El coro de voces que se pronuncia sobre RSE hoy en el mundo ha crecido en número e intensidad en los últimos años. Grupos de interés primarios y secundarios de toda índole han dicho lo suyo sobre la RSE.
Entre todos ellos, sin embargo, hay uno que se deja oír poco: nos referimos a los accionistas.
Lentamente, este escenario se está modificando, y algunas movidas de los últimos meses parecieran ir mostrando otro camino, en el cual las presiones de los accionistas, sobre todo en temas ambientales y laborales, se comienzan a sentir. Aquí un análisis y una descripción de las principales tendencias que vinculan a los accionistas e inversores con la RSE en el panorama actual.
El coro de voces que se pronuncia sobre RSE hoy en el mundo ha crecido en número e intensidad en los últimos años. Grupos de interés primarios y secundarios de toda índole han dicho lo suyo sobre la RSE.
Entre todos ellos, sin embargo, hay uno que se deja oír poco: nos referimos a los accionistas.
Ya es un clásico profusamente transitado por la literatura de la RSE aquella cita de Milton Friedman que decía que la única responsabilidad de una empresa era generar ganancias para los accionistas. Mucha agua ha corrido bajo el puente desde que el premio Nobel se despachara con aquella provocación. Sin embargo, son pocos los expertos en RSE que podrían describir con claridad cuál es la visión que los accionistas tienen de la sustentabilidad y la RSE.
En 2004 el Publicitario sin Frontera Guillermo Caro, se pronunciaba desde un artículo exclusivo para ComunicaRSE a favor de lo que él denominaba la necesidad de la Responsabilidad Social de los Accionistas (RSA)
Poco a poco, este escenario se está modificando, y algunas movidas de los últimos meses parecieran ir mostrando otro camino, en el cual las presiones de los accionistas, sobre todo en temas ambientales y laborales, se comienzan a sentir.
Esta semana se conoció que Ceres (fundadora del GRI junto al PNUMA en 1997) de la mano de diversos inversores institucionales ha publicado nuevas directrices para la divulgación del cambio climático dentro del sector del petróleo y gas y, además, pidieron a las compañías fortalecer sus informes sobre los riesgos y oportunidades del cambio climático y la evolución de la regulación.
La propia organización GRI publicó en marzo de 2009 la Guía “Llegar a los Inversores. Comunicando Valores ASG” en la que procura clarificar a potenciales inversores individuales e institucionales el alcance y la materialidad de su conjunto de estándares de reporte de RSE conocido como G3. “Queremos cerrar la brecha que existe entre la información ambiental, social y de gobierno corporativo y los inversores”, dice el prólogo.
Información no les faltará. Proliferan por todas las latitudes distintos índices de sostenibilidad que ayudarán en su momento a que los inversores éticos y responsables tomen mejores decisiones. Dow Jones, FTSE, Bovespa: hay rankings para todos los paladares.
Muchas veces se ha vuelto sobre la famosa cita del juez de la Corte Suprema de EE.UU. Louis Brandeis, quien dijo: «no hay tal cosa en mi mente como que los accionistas son inocentes. Los accionistas pueden ser inocentes de hecho, pero socialmente no pueden ser considerados inocentes. El accionista acepta los beneficios del sistema. Es su negocio y su obligación ver qué los que lo representan lo llevan a cabo a través de una política que es coherente con el bienestar público».
El concepto de responsabilidad del accionista es ya lo suficientemente importante como para haber sido incluido entre los Principios de las Naciones Unidas para la Inversión Responsable (PRI). El segundo de los Principios es: «seremos propietarios activos e incorporaremos las cuestiones de ASG en nuestras políticas y prácticas».
Un signatario del PRI, The Corporate Library ha desarrollado recientemente una Guía de voto por Delegación para ayudar a los accionistas a entender la relación entre las normas laborales y el riesgo de inversión, y decidir si se debe o no apoyar las propuestas que aborden las normas laborales en sus empresas de cartera.
Para determinar si una propuesta relativa a las normas del trabajo es aplicable a empresas de su cartera, la guía recomienda a los accionistas evaluar aspectos como porcentaje de los ingresos afectados, el impacto de la cuestión en las operaciones comerciales, el impacto estratégico y el riesgo de reputación.
”Con el fin de determinar si su cartera de empresas están abordando la cuestión de manera adecuada, los accionistas deben buscar la presencia de las normas internacionales como marco para la política corporativa, la transparencia en el tratamiento de las controversias, la participación de múltiples partes interesadas, y el uso de auditores independientes para determinar el cumplimiento”, sostiene el documento de la ONU.
Ni que decir de lo que en el entorno de los países desarrollados se conoce como Activismo Accionarial, es decir, grupos de ONG ( el caso paradigmático es Oxfam) que se constituyen en accionistas minoritarios de las empresas y desde la propia Asamblea de Accionistas critican duramente lo que las compañías hacen mal. Es ampliamente reconocido que gracias a la intervención de Intermon en España empresas como Repsol y BBVA han mejorado diversas prácticas sociales y ambientales.
Semanas atrás informamos desde nuestra sección destacada cuando por segundo año consecutivo un grupo de accionistas emitió una resolución donde se le recomienda a la empresa Apple la “inmediata publicación de una Memoria de Sosteniblidad donde informe y transparente su política de reducción de impacto ambiental”.
Estos mismos grupos también le habían sugerido conformar un Comité de Sustentabilidad hace dos años. Ambas propuestas fueron descartadas por Apple hasta el momento. El Gobierno de Nueva York, el Fondo de Inversión Calvert y la organización de accionistas As You Sow fueron parte de las instituciones que presionaron sobre la empresa de tecnología. El tema fue incluido en el orden del día de la próxima Asamblea Anual de Accionistas 2010 que se realizó el 25 de febrero en Nueva York.
Una definitiva consolidación de la RSE como factor estratégico de las empresas va a estar dado, sin lugar a duda, por la presión efectiva que puedan realizar los accionistas e inversores. Tal vez sea e esta presión, junto a la que eventualmente puedan ejercer los consumidores, donde se juegue buena parte del destino de la sostenibilidad.