El año 2006 debería pasar a la historia como fecha clave, un punto de inflexión en la transformación de la cooperación para el desarrollo y la acción social a nivel mundial.
La revolución venía gestándose desde los ochenta, tomó fuerza en los noventa y se materializó en la primera década de los 2000. Y es en 2006 cuando tres hitos simbólicos marcan el comienzo de una nueva era: la transformación de Bill Gates de empresario a filántropo, el Premio Nobel a Muhammad Yunus y la publicación de La fortuna en la base de la pirámide, deC. K. Prahalad.
La decisión de Gates consolidó el proceso de profesionalización en la gestión de las fundaciones y la filantropía. El reconocimiento a Yunus legitimó, más allá de las microfinanzas, el concepto mismo del emprendimiento social. Y el libro de Prahalad dio un giro copernicano a la concepción de la responsabilidad social en las empresas.
En junio de 2006, Bill Gates, uno de los hombres más ricos del mundo, anunció su intención de abandonar su puesto directivo en Microsoft para dedicarse de lleno a labores filantrópicas a través de su fundación, que ya entonces disponía de un patrimonio de más de 30.000 millones de dólares.
Al poco tiempo, su amigo y también multimillonario Warren Buffett anunció su intención de doblar los recursos de la FundaciónGates mediante una donación de otros 30.000 millones de dólares en acciones de su empresa Berkshire Hathaway.
Ese mismo año, la Fundación Gates distribuyó casi 1.900 millones anuales en ayudas al desarrollo internacional, la salud y la mejora de la educación secundaria en Estados Unidos, y las contribuciones han ido aumentando hasta superar los 3.000 millones este año.
La Fundación Gates está teniendo un efecto transformador en el mundo de la filantropía, ya no por la cuantía de sus contribuciones, sino por sus procesos de análisis, decisión y evaluación de resultados.
Gates no duda en trazar un paralelismo entre su labor enMicrosoft y en su Fundación. Ambas organizaciones buscan soluciones innovadoras, ambas necesitan equipos multidisciplinares diversos, ambas necesitan de un talento humano superior y ambas siguen un enfoque estratégico y basado en la evidencia de los resultados. Este enfoque profesional, analítico, estratégico y enfocado a resultados es uno de los aspectos claves de la nueva filantropía.
En octubre de 2006, el Comité Nobel Noruego anunciaba la concesión del PremioNobel de la Paz aMuhammad Yunus por sus esfuerzos en “crear desarrollo económico y social desde abajo”.
El premio suponía un reconocimiento histórico a toda una clase de activistas sociales modernos, que se han venido a denominar emprendedores sociales, por su habilidad de aplicar mecanismos empresariales a la resolución de problemas sociales complejos desde abajo.
Los emprendedores sociales crean soluciones innovadoras y económicamente autosostenibles a problemas sociales o medioambientales complejos mediante la creación de nuevas empresas que proporcionan productos y servicios no disponibles en el mercado. Al igual que el emprendedor de negocios, el emprendedor social es ingenioso, pragmático y oportunista.
Sin embargo, el emprendedor social considera el beneficio económico no como un fin, sino como un medio de generación de recursos al servicio de una causa social: la reducción de la pobreza, la mejora de la salud o la educación, la justicia social o la igualdad de oportunidades.
El logro de Yunus consistió en crear el primer gran microbanco, Grameen, en Bangladesh: una entidad financiera que proporciona préstamos y otros servicios financieros amillones de personas marginadas con el objetivo de ayudarles a salir de la pobreza por sus propios medios.
Su ejemplo ha inspirado a cientos de organizaciones similares en otras partes del mundo. En 2007, una de ellas, Banco Compartamos, llevó el concepto de empresa social aún más lejos, al empezar a cotizar en la Bolsa mexicana.
El éxito de Grameen, de Compartamos y de cientos de otras empresas sociales ha demostrado que las reglas de juego de la empresa y el mercado pueden ponerse también al servicio del desarrollo económico y social.
Los llamados modelos de la base de la pirámide ofrecen un marco conceptual y de acción muy diferente a los modelos tradicionales de responsabilidad social de la empresa, los cuales entendían la acción social en términos de filantropía y, como mucho, fuente de reputación y marca. C.K. Prahalad, por contra, abre una nueva manera de entender la acción social como acción empresarial, innovación y desarrollo de negocio.
Gates, Yunus y Prahalad son símbolos de una nueva era de la acción social y ponen de manifiesto las claves de los nuevos modelos de desarrollo económico: la visión del mercado como solución, y no sólo como problema; la toma de decisiones basada en el análisis y la ciencia, y no sólo en la pasión personal; la búsqueda de soluciones descentralizadas y de abajo arriba; la confianza en la iniciativa y el ingenio personal a la hora de buscar soluciones, en lugar de grandes políticas y decisiones institucionales; la percepción de la empresa como herramienta central de desarrollo, no como agente ajeno y quizá perjudicial, y la percepción de la acción social por parte de la empresa como oportunidad, y no como caridad o responsabilidad social.