Por Antonio Tamayo Neyra
Si bien el valor de una empresa se mide en gran parte por la contabilidad, sistema creado por el franciscano Luca Paccioli en el ya muy lejano 1494, en donde se asientan valores concretos y materiales de las transacciones monetarias y financieras, es posible considerar que ese valor de la empresa está empezando a tomar en cuenta factores intangibles que también suman.
En retrospectiva, tal vez en los últimos 20 ó 25 años y de manera creciente, se han ido agregando aspectos que antes se desdeñaban o simplemente ignoraban por considerarse que no daban ninguna aportación; y por otra parte, algunos que se manejaban como vitales o muy importantes han comenzado a desvalorarse.
En el primer caso se encuentran factores eminentemente humanos, concretamente son la confianza, la ética y todo lo relacionado al compromiso social; en otras palabras, el valor de una empresa ya no es solamente los activos fijos o las inversiones monetarias, aspectos que se han ido desvalorizando en gran medida por los cada vez más rápidos avances tecnológicos.
Por esto que hemos visto en el pasado reciente, es ya un hecho que el valor de una empresa está cada vez más ligado en mucho por la forma como es percibida por la sociedad en general, por los inversionistas en particular, y primordialmente por su grado de compromiso con sus grupos de interés, ya sean proveedores, personal y clientes.
Esa percepción se refiere concretamente a los aspectos antes mencionados como la confianza y el compromiso social principalmente, estos temas primordialmente generan algo llamado Valor Social, así en mayúsculas, valor que ha venido adquiriendo más importancia con el paso de los años, y que ni siquiera era considerado en los libros de administración o economía en el siglo pasado.
Este Valor Social que no aparece en el estado de resultados ni tiene ninguna partida contable, y que es algo intangible, también suma o aumenta el valor monetario de cualquier organización. Esto que ya se empieza a ver con cierta naturalidad, puede ser considerado como algo distorsionado, es decir: ¿Cómo algo intangible puede aumentar el valor monetario de la empresa?
Tal vez esto se deba a que ahora ya se ha empezado a revalorar ese compromiso social y la responsabilidad que surge de este compromiso. En retrospectiva nuevamente, durante muchos años que abarcan siglos, lo material y su valor en dinero fue y todavía sigue siendo el paradigma imperante, pero, aspectos como la confianza que no pueden ser vistos de manera tridimensional, de alguna manera indirecta puede ser vista de manera concreta a través de la forma como es reconocida y aceptada una organización a través de sus ventas por ejemplo, o bien por el valor monetario que le otorgan los inversionistas. Algo similar sucede con el compromiso social.
Ese compromiso social considera además de la responsabilidad como antes se mencionó, también la aportación por parte de la misma empresa de los valores que maneja en su operación como la ética, y que son asimilados por la sociedad en general a través de sus grupos de interés.
De forma optimista, es posible que estemos entrando en una época en que lo social sea lo primordial y no solamente lo monetario.
Seguiremos platicando …
Antonio Rey Tamayo Neyra
Dedicado al periodismo de investigación desde 1987 especializado en temas socioeconómicos. Desde 1991 colabora en el periódico El Financiero como Coordinador Editorial y Redactor de Proyectos Especiales, además de colaborar en otros medios. Desde el 2002 involucrado en la Responsabilidad Social, escribiendo y realizando proyectos editoriales de este tema, y además documentando las actividades de las empresas (tipo caso) También es profesor de posgrado e imparte capacitación en relacionales laborales. Licenciado en Administración por el Instituto Tecnológico Autónomo de México; su preparación profesional posterior incluye un Diplomado en Responsabilidad Social en el Tecnológico de Monterrey, y un Curso del mismo tema en la Universidad Abierta de Cataluña. Actualmente estudia la Maestría en Sociedad de la Información y el Conocimiento en la Universidad Abierta de Cataluña.