El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático es considerado como el estándar de oro de la ciencia climática. ¿Pero el mundo le presta atención?
¿Qué es el IPCC?
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) es un organismo de las Naciones Unidas con sede en Ginebra, establecido en 1988 por la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, con el fin de determinar el estado sobre el cambio climático.
IPCC tiene más de 190 países miembros, sus informes se redactan y revisan en varias etapas para garantizar su calidad, y los gobiernos miembros firman las versiones finales.
Para cada informe, IPCC reúne a cientos de científicos de alto nivel de todo el mundo.
Informe especial del IPCC sobre cambio climático y suelo
El año pasado, IPCC advirtió sobre la inminente crisis climática. Este año, hace un llamado para salvar a los bosques antes de que se agote el tiempo. El informe representa una lista de recomendaciones sobre cómo las personas, los científicos y los encargados de formular políticas deben configurar sus prioridades.
La conexión entre cómo se usa el suelo y su efecto sobre el cambio climático es el foco del último informe.
El reporte especial sobre el cambio climático y el suelo, describe las dietas basadas en plantas como una gran oportunidad para mitigar y adaptarse al cambio climático, también incluye una recomendación de política para reducir el consumo de carne.
No muestra un futuro prometedor: si el calentamiento global va más allá del límite de 2 grados centígrados establecido en el Acuerdo de París, lo que probablemente sucederá es que la Tierra se convertirá en desierto, la infraestructura se derrumbará a medida que se derrite el permafrost, y la sequía y eventos climáticos extremos pondrán en riesgo el sistema alimentario.
Destaca la necesidad de preservar y restaurar los bosques que absorben carbono del aire, y las turberas que liberan carbono si se excavan. El ganado criado en pastos creados al despejar bosques es particularmente intensivo en emisiones.
Hallazgos clave del informe
Estas son las principales conclusiones del informe:
La población sigue creciendo y, con ella, el consumo
Esta tendencia solo aumentará en el futuro cercano, pero los recursos del planeta son limitados y el suelo no es una excepción.
El uso de la tierra representa alrededor del 23% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Las emisiones de CO2 provienen principalmente de la tala de bosques para nuevas tierras agrícolas, y las emisiones de metano de los campos de ganado y arroz.
Si las emisiones continúan aumentando al ritmo actual, la seguridad alimentaria estará en grave riesgo por factores que incluyen la interrupción de las cadenas alimentarias, resultado de fenómenos meteorológicos extremos y una disminución en el rendimiento de los cultivos.
En un escenario de calentamiento de 1.5 grados, se proyecta que 178 millones de personas sufrirán de falta de agua y desertificación para 2050. En un escenario de calentamiento de 2 grados, ese número aumenta a 220 millones de personas en todo el mundo durante el mismo período de tiempo.
Si los esfuerzos mundiales logran un cambio hacia un uso más sostenible de la tierra, los suelos y los árboles podrían desempeñar un papel determinante cuando se trate de reducir las consecuencias del cambio climático.
El sistema de producción de alimentos necesita una revisión importante
«Entre condiciones climáticas extremas como sequías e inundaciones crecientes, demanda de biocombustibles y poblaciones en crecimiento, un mundo en calentamiento trae la posibilidad de una gran crisis alimentaria», advierte el informe.
Obtener suficientes recursos para alimentar a una población mundial, se ha convertido en una preocupación para los responsables de la formulación de políticas, se espera llegue a 10 mil millones de personas para 2050.
No obstante, los científicos advierten que si continuamos talando bosques para aumentar la producción de alimentos, el cambio climático solo empeorará.
Los humanos afectamos a más del 70% de la tierra libre de hielo, una cuarta parte de esta tierra está degradada. La forma en que producimos alimentos y lo que comemos contribuye a la pérdida de ecosistemas naturales y la disminución de la biodiversidad, dijo Valérie Masson-Delmotte, co -presidenta del IPCC.
El cambio climático aumenta la frecuencia e intensidad de las sequías, inundaciones y olas de calor, lo que puede destruir irreversiblemente los ecosistemas naturales y provocar escasez de alimentos, además, crea un círculo vicioso de retroalimentación.
Las temperaturas más altas promueven la degradación de la tierra a través de la sequía, la desertificación, el aumento de los mares, y la promoción de incendios forestales como los que actualmente arden en Amazona, Siberia y Groenlandia. Esto aumenta la cantidad de gases de efecto invernadero que liberan las masas de tierra, lo que acelera aún más el calentamiento global.
«Cuando la tierra se degrada, reduce la capacidad del suelo para absorber carbono, se exacerba el cambio climático y la degradación de la tierra de muchas maneras. Hoy en día 500 millones de personas viven en áreas que experimentan desertificación», dijo Masson-Delmotte.
«El hecho de que más de mil millones de toneladas de alimentos nunca se consuman mientras una de cada nueve personas se acuesta con hambre es una parodia», dijo Claire Kneller, jefa de alimentos de WRAP.
Los expertos dicen que si actuamos de manera rápida y ambiciosa, no tendremos que elegir entre bosques y alimentos.
La agricultura inteligente es una solución
«La conclusión será que necesitamos encontrar mejores formas de gestionar lo que ya tenemos», dijo Bruce Stein, científico jefe de la Federación Nacional de Vida Silvestre.
Stein señaló técnicas como la agricultura regenerativa como una opción de agricultura sostenible.
El término describe un enfoque holístico para cultivos que incorporan la integración de la cubierta arbórea, el uso de cultivos de cobertura, la rotación de la agricultura y la dependencia del compostaje para mejorar naturalmente la tierra vegetal del suelo.
Todos necesitan estar involucrados
Este informe es el primero en recomendar el refuerzo de los derechos de propiedad de tierras indígenas como estrategia de mitigación del cambio climático.
Las comunidades indígenas, particularmente las de la Amazonía, han luchado durante mucho tiempo para obtener títulos de propiedad de sus hogares. La falta de títulos crea bases legales para que las compañías interesadas en usar los recursos de sus tierras puedan reclamarla como propia.
Al fortalecer los derechos indígenas, los bosques pueden manejarse mejor para el almacenamiento de carbono.
Los pueblos indígenas evitan que las industrias mineras y madereras arraiguen en sus tierras, y sus métodos agrícolas localizados a menudo son más sostenibles que los que practican las grandes empresas.
No tenemos tiempo que perder
Reducir las emisiones de los carros y la transición a fuentes de energía renovables ayuda a retrasar la liberación de emisiones. Sin embargo, la deforestación no solo emite carbono, también destruye los árboles que ayudan a limpiar el aire de esas emisiones.
El árbol promedio absorbe aproximadamente 48 libras de carbono al año, y grandes extensiones de bosque como la selva amazónica se consideran sumideros de carbono, ya que la región almacena mucho más carbono de lo que emite.
Si el Amazonas no es capaz de recuperarse, podría alterar significativamente el clima del mundo.
¿Qué podemos hacer?
Pedir a los agricultores que adopten nuevas técnicas agrícolas requiere dinero, y aprender nuevas habilidades puede ser desalentador para muchos.
“Creo que el mayor obstáculo es a menudo psicológico. La gente está acostumbrada a hacer las cosas de la misma manera”, dijo Stein.
«Incluso en la comunidad conservacionista, somos muy conservadores acerca de la forma en que manejamos las tierras, y vamos a tener que volver a examinar muchas de nuestras prácticas».
El informe es solo una de las muchas publicaciones de investigación que dicen que las personas deben cambiar la forma en que comen para mantener un planeta saludable.
Reducir el consumo de carne y disminuir el desperdicio de alimentos son dos áreas que el informe destaca como una forma en que las personas pueden vivir de manera más sostenible.
El informe recomienda una acción enérgica por parte de los gobiernos y las empresas, incluyendo eliminar la deforestación, la reforma de los subsidios agrícolas, el apoyo a los pequeños agricultores y obtener cultivos más resistentes.
No obstante, muchas de esas soluciones tomarían décadas para tener un impacto.