Todos los startups pasamos por ese momento emocionante de planeación y diseño de nuestras organizaciones. Típico: convocas a los interesados a un retiro y llevas post-its, plumones, pizarrones, proyector y más. Todos aportan ideas y salen sumamente motivados.
Ahí se define lo que vamos a hacer, cómo lo vamos a hacer y con qué. Esto se aterriza en la misión y vale la pena dedicarle el tiempo y análisis necesarios para que quede bien, aunque no siempre sucede.
Así que a continuación te comparto 5 ejemplos de lo que no se debe hacer a la hora de redactar una misión:
1. No expresar todos y cada uno de los componentes de la filosofía de la organización. Recientemente, me topé con la misión de una universidad que estaba conformada por 60 palabras, de las cuales 12 eran adjetivos calificativos. No se trata de incluir en la misión todos los objetivos específicos de la organización. Se trata más bien de inspirar y alinear a las personas que deben de cumplirla.
2. No ser extremadamente concreta, al punto de que no permita libertad de movimiento. Muchas organizaciones sociales, que tratan de profesionalizarse caen en el grave error de redactar una misión sumamente específica. Incluyen prácticamente todo su modelo operativo. Esto puede cerrar las posibilidades de innovación y crecimiento. Lo específico puede incluirse en el plan estratégico. Cada cosa en su lugar.
3. Tampoco debe ser sumamente abierta, al punto de no decir nada. Hace poco encontré una misión así: «Hacer del mundo un lugar mejor y generar clientes felices». Nunca supe lo que hacían, hasta que me explicaron que era una cadena de farmacias. La misión debe establecer tu actividad, lo que te distingue de los demás.
4. Carecer de originalidad. A veces, lo más sencillo para redactar nuestra misión es revisar las de otras organizaciones famosas y copiar su idea, estructura o términos. Esto nos hace comenzar con el pie izquierdo. Nuestra misión debe plasmar nuestra propia razón de ser, que es muy distinta a las demás. Esto nos hace especiales, únicos y relevantes. No copies, haz un esfuerzo y sé original.
5. No tener una redacción mediocre. Vale la pena pasar por todas las complicaciones necesarias para redactar la misión. Es importante ser claros, no cometer faltas de ortografía y utilizar la puntuación correcta. Esto es más común de lo que crees.
¿Entonces, cómo la redacto? Si bien la misión es tan personal y única como cada organización, hay algunas condiciones que deben cumplirse en las misiones de las organizaciones:
- Combina inspiración con acción. Trata de que tu enunciado sea provocativo, que motive a todo el que lo lea y que al mismo tiempo pueda darles un indicio de lo que deben conseguir con su trabajo.
- Que se cumpla en el día a día y a lo largo del tiempo. Una misión debe ser lo suficientemente retadora para llevar a la organización a crecer a largo plazo, pero bastante sencilla para poder cumplirla con pequeñas acciones diarias de cada persona.
- Sé breve. No se trata de hacer un manual, sino un enunciado que sea fácil de recordar y poner en práctica.
- Que la pueda entender todo el mundo. Antes de redactar en piedra tu misión, haz que la lea todo tipo de gente. Elige personas de distintas edades y procedencias y pregúntales qué entienden. Si alguna palabra o estructura genera confusión, corrígela.
Lo cierto es que la práctica de contar con una misión para las organizaciones es necesaria, mas no lo más importante, ya que hoy por hoy la esencia, intención y filosofía de una OSC se deben expresar en cada uno de sus proyectos, políticas y programas. Pero la misión siempre es un muy buen inicio y una forma fácil de ayudar en el futuro a tomar decisiones difíciles.
Diego Parada Herrera
Comunicólogo, maestro en RS y presidente de Vuela Fundación.