañaga, investigadora de la Coalición ContraPESO, opinó que las autoridades tendrían que estar enfocadas en proteger el derecho a la salud de los sectores vulnerables, ya que algunas marcas pueden aprovechar este tiempo de crisis para posicionarse a través de la donación de productos alimenticios de pobre aporte nutricional.
Como ejemplo se señaló que la empresa Coca-Cola ha canalizado donaciones entre las que se observan bebidas con alto contenido de azúcar o productos ultraprocesados. Incluso las donaciones son agradecidas publicamente por autoridades y referidas como “litros de hidratación”.
Este problema afecta de manera particular a la población infantil, que se encuentra en una situación aún más vulnerable ante las donaciones de sustitutos de leche materna, lo que genera entre los menores una preferencia por las fórmulas y complica la lactancia materna, cuando ésta debiera ser priorizada como fuente de alimentación durante la primera etapa de vida, aseguró Xaviera Cabana, integrante del International Baby Food Action Network México.
Las panelistas del foro concluyeron que las donaciones son útiles y necesarias siempre y cuando se trate de alimentos naturales y de alto valor nutricional.
Llamaron a las empresas a ser cuidadosas con lo que donan y a las autoridades a promover una regulación adecuada que proteja de los productos chatarra a las poblaciones vulnerables que están más expuestas a esta pandemia y a cualquier emergencia posterior.